miércoles, 29 de febrero de 2012

hojas incompletas

El Huaschalocro: El quechua “Huascha” o “Guascha” o “Wascha” es el origen de guacha/o. Significa “que le falta”. Así como a la niña “guacha” le faltan los padres, al huaschalocro o “guacholocro” se le llama así porque le faltan ingredientes para ser un auténtico o completo locro.


¿Qué le falta? Maíz seco partido. Y en vez de maíz seco, lleva granos de choclo fresco. En gral. se lo cocina más asopado que el locro, que para ser un guiso se lo prepara más espeso (para esto, para que sea más espeso, más aguisado, se deja deshacer en el hervor más cantidad de zapallo y algunas veces también una batata). Se come comúnmente en el Noroeste argentino, Salta, Catamarca, Tucumán, Jujuy, etc., pero ya es el guiso popular de los argentinos. Tiempo de preparación: media hora




 Tiempo de cocción: una hora hirviendo en la olla, como mínimo.
Ingredientes para 8 personas: Choclos frescos: 2 Zapallo: ½ kg. Cebollones grandes: 2 Porotos alubias: ¼ kg. Batata: ¼ grs. Morrón 1 Verdeo 1 atado (200 grs.) Papa ¼ kg. Panceta y/o cuero de cerdo: 200 grs. Chorizo colorado “candelario” 200 grs. (opcional) Carne de cerdo (pechito, etc.) 200 grs. (opcional) Ají molido picante: 15 grs. (opcional) Pimentón: 25 grs. Sal gruesa a gusto Aceite o Grasa de Pella (lo justo para freir la cebolla)





Preparación: 1) Poner a remojar en agua con un poco de sal, los porotos, la noche anterior (cubrirlos con la misma). 2) Picar el morrón, el cebollón y la parte blanca del verdeo y freír en el aceite (o grasa), en el fondo de la olla donde se hará el guaschalocro hasta que la cebolla esté transparente. 3) Picar en cubitos la papa, la batata y el zapallo. 4) Echar los porotos con el agua (en total que sean dos litros) y salar a gusto, y el zapallo, para que éste, se deshaga en el agua, y echar los condimentos.


Hervir media hora. 5) Echar la papa. Seguir hirviendo hasta que cuando le falten 10 minutos de cocción, echar los granos de los choclos (desgranar los choclos con una cuchilla y echarlos al final porque el choclo comienza a endurecerse pasados los dos minutos de cocción. No sucede cuando es de lata, pero tiene menos sabor, claro). 6) Servir en plato sopero o en cazuela de barro esparciendo verdeo picado encima (o ciboulete) y agregar ají molido a gusto.



A Don Armando Tejada Gómez: “Me voy, estoy campante, soy la lengua del fuego, pero cuando fundemos la casa frente al sol, cuando entremos desnudos a tu cuerpo y mi cuerpo, tendremos que saber cómo se cuecen habas, cómo se pica el ajo, cómo se asa un pescado para que nos amemos con los viejos rituales que la sartén antigua escandaliza y fríe otra vez, otro día, otro amor, otro fuego y nos tenga paciencia porque somos muy jóvenes y no nos damos cuenta que la vida se quema.


 Entonces volveremos a tu casa y mi casa. Entraremos callados a la sabiduría. Yo hablaré con el viejo de huelgas y salarios Y tú entrarás al templo breve de la cocina. Y allí, sencillamente, como pollos mojados, Iremos aprendiendo a saborear la vida. Ese día sabré que el vino toca fondo Y en tus ojos maternos reirá la cebolla: Volverás de allí dentro trayéndome una lágrima Vegetal y profunda de mujer jubilosa.


 Todos nos reiremos del laurel hacia arriba, Desde la flor del tuco al estofado orondo, porque somos tan torpes que recién entendemos que el amor se cocina en el sueño y las ollas.”


De su libro “El canto popular de las comidas Vocabulario de cocina: Ullucos: cultivo prehispánico que se practica en las zonas andinas de más de 3.000 mtrs. Es un tubérculo pequeño, redondo o alargado, y de textura lisa (por lo que también lleva el sinónimo de papa lisa) de colores verde, morado, amarillo u overo. Es rica en minerales y vitamina C. Se prepara de la misma manera que los demás papines andinos. Su interior es verde o amarillo, y su sabor similar al de la remolacha pero sin ser dulce, con gusto a tierra, a humedad. Para utilizar en guisos o sopas es recomendable “chancar” los ullucos sin llegar a hacerlos puré, para que larguen todo su sabor a la comida sin quedar tampoco pedazos de sabor demasiado intenso. Es un alimento básico de los kollas y se los puede comer en restoranes típicos de Jujuy. Fuente: Juan Muñoz, cocinero andino de Tilcara.




Unos versos: “Para enojarlo al ají hay que golpearlo de modo que al diablo que tiene dentro se lo deje hablando solo” (popular) del blog la peña del colorado

martes, 28 de febrero de 2012

hojas húmedas

Cómo hacer carne a la olla Encuentra otros artículos relacionados a Cómo hacer carne a la olla en nuestra sección Hogar La carne a la olla es una de las maneras más tradicionales y sabrosas de cocinarla.

Con sencillos pasos lograremos preparar este plato, que es del gusto de todos. Y si no tienes receta, busca papel y lápiz y anota lo que te contamos a continuación: La carne a la olla se puede preparar virtualmente con cualquier corte, así se trate de primera, de segunda o hasta de tercera calidad. Sólo debes conocer algunos trucos para tratar la carne, y que resulte sabrosa y tierna.
Comenzaremos por limpiarla, eliminando grasas y tendones, o cualquier elemento que debamos sustraer del corte.


