La misma lógica del chanchito de
la fábula, cuando dice que no tiene el tiempo como para andar perdiéndolo, para
descuidarse de lo que tiene que hacer, la misma lógica que por elevación apunta
que lo mejor que puede pasar en una aldea es que cada cual se ocupe de los que
aprendió o de los que sabe, por omisión, que también por elevación es la lógica
del Antón pirulero en donde cada cual aprende su juego, es la lógica que
deberían absorber estos improvisados que aparecieron bajo la forma
institucional de empresarios de la aldea, con un documento fundacional donde se
ponen objetivos plausibles, generales, incuestionables, para alcanzar, pero por
parte de otros, no hay ninguna mención en esas líneas tan difundidas por
nuestros comunicadores truchos, a las responsabilidades que les competen como
los formadores de precios en primera instancia, y en consecuencia, como los
responsables en la largada de las variaciones exageradas, y sus mezquinas
actitudes de hacer pagar los costos de las disminuciones de sus beneficios a la
misma gente que les compra sus productos, claro que deberían copiarse de la
lógica del chanchito o de Antón para colocarse exactamente el sayo que les
corresponde, porque sino, como muchas de las cuestiones en la aldea, nunca se
alcanzarán las correcciones que se necesitan.
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