domingo, 31 de agosto de 2014

Copiando, para el Belgrano Cargas.



La 7705 que llegó a Rosario Oeste asegurando el 5001 sale liviana a Rosario CC y Puerto Rosario a explorar vía con personal de Vía y Obras ya que hace meses que no se entraba al ramal. Circuló a paso de hombre con suma precaución, debiendo detener la marcha en diversas oportunidades para permitir la limpieza de la vía con pico y pala. La filmación se inicia saliendo de Rosario Oeste, ya próximo a Av. Pellegrini, y continuó casi de forma ininterrumpida hasta inmediaciones de calle España, donde la batería de la filmadora ya daba muestras descarga. A poco de trasponer Av. Pellegrini se puede ver el mástil de las señales de entrada colocado cuando se construyó el cabín de Av. Pellegrini debido a la apertura de esta avenida, e inmediatamente los dos mástiles de las señales de entrada que operaban anteriormente: una señal daba entrada por la vía principal, y la otra daba entrada desde la vía "extra" procedente de Triángulo (km 301). En el minuto 2:46 se puede ver el km 301 e inmediatamente el cambio de la vía CC al ramal CC-2. Sobre el final, la Av. San Martín, donde la Municipalidad de Rosario está realizando trabajos de mejoramiento en veredas y calle, lo que obligó a la loc. a volver a marcar en la calle la senda para la pestaña de la rueda. La estación en cuestión no era una más en Rosario. Cuando el Ferrocarril Central Córdoba manejaba 45.000 pasajeros y el Ferrocarril Santa Fe solo 6.000, la estación Sunchales, de Rosario, recibía y despachaba más de 130.000 pasajeros al año. ///////////////Sin embargo se trataba de una estación que jamás existió, o mejor dicho, que nunca existió con ese nombre. Si bien los rosarinos la conocían como Sunchales desde su inauguración en el siglo XIX hasta la década de 1980, en realidad se trataba de la estación Rosario del Ferrocarril Buenos Aires a Rosario (F.C.B.A.R.), rebautizada en 1908 como Rosario Norte. El contrato para la prolongación de la línea desde Campana hasta Rosario entre el (F.C.B.A.R.) y la empresa constructora de Santiago Temple se firma el 17 de enero de 1884. El 12 de noviembre de 1885 circula el tren inaugural transportando autoridades nacionales y directivos de la empresa, llegando a Rosario 8 horas después de su salida desde la ciudad de Buenos Aires. El 26 de enero de 1886 queda autorizada su explotación comercial, iniciándose el servicio regular el 1 de febrero de 1886. Los primeros servicios de pasajeros llegaron a la estación Rosario (más tarde Rosario Central) del Ferrocarril Central Argentino (F.C.C.A.), ya que el F.C.B.A.R. no tenía terminado un edificio propio. La futura Rosario Norte fue habilitada en 1891 con el nombre de estación Rosario. En 1908 el F.C.B.A.R. compra el F.C.C.A., adoptando en adelante esta última denominación, reorganizando sus estaciones rosarinas, y renombrando como Rosario Norte a la estación en cuestión, concentrando en ella los servicios de larga distancia, y cambiando a Rosario Central el nombre de su estación original. El apodo podría tener su origen en la proyectada prolongación del tendido hasta la localidad santafecina de Sunchales. Efectivamente el F.C.B.A.R. contaba desde 1884 con autorización para prolongar su línea hasta la citada localidad, distante 270 km al noroeste de Rosario en dirección a Tucumán, haciendo que a este ferrocarril se lo conociera como el “ferrocarril a Sunchales”. También la Municipalidad de Rosario dio el nombre de Sunchales a la calle que pasa por el frente de la estación, cambiando en 1905 por Av. Sarmiento y actualmente Aristóbulo del Valle. Debido a la confusión resultante solía despacharse mercadería hacia la citada localidad cuando el destino deseado era en realidad Rosario; al igual que muchos pasajeros, en particular inmigrantes quienes, aconsejados por familiares sacaban erróneamente sus pasajes. En una época inclusive los tranvías, en su cartel de indicación de destino, señalaban su paso por la estación Sunchales.


sábado, 30 de agosto de 2014

Copiando para el Belgrano Cargas.