Usaremos un cuchillo bien afilado, para lograr cortes parejos, sin desgarrar la carne y sin hacer que pierda luego sus jugos. Luego de limpiarla bien, cortamos la carne en porciones de unos 7 centímetros. Deben quedar todos aproximadamente del mismo tamaño, para lograr una cocción pareja. Salamos estos cortes y los colocamos en un bol o una ensaladera de vidrio (es preferible evitar el uso de elementos de metal) y agregamos caldo frío (del sabor de preferencia), un chorrito de leche, un poco de aceite común y algunas especias a elección, incluyendo ají molido, laurel, orégano, pimienta negra (en granos y molida, sobre la carne o mezclada con la leche) y un toque de tomillo. Las especias pueden ser secas o frescas, picadas, para que liberen todas sus propiedades y su sabor.


 Mezclamos la carne dentro de este jugo, y cubrimos el bol o el contenedor con papel film de cocina. Llevamos a la heladera por algunas horas (mejor si ponemos a macerar la carne durante toda la noche), y la tendremos lista para prepararla en la segunda mitad de la mañana siguiente. Para la cocción, la mejor idea es hacerla al horno, dentro de un contenedor de barro con tapa. Si no contamos con uno con tapa, podemos ponerle papel de aluminio de cocina, para procurar un buen cierre que evite el escape del vapor; así no se resecará la carne. También podemos prepararla en una olla bien gruesa, en la hornalla. Para cocinar esta carne a la olla, untamos con poco aceite el contenedor (el de barro o la olla) y añadimos la carne, bien prolija, para que todas las piezas reciban igual calor. Incorporamos cubitos de papa, de batata y trozos grandes de cebolla, para dar más sabor aún. También se puede agregar pimiento rojo y verde.



Cuando coloquemos la carne en el contenedor, agregamos también el jugo de la maceración, pudiendo añadirle más caldo si fuese necesario. Ahora sí, llevamos a cocción, a temperatura media, por al menos una hora y media o dos. Si es posible, pondremos el horno o la hornalla a la menor temperatura, y cocinamos por más tiempo. Al servir esta exquisita carne a la olla, podemos acompañarla con papas al horno y ensaladas a gusto. Receta de lomo de cerdo asado al estilo cubano Manuales.com > Hogar > Cocina >



Recetas de Cuba Para preparar el lomo de cerdo asado al estilo cubano solo te hace falta un poco de paciencia y mucho limón.
Con muy pocos ingredientes y un buen trozo de lomo ibérico o de cerdo blanco quedará una jugosa y rica comida que se podrá acompañar con verduras, arroces y potajes. Ingredientes: Un trozo de lomo de ½ kilo Ajo Cebolla Limón o Naranja agria Sal Preparación: En un cuenco se exprime el zumo del limón y se le agrega 4 dientes de ajo, ½ cucharadita de postre de comino y media cebolla. Pinchamos la carne y la ponemos en la misma olla en la que se va a cocinar, agregándole el adobo y dejando que penetre en los agujeros. Se deja macerar la carne de un día para otro y transcurrido este tiempo se saca la carne de la olla y se dora en abundante aceite en una sartén.



Una vez que la carne este completamente dorada, se introduce en la olla con todo el adobo y el aceite que hemos utilizado, se cubre con agua y se le añade sal al gusto. Tapamos la olla y la dejemos que se cueza 15 minutos a fuego medio. Pasado este tiempo quitar la presión a la olla y darle la vuelta, asegurándose que esté blanda y volver a ponerla a fuego lento hasta que quede en su salsa. Debe prestar mucha atención para que la carne no se pegue. Servir la carne en una fuente y cortarla en rodajas agregando la cebolla en rebanadas, además de la salsa. Acompañar con Arroz congrí cubano arroz blanco.

lunes, 27 de febrero de 2012

hojas arrugadas

Ingredientes para Empanadas riojanas : Masa: 1 kg. de harina 200 gs. de grasa derretida Salmuera Relleno: 1/2 kg. de carne picada con cuchillo 100 gs. de grasa de pella picada con cuchillo 1/4 kg. de cebolla Sal y pimienta 4 pasas de uva por empanada 1/4 de huevo duro para cada empanada Conversor de medidas (pesos, volúmenes, temperaturas...)



Sobre la receta Empanadas riojanas Cómo hacer Empanadas riojanas paso a paso: Masa: Sobre la mesada de la cocina poner la harina en forma de corona, agregar la grasa tibia junto a la salmuera, ir uniendo hasta formar una masa suave y vea que forme globitos Separar trozos de masa, estirar y cortar los discos de empanadas de aproximadamente 15 cm de diámetro. Reservar. Relleno: Poner la grasa a derretir en una sartén y rehogar la cebolla, cuando esta se ponga transparente saltear la carne, retirar salpimentar y dejar enfriar. Cuando el relleno este bien frío, rellenamos los discos de empanadas.



Poner sobre la mesada un disco de empanada, agregar ene l centro una cucharada bien colmada de relleno, agregar 4 pasa de uva y 1/2 huevo duro picado, hacer el repulgue y hornear en horno previamente calentado durante 8 a 10 minutos.
Masa: harina, 1 kg; grasa de pella derretida, ½ cucharón; salmuera caliente, cantidad necesaria. Relleno: carne de cuadril picada a cuchillo, 1 y 1/2 kg; cebolla, 1 y 1/2 kg; morrón colorado, 1; papa, 1 mediana; cebolla de verdeo, 1 o 2 bien picadas; sal, pimienta ají molido, pimentón y comino a gusto; huevos duros, aceitunas y pasas de uva, optativos.







Preparación: Se pone la harina en la mesa en forma de
corona. En el centro la grasa de pella derretida bien caliente a la que se mezclará con un tenedor la salmuera también caliente. Cuando la mezcla esté tibia, se le irá incorporando la harina hasta formar una masa que se soba hasta que forme globitos, es decir que quede lisa y elástica. Con esta masa se hacen rollos largos y se van cortando bollitos que se estiran uno a uno para formar los discos con los que se armarán las empanadas. Por otra parte, para hacer el relleno se pone a rehogar la cebolla en aceite hasta que esté transparente.



