viernes, 22 de junio de 2012

hojas verdes

Quitar codicia, no añadir dinero,
 hace ricos los hombres, Casimiro;
 puedes arder en púrpura de Tiro,
 y no alcanzar descanso verdadero.
 Señor te llamas; yo te considero,
 cuando el hombre interior, que vives,
miro, esclavo de las ansias y el suspiro,
 y de tus propias culpas prisionero.
 Al asiento del alma suba el oro;
 no al sepulcro del oro l’alma baje,
 ni la compita a Dios su precio el lodo:
 descifra las mentiras del tesoro,
 pues falta (y es del cielo este lenguaje)
 al pobre mucho, y al avaro todo.



 Quevedo

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