Sin dudas uno puede considerarse un afortunado al poder viajar y recorrer distintos puntos de la geografía que nos regala nuestro país. Una de las provincias que tuve la oportunidad de visitar en más de una oportunidad es la Provincia de Córdoba, con sus sierras, diques y arroyos, regala al visitante postales únicas. Pero el motivo de esta nota no es solo resaltar la belleza geográfica de la provincia mediterránea, de la cual podría escribir muchísimas paginas, sino me concentrare en mostrarle al lector mediante imágenes y palabras lo que ha sido mi viaje en el “Tren de las Sierras”. Este ramal conocido como Tren de las Sierras, se trata del ramal A1 del Ferrocarril Belgrano, inaugurado en el año 1892, ha visto como han pulido sus rieles incansablemente distintas vaporeras, los coche motor ganz y alguna pequeña locomotora ALCo, pero esta historia se ha visto interrumpida en el año 1977. Ya en el año 1993 con la transferencia del ramal a la provincia de Córdoba, esta lo concesiono el servicio se presto irregularmente hasta el año 2001. A partir del año 2007 el servicio se concesiono a la empresa Ferrocentral, que en una primera etapa presto el servicio entre las estaciones Rodríguez del Busto y La Calera. Desde el año 2008 los servicios se prestan hasta la estación Cosquin. Según lo prometido por la empresa actualmente el servicio se debería estar prestando hasta Cruz del Eje, cosa que no es realidad. Con la implementación del Ferrourbano los servicios se prestan desde la estación Alta Córdoba finalizando el recorrido en Cosquin como se menciono anteriormente.

viernes, 29 de agosto de 2014

Copiando; Belgrano Cargas.






Nula inversión, escaso mantenimiento, cero control gubernamental, una política ferroviaria inexistente, entre otras cosas, son los factores que desencadenan en una tragedia como la del día de hoy. Se tiene que llegar a un punto donde estemos lamentando a 49 muertos y 600 heridos? Se puede hablar de accidente, cuando se podía prevenir? Solo esperemos que la justicia encuentre las verdaderas causas de esta tragedia y se castigue a los culpables. Ojala mejore el sistema ferroviario, para que nunca mas tengamos que lamentar hechos como los ocurridos en el día de hoy. (22/02/2012).     

jueves, 28 de agosto de 2014

Copiando; para el Belgrano cargas.




Quizás resulte extraño titular un texto de esta forma, pero realmente es la sensación que tengo, creo poco importa el usuario de un transporte público que siempre termina siendo el rehén, de una medida de fuerza sindical, del trabajo a reglamento, de los cronogramas reducidos, del escaso mantenimiento, etc. Por motivos personales me he convertido en un usuario a diario del transporte público y por ende me toco sufrir todos los motivos que enumere en líneas anteriores, pero creo que lo más grave es que somos víctimas de la ausencia de una verdadera política de transporte, la realidad nos demuestra que hay mucha improvisación y más preocupación en intereses propios de los partidos políticos o de dirigentes que en preocuparse por prestar un buen servicio público, una muestra de esto es el conflicto entre Nación y Ciudad por el manejo de la red de subterráneos. Recordemos hace unos años, que se le quito la concesión del Ferrocarril Roca  a Metropolitano debido a múltiples incumplimientos y a la calidad desastrosa del servicio que prestaba, para tomar el lugar de esta empresa, entro en escena la UGOFE (Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia S.A.), y el tiempo demostró que se podía mejorar, se renovaron vías y durmientes, se invirtió en mejorar la infraestructura, se remodelaron las formaciones y la calidad del servicio mejoro considerablemente junto con el cumplimiento de horarios, parecía que de una vez por todas los usuarios iban a poder disfrutar de un buen servicio. Lamentablemente esta situación duro solo un tiempo y es evidente como se ha descuidado el servicio; Las formaciones están cada vez más deterioradas, tanto en el exterior como en el interior, el cumplimiento de horarios ya no es cosa de todos los días. La anunciada obra de electrificación de las vías 1 y 2 entre Plaza Constitución y Temperley, se encuentra detenida y para peor en horario nocturno sigue vigente el cronograma de emergencia que se impuso por esta obra que ni siquiera es cumplido. El confort prácticamente no existe en el ámbito ferroviario, las formaciones perdieron los sanitarios, se reemplazaron los asientos acolchados por asientos plásticos, aunque esto último supone una mejora a los asientos anti vandálicos (de chapa) que instalo Metropolitano, se anularon los respiraderos de los coches Materfer, sin importar de que el pasajero puede sufrir calor en verano; La limpieza brilla por su ausencia en las formaciones, muchas de las cuales exponen sus grafitis tanto en el exterior como en el interior de las mismas. La pregunta que surge es: ¿Qué tiene que pasar para que el servicio mejore? Ya tuvimos una tragedia en Once, ¿hay que esperar otra? Ojala los gobernantes se den cuenta de la necesidad de encarar una política de transporte a nivel nacional y dejar de lado la improvisación y los propios intereses, son más importantes los intereses de la sociedad, porque al fin y al cabo, lamentablemente las victimas siempre somos los pasajeros.