Se agrega el morrón cortado muy fino y una vez bien mezclados se adiciona la carne. Cuando ésta pierde el color rojo, se pone la sal, el comino y el pimentón y luego las papas cortadas en cubitos. Cuando todo está más o menos cocido, se retira del fuego y se le echa la pimienta, ají molido y la cebolla de verdeo bien picadita. Si se desea, se puede agregar huevos duros picados finos, aceitunas (con o sin carozo, a gusto) y pasas de uva. Nota: para armar las empanadas el relleno debe estar frío. Es preferible hacerlo la noche anterior y tenerlo en la heladera o lugar frío hasta el momento de armarlas.



Si uno se refiere a los orígenes de las empanadas que se comen en Argentina, este parece estar en el pueblo de Persia muchos años antes de Cristo, de hecho, si uno prueba los clásicos fatay verán que en algún punto son muy parecidos a las actuales empanadas. La ocupación de los árabes en España hizo que esta comida se fuera difundiendo por todo el mundo. A Argentina llegaron de la mano de los colonizadores y se extendieron por toda la región adquiriendo diferentes características según la zona en que se cocine. Hay variantes más o menos jugosas, algunos le ponen patata hervida, otros huevos, otros pasas de uvas o aceitunas, pero la base es la misma, una rica carne vacuna y una cebolla picada bien fresca. Para cocinarlas unos las hacen al horno (común o de barro) mientras que otros prefieren freírlas en sartén.


 Si hacemos un listado de las comidas típicas argentinas, las empanadas disputan el primer lugar con el asado. Ellas pueden verse en todas las provincias, donde se le colocan ingredientes autóctonos que las hacen especialmente ricas. Te daremos un ejemplo, las empanadas riojanas llevan carne, cebolla de verdeo y patata, algunos las comen con más o menos picante, pero en ningún caso puede faltar el ají en su preparación.


Un accidente de tráfico Cancela y Lusarreta Quince años después de haberse resignado a ser un espectro de su prístina gloria callejera, Rearte llegó a la estación más temprano que de costumbre. El "mal de Bright" —y no ciertamente de aquel Bright de la Compañía Anglo Argentina— hace a los hombres madrugadores. Lamentándose, con las palmas de las manos en la cintura y maldiciendo entre dientes, sentóse el viejo conductor en el alféizar de una ventana baja, bajo el cobertizo en que se alineaban los tranvías con el aire juicioso de bestias en pesebre.
 Frente a él una canilla mal cerrada goteaba isócrona y melancólicamente, agrandando con imperceptible tenacidad un ojo de agua que avivaba con su brillo la hostil fisonomía del corralón. —Debe haber estado así toda la noche —pensó—; cada vez son más descuidados estos serenos. ¡Hijos de tal por cual! Conmigo habían de tratar e iban a andar derechitos. Aquella débil corriente trájole a la memoria los anti­guos tiempos, cuando a las cuatro gotas de lluvia inundábanse las mal niveladas calles de Buenos Aires. Por las Cinco Esquinas... ¡qué barriales!
Ni con las cuartas se salía del atolladero, y era preciso esperar a que amainase, sentándose con los pasajeros en el respaldo de los asientos para esquivar el agua que llegaba al estribo inundando a veces el interior de los coches... Pero la gente era otra cosa; todos conocidos, todos amigos, sabía uno con quién trataba y a quién llevaba; se podía echar un párrafo y fumar un "Sublime" o un "Ideal" con cualquiera, y desde las puertas, en el verano, las familias que tomaban el fresco le daban a uno recuerdos para la familia... "Verdad es —pensó— que ni eso valen." Ajustó las cadenas, trepó al pescante después de enrollarse al pescuezo la bufanda, silbó entre dientes una diana alegre, arreó a los infelices caballejos con un chasquido de lengua, y con un irónico "¡Vamos, Bonito! ¡Vamos, Pipón!" arrancó el tranvía chirreando y crujiendo de todos sus goznes, junturas, vidrios y tablillas. —¿Me alcanza la canasta ahora? Accedió él galantemente, y mientras la negra rebuscaba en el bolsillo lleno de migas y medallas los dos pesos del viaje, comentaron el tiempo: —Fresquita la mañana, ¿eh? —Güena pa bañarse en el río. —Como pa quedarse pasmao. Un poco más lejos, desde un balcón bajo, una chinita mofletuda le mandó parar, mientras gritaba hacia el interior: —¡El trangua, patrón, que pasa el trangua! Salió agitadamente del portal un caballero solemne con levita y galera, que protestó enérgicamente: —¡Qué horario desastroso! ¡No hay forma de desayunarse, y aun así llega uno tarde a todas partes! Pésimo servicio... abusos... —Buenos días, don Máximo —cortó humildemente la mulata. —Buenos, Rosario —y refiriéndose a algún sobreentendido—: ¿Están tiernitas? —Acabadas de salir del sartén. Si gusta... Aceptó el caballero solemne una empanada crujiente que puso escamas de oro en la deslustrada solapa de su levita. Rearte se acordaba de aquellas voces, aquel delicado aroma culinario; se sentía remozado e involuntariamente llevóse la mano a la oreja para cerciorarse si estaba en su puesto el clavel reventón, furtivamente arrancado de la clavelina del patio, que florecía en una lata grande de café. No, no lo llevaba, pero ¡claro está! Si era invierno... —¿No quiere subir a dar una vuelta? La llevo de yapa —preguntó Rearte a una morochita regordeta que lavaba el umbral de una casa. Contestó ariscada la muchacha: —Y usted ¿no quiere que de yapa le friegue la jeta?
Frente a la Piedad se llenó el tranvía; hizo lugar, muy deferente, el padre Prudencio a una dama elegante con velito sobre los ojos y rosario enredado entre los dedos muy finos. Ella respondió apenas con condescendencia e hizo un gesto amistoso a un señor de barba rubia ya algo canosa. —¿Tan tempranito y sola? —De la iglesia; ya sabe que todos los meses vengo a comulgar expresamente. Y usted ¿adónde va a estas horas y en "tramway"? —Vuelvo, Teodorita, vuelvo... —¡Y me lo dice! ¡Qué escándalo! —Es que, desgraciadamente, vengo del club; toda la noche discutiendo el programa de propaganda.
—Y eso, para que salga la candidatura de Juárez... —Es a lo único que me atrevo a decirle a usted que no, Teodorita; don Bernardo tiene el apoyo de la razón. —Y Juárez, el del pueblo. Pero dígame, ¿entonces, no estuvo anoche en el Colón? —No tengo el don de la ubicuidad. ¿Qué tal "Lu­crecia"? —"Lucrecia" mal; pero, en cambio, si hubiese visto a Guillermina... —No sea murmuradora. Hablemos de otra cosa. —¿Es que tiene miedo? En fin, como vuelvo de con­fesarme y he prometido no pecar de lengua... El caballero procuró distraerla. —Entonces, ¿no es gran cosa la Borghi Mamo? —No se lució, le aseguro. ¡Cuando uno recuerda aquella "Lucrecia" de la Teodorini! ¿Y el bajo? ¡En "Vieni, mia vendetta" creí que se me rompían los tímpanos!... Estornudó un señor casposo con gruesos botines de elástico picados en los juanetes, que leía las "Noticias" de "La Nación". —Hombre, no está mal esto... —¿Qué? —indagó un joven que se entretenía en hacer en voz alta anagramas con los avisos que decora­ban el interior del coche. —Se piden felpudos en los tramways de San José de Flores, para evitar a los pasajeros el frío en los pies yo sufro mucho de eso.

domingo, 26 de febrero de 2012

hojas pintadas

Ingredientes 750 g de carne magra, cuadril, nalga, tortuguita, etc, (va en presupuestos) Cebolla, 1 Cebolla de verdeo, 200 g Ají morrón verde, 1 Papa, 1 grande Batata, 1 grande Zanahoria, 1 Zapallo, 250 g Choclos, 2 Tomates peritas, una lata 300 grs de fideos guiseros ( mostacholes, macarrones,caracoles, dedalitos) Caldo de carne o verdura, cantidad necesaria Aceite, 6 cucharadas Orégano y tomillo, a gusto


Laurel, 2 hojas Sal, pimienta, ají molido y pimentón
Preparación - Pelar y picar la cebolla. - Lavar y cortar en rodajas la cebolla de verdeo. - Lavar, quitar las nervaduras y semillas y picar el ají morrón. - Pelar y cortar las papas batatas y zapallo en cubos del tamaño de un bocado. - Pelar y cortar las zanahorias y los choclos en rodajas finas. - Cubetear los tomates. - Desgrasar la carne y cortarla en cubos. - En una olla grande calentar el aceite y rehogar los cubos de carne a fuego fuerte hasta que quede dorada. - Retirar la carne y rehogar el ají junto con la cebolla hasta que esta transparente. - Incorporar la carne, la zanahoria y los tomates peritas cubeteados y con su jugo. - Agregar caldo hasta casi cubrir la carne. - Salpimentar y condimentar con las hierbas, el laurel, el ají molido y el pimentón. - Dejar cocinar a fuego suave unos tres cuartos de hora revolviendo de vez en cuando con cuchara de madera y agregando caldo si es necesario. - Agregar las papas y batatas. -


Cuando retome el hervor agregar los fideos. - Esperar unos 5 minutos e incorporar los choclos y el zapallo. - Cada vez que se incorpore un ingrediente cuidar que tenga la suficiente cantidad de caldo. - Seguir hirviendo, siempre con la cacerola destapada hasta que los ingredientes estén cocidos y el guiso carrero espese.
Cómo preparar guiso carrero - Hogar Cuando llega el clima frío, nada mejor que almorzar o cenar riquísimos y rendidores guisos. Estos platos tan sencillos de preparar y tan comunes en muchas zonas del mundo, nos brindan gran cantidad de proteínas y hierro, debido a la carne; fibras, por las verduras, y calorías (necesarias en el invierno) por las papas, batata y choclos.






Hay muchas maneras de preparar este plato; la siguiente receta nos permitirá disfrutar de un riquísimo guiso carrero, que es un guiso de carnes, verduras y fideos. Los ingredientes propuestos son para 4 porciones, y el tipo de carne utilizada es a elección. Este guiso, por lo general, puede hacerse con las verduras o ingredientes que tengamos en casa. Por ejemplo, se puede reemplazar las batatas por papas, o poner la mitad de cada una. El zapallo, si no es criollo, puede ser de cualquier otro tipo. Lo importante es poder engañar al invierno con un guiso caliente y nutritivo en nuestra mesa. Receta de Guiso carrero Ingredientes 3 cebollas 150 grs. de cebolla de verdeo 750 grs. de carne 2 chorizos de cerdo 200 grs. de salchichas criollas 500 grs. de mandioca 250 grs. de zapallo 500 grs. de batata Fideos, cantidad necesaria 2 hojas de laurel Sal Pimienta Nuez moscada Aceite, cantidad necesaria




Preparación Rehogar la cebolla picada en el aceite bien caliente, hasta que quede transparente. Añadir los morrones cortados en tiritas y la cebolla de verdeo picada. Agregar la carne cortada en trozos y el laurel. Cuando la carne comience a soltar su jugo y a dorarse, incorporar los chorizos cortados en rodajas, las salchichas, y mezclar hasta dorar. Mientras se cocina se le va agregando agua caliente para que quede una mezcla jugosa. Añadir la mandioca, el zapallo y las batatas cortadas en cubos y los choclos desgranados, controlar que el agua cubra todos los ingredientes y tapar. Cocinar a fuego suave. Condimentar a gusto y agregar al último los fideos guiseros o el arroz, y cuidar que la preparación quede bien jugosa. Servir caliente en cazuelas individuales o platos hondos.




Sabido es que desde la colonización española, las recuas de mulas y los convoyes de carretas fueron los medios de transporte de mercancías y personas a través de las dilatadas extensiones de nuestra llanura. Las tropas de carretas eran de muchas, como también importante era la cantidad de hombres que con ellas se desplazaba por la necesidad de custodiarlas o para realizar determinadas tareas imprescindibles, y hasta como simples viajeros. En algún momento del día la tropa hacía un alto para comer y descansar, hombres y bestias.