miércoles, 27 de agosto de 2014

Copiando; Belgrano Cargas.




“El Presidente Dr. Figueroa Alcorta viajaba en tren especial a Neuquén. El tren salió en hora de Cabildo sin llegar a Corti, lo que causó cierta ansiedad aumentada cuando llegó a la estación un jinete avisando al jefe de la misma que había visto a lo lejos un tren de pasajeros detenido a mitad del campo. Se envió una locomotora que al salir de Corti vio venir un tren a toda velocidad. El General Arana esperaba la comitiva en Bahía Blanca con su Estado Mayor y banda de música con el fin de saludar al Presidente y su comitiva, junto con gran cantidad de público decepcionado por la demora. Al inquirir las razones de la parada entre Cabildo y Corti, se supo que el Señor Ministro de Obras Públicas, Don Ezequiel Ramos Mexía la había dispuesto así, para que los pasajeros tuvieran la comodidad de afeitarse con el tren parado.”   

martes, 26 de agosto de 2014

Copiando; el Belgrano Cargas.



(10-03-2012) - La diputada nacional Cristina Fiore confirmó que integrará la comisión de Transporte. Al ser consultada sobre las trabas al tren urbano señaló: “Hasta donde tenemos entendido es una cuestión de tiempo, falta simplemente una firma para que empiece a funcionar. Sabemos que es un viejo anhelo”. Para reforzar el planteo al Gobierno central, dijo que se juntará con funcionarios provinciales para conocer el estado del proyecto. “La idea es trabajar en forma coordinada”, indicó la diputada nacional. Por otra parte, consideró estratégico unirse a otros legisladores de la región para buscar la reactivación del Belgrano Cargas.

lunes, 25 de agosto de 2014

Copiando; para el Belgrano Cargas.