En las carretas se contaba, para ese trance, con "la morocha" una olla rústica y negra con tres patas que se llevaba colgada en la parte de atrás. Históricamente, el guiso "carrero" fue un plato en todo sentido popular, pues no sólo se compartía sino que de las distintas carretas, y en recíproco intercambio -pues diversas cocinas debían ser armadas para el conjunto de la tropa-, se aportaba algo que cada una de ellas llevaba, ya sea trozos de charqui -sobre todo en los comienzos-, y las entonces siempre escasas legumbres y verduras, sin que importaba demasiado su irregular y discontinua variedad.






Llegada la hora, se bajaba "la morocha" (y a veces eran varias), se encendía el fuego por entre las patas y, mate va, mate viene, se iba haciendo generoso almuerzo para todos. De hecho, siempre se cocinaba "pa´ que suebre", cosa de tener vituallas ya listas para el caso de paradas aleatorias. Pero como había de llevarse el sobrante en la olla colgada de la carreta y, lógicamente, meneándose, era importante que "el carrero" no saliera "caldudo" sino espeso, como "pa´ parar la cuchara y que quede tiesa", a fin de evitar los desparramos. Costumbres que perduraron, al menos, hasta la Campaña del Desierto, según nos lo relata un historiador: "Cada etapa finalizaba, en lo posible, en uno de aquellos fortines. Allí se descargaban los suministros correspondientes y se compartía por igual, de una relajante rueda fogonera. Circulaba el mate, mientras el cocinero de la cuadrilla daba los últimos toques de sal al guiso carrero que humeaba invitador desde la ennegrecida olla". Silvia Long-Ohni

sábado, 25 de febrero de 2012

hojas gruesas

El charqui (< quechua ch'arki, «cecina») es la carne deshidratada que se cubre con sal y se expone al sol. Se usaba antaño, antes de la aparición del frigorífico (1883), y aún se usa en la actualidad para conservar la carne por períodos prolongados. En las regiones andina y meridional de América del Sur, se denomina charqui o charque a una forma de preparación de las carnes para su conservación durante períodos prolongados. Se corresponde con lo que habitualmente se denomina tasajo, si bien el charqui tiene sus particularidades.
Preparación El método de preparación usual comienza por cortar la carne en lonjas o tiras lo más fino posible, quitarles la grasa y, en todo lo posible, la sangre ("jugo de carne", que a veces es dado a los niños). Las tiras así preparadas son colgadas en sitios secos, ventilados y, sobre todo, muy asoleados, hasta que tomen una textura semejante a la del cartón e incluso a la del cuero, protegiéndolas de las moscas con telas de tipo mosquitero, acabado el secado se ponen en hornos de barro o al fuego para llegar a su cocción. En ciertas ocasiones se puede reforzar la desecación recurriendo al ahumado.


 Una vez secada la carne lo usual es que se la guarde en recipientes entre capas de sal común y añadiendo, a veces, pimienta, pimentón y ajíes, también desecados. Más raro es que se usen para la preservación del charqui capas de miel y propóleo. Forma de consumo
Se observa entonces que el charque es esencialmente carne deshidratada de vaca, cerdo, llama, otros auquénidos, oveja, etcétera. Si la deshidratación se realiza en zonas como la Puna o Altiplano andino, por las características del clima el charqui resulta, prácticamente, carne liofilizada y puede ser consumida sin otra preparación, aunque lo más común es que, como al gulash, se le ingiera rehidratado, siendo ingrediente principal en guisos o formando parte del relleno de empanadas, tamales, etcétera.


Y en el oriente boliviano se lo consume frito acompañado con yuca hervida, y hervido y majado para majadito, masaco de plátano o yuca. En el sur de Chile los militares de Valdivia, dice la leyenda, crearon el plato llamado valdivianos aburridos de comer el mismo charqui todo los días. El charqui es la carne deshidratada de alpaca, oveja, cerdo, vaca y llama, cubierta de sal y puesta a secar al sol, usada desde tiempos antiguos para conservar las carnes en las regiones andinas, se usa como ingrediente principal de guisos o como relleno de tamales y empanadas, entre otros preparados.




Olluquito con charqui (seis porciones) Ingredientes *Un cuarto de kilo de olluquitos *Trescientos cincuenta gramos de charqui *Media taza de aceite *Una cebolla *Cuatro dientes de ajo molido *Cuatro cucharadas de ají panca *Perejil picado *Sal, pimienta y comino al gusto Preparación Picar los olluquitos (planta tuberosa) y dejarlos en agua con media cucharadita de azúcar hasta el momento de utilizarlos, aproximadamente unos 40 minutos, luego lavar el charqui y llevarlo al horno caliente para que se dore un poco, dejar enfriar y luego deshilacharlo. En una olla calentar el aceite, agregar la cebolla picada, ajo, ají panca. Sazonar con sal, pimienta y comino, cuando el aderezo esté listo agregar el charqui y los olluquitos.



Dejar cocinar a fuego lento con la olla tapada. Al finalizar agregar el perejil picado, servir acompañado con arroz.
Es muy sencillo conseguir una empanada en Tucumán. Las venden todos los días y especialmente los domingos, casi en cada cuadra de la capital y en todos los pueblos del interior provincial hay mujeres que con sus cofias y delantales ofrecen este bocado. De hecho, existen lugares y cocineros que se ganaron fama por el estilo que tienen sus empanadas. Es el caso doña Ramona que cerca del Convento San Bernardo, en la ciudad de Salta, prepara todos los días las exquisitas y particulares empanadas de charqui, que son casi una costumbre en la zona de Anta y en los valles. El charqui se prepara con carne cruda de vaca que se sala y se seca al aire, especialmente en los cerros y en los valles y luego se usa en distintas preparaciones.


Cuando la carne desecada es de cordero o de oveja, se llama chalona. Para las empanadas de charqui y las de carne fresca, los demás ingredientes son iguales. Delicioso bocado es el charqui. Una sabia herencia de los que conservaban la carne cuando no tenían heladera y una costumbre que aún hoy se practica en zonas rurales de la provincia. Copiado de internet.


Zamba a Monteros Mercedes Sosa
 A ella que le gusta que todos la nombren
Con una guitarra y un bombo legüero
A ella que le gusta que le enciendan coplas
Por eso te nombra mi canto Monteros
 A ella que me viera de chango mirando
Al ingenio tibio corazon de hierro
A ella que las cañas la visten de verde
Por eso te nombro en mi canto Monteros
Y mas dulce que tus guarapos
Son las niñas que hay en tu pueblo
Se que por tus venas de azucar despierta
Toda la alegria mi linda Monteros
A ella que el poeta la vio tempranera
Tarareando duendes de vinos pateros
Y dejo en su cielo la rosa galana
Por eso te nombra mi canto Monteros
 A ella que en noviembre le pide a los grillos
 Otra vez el canto del hombre zafrero
A ella que le gusta que le enciendan coplas
Por eso te nombra mi canto Monteros
 Y mas dulce que tus guarapos
Son las niñas que hay en tu pueblo
Se que por tus venas de azucar despierta
Toda la alegria mi linda Monteros

viernes, 24 de febrero de 2012

hojas repetidas

Empanadas Jujeñas - Relleno Categoría: Cocina Argentina - Plato Principal Producto Utilizado: Asadera Nº40 KUFO Nivel de Dificultad: F Tiempo de Preparación: 0: 00 Horas Rendimiento: 36 Porcion/es








Ingredientes:
* 1 Kg de Nalga
* 1 Cebolla Común
* 8 Cebollas de Verdeo
 * 6 Cucharadas de Grasa de Pella
* 1 Cucharada de Pimentón
* 4 Huevos Duros
* Sal * Comino
* Picante .






Instrucciones: 1) Calentar la grasa en una cacerola y rehogar allí la cebolla blanca bien picadita. 2) Cortar la carne a cuchillo, hervirla apenas y agregar a la cebolla rehogada. Luego condimentarla con comino, sal, pimentón y picante. 3) Retirar del fuego, dejar enfriar y agregar el huevo duro picado y las cebollas de verdeo picadas y en crudo. Dejar que el relleno tome gusto. 4) Rellenar las tapas y hornear las empanadas 10 minutos. 5) Si se las quiere bien jujeñas, freirlas en grasa de pella no más de 3 minutos. Consejo: - Variaciones: En Jujuy se usan los siguientes términos: Recado = Relleno, Simbado = Repulgo, Molido = Picada. Estas empanadas se distinguen por la cantidad de cebolla de verdeo.




Me gusta Jujuy mi Jujuy cuando llueve y dejar que el recuerdo me lleve y por Yala perderme abrazao al amor mojadito de agua hasta el alma.... Me gusta Jujuy mi Jujuy cuando aclara y en los charcos mirarme la cara, o mirar los gorriones al cielo volar desde el campanario hasta el alba...






Es una fruta madura Jujuy, es un jazmín encendido o tal vez un rayito de luna o de sol una campanita de plata a Jujuy esta zamba le quiero cantar me gusta Jujuy con toda el alma. Me gusta Jujuy mi Jujuy por las tardes y sentirme color del paisaje. O llegarme a la viña y un vino tomar antes que la tarde se apague. Me gusta Jujuy mi Jujuy por las noches con la luna alumbrando el camino. Y pedirle a un amigo que venga a cantar una serenata conmigo.... Autor: Castillo – Yacopetti

jueves, 23 de febrero de 2012

hojas negras

comienza ahora el envión estatizante como hace casi veinte comenzó el envión privatizante, la incorrección que mata a este pueblo diría Borges.


habrá seguramente un empeño para culpar al gobierno aquí y ahora nunca para decir somos bestias masificadas y culpables,


los dirigentes y nosotros,


y no habrá ni un atisbo para culpar a todos por todo el tiempo auí y ahora donde la culpa es siempre del tercero



los pueblos que no reconocen sus errores son igual a los mezquinos que se creen el ombligo del mundo











París, 9 de septiembre de 1971


 Mi querida, tu carta de julio me llega en septiembre, espero que entre tanto estás ya de regreso en tu casa.



Hemos compartido hospitales, aunque por motivos diferentes; la mía es harto banal, un accidente de auto que estuvo a punto de. Pero vos, vos, ¿te das realmente cuenta de todo lo que me escribís? Sí, desde luego te das cuenta, y sin embargo no te acepto así, no te quiero así, yo te quiero viva, burra, y date cuenta que te estoy hablando del lenguaje mismo del cariño y la confianza –y todo eso, carajo, está del lado de la vida y no de la muerte.



Quiero otra carta tuya, pronto, una carta tuya. Eso otro es también vos, lo sé, pero no es todo y además no es lo mejor de vos. Salir por esa puerta es falso en tu caso, lo siento como si se tratara de mí mismo.
El poder poético es tuyo, lo sabés, lo sabemos todos los que te leemos; y ya no vivimos los tiempos en que ese poder era el antagonista frente a la vida, y ésta el verdugo del poeta.




Los verdugos, hoy, matan otra cosa que poetas, ya no queda ni siquiera ese privilegio imperial, queridísima. Yo te reclamo, no humildad, no obsecuencia, sino enlace con esto que nos envuelve a todos, llámale la luz o César Vallejo o el cine japonés: un pulso sobre la tierra, alegre o triste, pero no un silencio de renuncia voluntaria. S





ólo te acepto viva, sólo te quiero Alejandra.
Escribíme, coño. Julio






EL CORO DE ÁNGELES ¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Tierra, y tú Cielo, adoradlo! ¡Con sólo una palabra creó el mundo; con una mirada puede borrarlo! ¡En Él toda ciencia se funda, toda fuerza y felicidad!