Según cuenta la crónica, el viaje turístico desde Buenos Aires a Bariloche era muy utilizado por los jóvenes de la alta sociedad porteña. El viaje era una verdadera excursión de "aventura" ( y así se promocionaba en esa época). Los pasajeros viajaban en tren desde Buenos Aires a C. De Patagones. Desde ésta se los cruzaba en lancha a la vecina ciudad de Viedma y, como aún no estaba concluido el ramal Viedma - San Antonio, se los trasladaba en automóvil hasta esa localidad portuaria rionegrina. Desde allí volvían a retomar el viaje en tren hasta Ingeniero Jacobacci y, desde esta localidad volvían a trasbordar en automóvil hasta la capital de la nieve (San Carlos de Bariloche). Pero conozcamos un poco de toda la historia que dió inicio a importante desarrollo para la época. El tendido de líneas férreas estatales era de esencial importancia en el plan de Ramos Mexía. Ya desde 1906 su proyecto aprobado por el Congreso, autorizaba "la construcción de ferrocarriles económicos pobladores con sus telégrafos correspondientes", estableciendo que el trazado de las líneas en el Norte de la Patagonia sería desde Puerto San Antonio, en Río Negro, hasta el Nahuel Huapi. En 1911, la Comisión colaboró a pedido del Ministro, con el jefe de Construcción del Ferrocarril en dicha zona, el Ingeniero Guido Jacobacci. Serios problemas obstaculizaban las tareas de construcción debido a las dificultades del terreno. Los ingenieros Frey, Nelson, Lewis y Pemberton, miembros de la comisión, elaboraron un mapa topográfico con líneas de contorno de una exactitud tal que permitió descubrir y evitar las secciones más dificultosas del terreno. El ministro satisfecho con los resultados, encargó a B. Willis el estudio de una línea férrea que desde San Antonio, pasando por el Nahuel Huapi, se extendiera a través de la Cordillera hasta el pacifico, uniendo las economías chilena y argentina para restablecer un intercambio comercial histórico que había sido interrumpido en el siglo XIX. El informe sobre la "Sección Cordillerana del ferrocarril Transcontinental de San Antonio en Argentina a Valdivia en Chile" fue presentado al Ministro y publicado en 1912, pero el capital inglés fue el principal adversario económico del proyecto. En aquel entonces la Compañía ferroviaria, de propiedad británica, no solo carecía de interés en tender líneas férreas en las zonas ajenas a la producción de carne y granos, sino que además se oponía rotundamente a que ferrocarriles nacionales las construyan para competir con sus futuros intereses en la Patagonia. El arribo del ferrocarril después de tantos años de espera fue sin duda lo que permitió el flujo de pasajeros además de marcar, junto con la creación de Parques, el inicio de la nueva etapa que aún hoy vive la ciudad. La determinación del Gobierno del General Justo de no permitir el retiro de los dividendos obtenidos en el país por empresas extranjeras, hizo que estas reinvirtieran sus capitales. De esta manera, la compañía de Ferrocarriles del Sur, de propiedad británica, aceptó en combinación con los Ferrocarriles del Estado, emprender la terminación de la línea San Antonio Oeste-Nahuel Huapi, detenido desde 1925 en Pilcaniyeu. Antes de finalizar 1933 estaba instalado el campamento general de construcción integrado por una comisión inglesa y una argentina. Las tareas por fin se desarrollaban a buen ritmo: el puente sobre el río Pichi-Leufu ya estaba construido y se habían iniciado las obras para el puente sobre el río Ñirihuau. En mayo de 1934 llegó por fin el tren a Bariloche. La población se congregó en la estación engalanada con banderas, para recibir a la locomotora 501. Con un gran asado el pueblo de Bariloche festejo la llegada del tren que había esperado desde 1916. –


domingo, 24 de agosto de 2014

Copiando; para el Belgrano Cargas.