¡Adoremos sus infinitas mercedes los que, en la sombra de su sombra, una parte tenemos de su gloria! El verbo eterno cuerpo ha tomado, la creación está acabada. El Señor espera, sin tardanza, de quienquiera que de él ha recibido el hálito, un digno tributo.





EL SEÑOR Sí, la gran obra está terminada. He ahí la máquina lanzada. El creador puede descansar. Este universo, en el seno de los cielos bien asentado en su eje, millones de años podrán verlo girar sin que falle uno sólo de sus resortes. Espíritus custodios de los mundos que he hecho, lanzaos hacia vuestros orbes infinitos. Pero una vez más, espíritus amados, con vuestra presencia quiero recrearme.




¡Que de nuevo bajo mis pies pase vuestra grey, que zumba en el espacio!

miércoles, 22 de febrero de 2012

hojas de hojaldre

 Empanada salteña, copiando.

 Una receta (entre mil) La preparación de las empanadas salteñas se divide en dos fases. Una dedicada a la elaboración del relleno (llamado recado en Salta y no jigote) y otra a la masa que lo envolverá. Sólo los bárbaros y los pocos informados dan al recado el nombre de "picadillo" o "pasta". El recado se prepara primero, ya que, bien refrigerado y a resguardo de las altas temperaturas, un buen recado puede conservarse en buen estado por varios días. La masa, en cambio, si bien puede prepararse con antelación y guardarse en el refrigerador, suele ponerse impracticable con el correr de las horas. Para el recado se habrá de tomar la precaución de seleccionar con cierto cuidado la carne. Independientemente del nombre del corte (que suele variar muchísimo según los lugares) siempre son preferibles los cortes traseros del vacuno. Nalga, bola de lomo, pulpa, picana, sobaco, round, babilla, kaiserteil, son nombres asociados en diferentes países con la carne para empanadas salteñas. Una página salteña sugiere preparar las empanadas con "roof beef" (sic), un corte que podrás encontrar en este sitio. Si tiene dudas, pregunte al carnicero por un buen corte para milanesas (escalopes o filetes empanados o wiener schnitzel). Lo importante es que la carne que compremos no tenga grasa ni nervios.
Normalmente con dos kilos de carne (y sin incurrir en el pecado de hinchar las empanadas de huevo duro o de papa) se obtienen entre siete y ocho docenas de empanadas. Para esta cantidad de carne hará falta disponer, para empezar, de dos cebollas medianas, las que deberá cortarse en trocitos muy pequeños. En una cazuela o cacerola más bien grande se pondrá a derretir un trozo de grasa pella preferentemente vacuna. Pella, según el Diccionario, es «la manteca del puerco según se quita de él», de modo que ya sabemos de lo que estamos hablando. La grasa habrá de ser de la más blanca y de aroma más neutro. Conviene, por cierto, cortarla en trozos pequeños para acelerar su fusión.


 De todo este proceso quedará en la cacerola por lo menos un centímetro de grasa derretida en donde, una vez entibiada, deberá sumergirse la cebolla picada y preparar un sofrito con ella. La cebolla debe hacerse a fuego más bien lento y será suficiente lograr que se ponga transparente, evitando que se ponga de color oscuro y que comience a soltar un sabor dulce que generalmente estropea el sabor de la empanada. Hecho esto, se retira del fuego y se pasa otras tareas. Mientras tanto, cortamos la carne paciente y prolijamente a cuchillo sobre una tabla limpia de otros ingredientes y con una herramienta adecuada. El primer corte debe hacerse en el sentido de la fibra, según la pieza escogida. De los filetes hacemos unas tiritas de no más de un centímetro de ancho (lo normal es entre 0,5 y 1 cm). Luego, juntamos todas las tiritas y las cortamos transversalmente, procurando obtener unos daditos pequeños aunque no diminutos. La carne del relleno de las empanadas salteñas se corta a cuchillo. Las empanadas de carne picada con una máquina tradicional de picar carne o con un robot de cocina o procesador de alimentos no son las auténticas empandas salteñas, aunque en algunos sitios de Salta se utiliza carne picada a máquina para preparar exquisitas empanadas fritas. A continuación se pela entre medio kilo y ¾ de papas de buena calidad. Se las corta aún más pequeñas que la carne, cuidando en todo caso de que los trocitos resultantes sean de un tamaño más bien uniforme para que obtengan luego una cocción pareja. Si vamos a preparar las empanadas al horno, conviene que las papas no estén cocidas del todo.


Bastará en algunos casos sumergirlas en agua hirviendo por espacio de algunos minutos o darles un golpe de hervor. Los cuadraditos de papas deben estar un poco duros ya que terminarán de hacerse en el horno.
Luego, rescatamos el sofrito de cebolla que habíamos reservado y lo ponemos a fuego muy bajo. Agregamos ahora un poco (1 cucharilla y media) de pimentón dulce muy fresco, mezclando bien y procurando que el pimentón no se cueza, pues en tal caso el sabor se estropea. Agregamos también comino y ají molido, en cantidad moderada. Olvidar el perejil, el orégano, la albahaca y otras hierbas. A continuación se añade la carne picada al sofrito y se revuelve todo muy bien, procurando que el aceite cubra toda la carne y que ésta se distribuya uniformemente y se despegue. La carne no debe cocerse, ni tan siquiera comenzar a ponerse blanca si es que nuestra idea es obtener unas empanadas jugosas. Al menor indicio de que la carne comienza a hacerse, conviene retirar del fuego. Se agrega la papa cortada y se revuelve muy bien. Es el momento de probar la sal y de rectificar si hiciera falta. Debe tenerse presente que en los pasos posteriores no habrá muchas posibilidades de atenuar la sal, de modo que es preferible pecar ahora por defecto y no por exceso. La preparación debe descansar un rato para que la carne y las papas se vayan impregnando del sofrito, de sus aromas y sabores. De hecho, el recado hecho de víspera sabe mucho mejor. Entretanto, se ponen a cocer (endurecer) tres huevos y se selecciona la mejor cebolla verde. Se pica sólo la parte verde y en caso de que la planta tuviera una parte blanca aromática y bien formada, debió haberse picado con la cebolla anterior. Se coloca la cebolla verde cubriendo la cacerola, o se la reserva para añadirla en el momento de armar la empanada. No conviene mezclarla con el relleno. Una vez cocidos los huevos, se les quita la cáscara y se les corta muy pequeñitos y con mucho cuidado de no dejar pedazos grandes o malformados. Se coloca igualmente sobre el relleno sin mezclar, aunque la práctica enseña que mezclar el huevo no acarrea pérdidas de sabor. En cualquier caso será necesario mezclarlo en el supuesto de que se nos haya pasado un poco de sal, pues ayudará a moderar el sabor. El recado está prácticamente listo para armar las empanadas. No intervienen en la preparación, como habrán notado, ingredientes como las pasas de uva, las aceitunas, los guisantes, ni gelatina de pata de vaca, ni aceite, ni tuétano, ni caldo, ni azúcar, ni vinagre.


 El sofrito de cebolla tolera un medio pimiento verde o rojo picado como la cebolla, pero igualmente conviene no abusar. Hecho esto, el recado debe reposar y guardarse necesariamente en el refrigerador, sea verano o invierno. Preparación de la masa
Hay que preparar la masa. En su preparación será necesario harina, grasa de cerdo derretida, agua y sal. La masa de la empanada salteña no lleva -que se sepa- huevos, polvo leudante, levadura o leche. En una superficie firme, amplia y muy limpia, se dispone un kilo y medio de harina de trigo en forma de corona. En el centro se añade la manteca de cerdo más bien tibia.


Se mezcla cuidadosamente la harina con la grasa y se añade agua con sal, de a poco, hasta que la masa vaya ligando y pueda estirarse. Los excesos de agua se corrigen con más harina y algo de grasa, y cuando la masa adquiera la consistencia suficiente (es decir cuando sobada un poco no se adhiere a la superficie) es necesario darle un par de manos de grasa para quede mejor. El hojaldre es, a decir de los que conocen de esto, ajeno a la verdadera empanada salteña. La masa que se vende en los supermercados puede sacarnos de algún apuro, pero no es lo más recomendable. Si no hubiera otro remedio que comprar la masa hecha, conviene descartar el hojaldre. Así las cosas, la masa que hemos preparado debe reposar y no dejar que se seque o se agriete. La masa debe estirarse en frío con facilidad. Para preparar las tapas de las empanadas, conviene separar la masa en bollitos de unos cinco o seis centímetros de diámetro, alisarlos uno a uno con un palo hasta formar unos discos cuya dimensión es bastante parecida a la de un CD. Conviene, por tanto, utilizar un CD en desuso (el formato del CD es indiferente) y ayudarse con él para cortar las tapas.


Una vez cortadas las tapas, comienza el armado. Para facilitar la tarea, algunas señoras suelen hacerle un corte al disco de un pequeño segmento del arco, para fijar mejor uno de los extremos. Hecho esto, con una cuchara normal se dispone sobre el disco de masa una cantidad de recado no demasiado abundante para permitir que cuando se doble el disco por la mitad, puedan unirse sus bordes sin esfuerzo. Para unir los bordes, dependiendo de la masa, conviene mojarlos ligeramente en salmuera tibia y apretarlos con los dedos fuertemente sin dañar la masa. Más suavemente ahora, el borde debe plegarse (desde el corte hasta la punta) dibujándose de un extremo al otro del arco unos rizos que se logran con la acción coordinada de los dedos pulgar e índice. A esta operación se le conoce, precisamente, como repulgar, de modo que en lo que los dedos hagan reside el secreto de aspecto de la empanada. El movimiento debe ser rítmico para obtener un repulgue (simbado o cimbado, según otros) regular y no desparejo.
El resultado debe ser un rizo continuo, en espiral, con aspecto de balaustre muy fino. Esto remata la empanada y le confiere vista y seguridad para su cocción. La empanada adopta así su forma característica aunque algunos prefieren darle una forma aún más arriñonada (kidney shape) presionando con un dedo sobre el centro interior de la empanada y juntando los extremos hasta este punto. Las empanadas se disponen en una superficie plana y poco profunda para horno. Éste debe estar a muy alta temperatura (¿500º?).


El horno de barro es ideal para este cometido, aunque uno de una cocina normal debería dar resultados aceptables. Si el horno está a la temperatura adecuada, en unos pocos minutos las empanadas estarán hechas. Es verdaderamente asombroso que aun empleando los mismos ingredientes y técnicas parecidas, las variedades de sabor, aroma y textura de las empanadas salteñas sean virtualmente infinitas. Los ingredientes utilizados: 1 ½ kg. de harina de trigo 1 ½ kg. de pella de cerdo 1 kg. de pella de vacuno 2 kg. de carne de vacuno ½ de cebollas ¾ kg. de papas 1 atado de cebolla verde 1 pimiento verde 4 huevos pimentón ají molido pimienta agua sal.
De Antrix
 Billetera repleta, patita gorda de piel blanda y dorada, luna carnosa.
 Overa en bayo claro, vaquilla echada, eres del vino tinto la camarada.
 Luciendo tus cachitos como pezones, atacas en bandejas por batallones.
 Vienes llena de pino, cebolla y carne, con pasas, huevo duro, y aliño de hambre.
Te la lleno de pebre quedas picante si te beso muy fuerte, no me reclames.
 Busco, loco, en tu vientre, delicia oscura, la traición exquisita de tu aceituna.
 Colegiala desnuda, niña bonita, si no te hacen al horno te dejan frita.
Con el primer mordisco por una oreja, se abre tu boca ardiente como sorpresa

Con pino, ave o marisco queso o cebolla, piluchita o vestida con masa de hoja.

 Odalisca de campo, al aire el vientre, tus amores conmigo serán tu muerte.
 Vino, mordisco y vino, y otra mascada, bacanal asesina que no se acaba.
 Y repite el ataque por andanadas:
Nadie queda con hambre si hay empanadas.