Historia de nuestro primer ferrocarril. Varios años después que en Europa viera la luz por primera vez este medio de transporte revolucionario del siglo XIX, en nuestro país a mediados del mismo siglo, se introduce la idea de imponerlo y se comienza a gestar la Sociedad del Camino de Hierro de Buenos Aires al Oeste; más precisamente, el día 17 de septiembre de 1853 la empresa en cuestión se presentó ante el gobierno de la Provincia de Buenos Aires para obtener la concesión para la construcción de un camino de primer orden, donde circulen locomotoras a vapor arrastrando coches de pasajeros y vagones de cargas para prestar un servicio público. Dicha sociedad, estaba integrada por algunos miembros de familias burguesas de nuestro país, como por algunos descendientes de ingleses. Ellos eran entre otros: Jaime Llavallol y sus hijos, Mariano Miró, Manuel José de Guerrico, Femando Larroudé, Norberto de la Riestra, Adolfo Van Praet y Daniel Gowland. Elevados los antecedentes a la sala de representantes, ésta sancionó el 9 de enero de 1854 el proyecto de ley presentado por su comisión de hacienda, compuesta por los diputados Dalmacio Vélez Sarsfield, Bartolomé Mitre y Mariano Billinghurst. Tres días después, el Poder Ejecutivo desempeñado por ese entonces por el doctor Pastor Obligado, siendo Ministro de Gobierno el doctor Irineo Pórtela, mandó a cumplir la sanción legislativa que autorizaba a conceder el privilegio solicitado para la construcción de un ferrocarril al oeste de 24.000 varas de extensión. En esa primera ley de su género, se encuentran los preceptos fundamentales que han servido de base a las posteriores: la donación de la tierra pública, la libre introducción de útiles y la liberación de los impuestos. Seis meses después de autorizada la sociedad, cuya presidencia recae en el señor Felipe Lavallol, se sometieron al Poder Ejecutivo los planos que proyectaban establecer la primera estación en las inmediaciones de la plaza Del Parque (más precisamente donde hoy se encuentra el Teatro Colón), como así, el trayecto por donde circularía el futuro ferrocarril. Cuando debía darse comienzo a las obras, la comisión directiva de la sociedad se presentó nuevamente ante el gobierno para pedirle autorización para reemplazar la tracción a vapor por la tracción animal. Las razones de este cambio de la fuerza locomotriz quedó voladamente oculta, pero se cree que fue entre otras cosas, porque la suscripción de las acciones no habían respondido a las esperanzas cifradas, pues al ser este proyecto algo nuevo y por consiguiente desconocido, los inversionistas pensaban que no podía sostenerse, por lo que dicha empresa fracasaría irremediablemente. Estas incidencias imprevistas, a pesar de tratarse de un proyecto largamente maduro, demuestran hasta qué grado surgieron las dificultades cuando se trató de llevar la idea al lugar de los hechos.  Pero nada los detuvo. Es más, en los primeros meses del año 1855 llegaron procedentes de Europa un ingeniero, varios prácticos y 160 trabajadores para empezar la obra. Las dificultades se renovaron de tal forma, que la sociedad llegó hasta empeñar el crédito personal de sus miembros por sumas de dinero. Según el contrato, el ferrocarril debía inaugurarse el 1º de enero de 1857, pero torrenciales lluvias de verano deformaron los terraplenes burlando así las esperanzas fundadas con tanto sacrificio. ¡A principio del mes de agosto de 1857, el trayecto estaba concluido con todas las seguridades que podían darse y con los defectos propios de la época y de la falta de precisión y experiencia en empresas de esta índole. Cuando la obra llegó a su término, la crónica cuenta que se realizó un viaje experimental conducido por "La Porteña", un coche encomienda y un coche de pasajeros en el que viajaban, entre otros, el General Bartolomé Mitre, el Dr. Vélez Sarsfíeld, los señores Van Praet, Gowland, Barros Pasos, Obligado, Zapiola, Lavallol, Miró, Moreno, Riestra y Valentín Aisina. El viaje de ida se realizó sin ningún contratiempo, pero en el regreso, el maquinista del tren, que era el inglés John Alian, a pedido de los pasajeros imprimió mayor rapidez, se entusiasmó y puso a la locomotora a 25 millas por hora, lo que para aquel entonces era una velocidad formidable. Todo iba bien, hasta que a mitad de camino a la altura de la estación Almagro y encontrándose la formación sobre un terraplén, la locomotora descarriló recorriendo unos metros sobre los durmientes rompiendo aproximadamente 80 metros de vía. La desgracia pudo haber sido más grande, si la locomotora no se hubiese encajado en un gran zanjón que la detuvo. El vagón encomienda se volcó y el coche de pasajeros quedó semitumbado. En dicho descarrilamiento sufrieron heridas leves, los señores Gowland, Miró, Van Praet, Guerrico y Moreno, escapando increíblemente ilesos los conductores, señores John Alian y Alfonso Carrozzi. Los accionistas se juramentaron a que dicho accidente quede en el más absoluto secreto, a fin de no difundir alarma en el público, pero la prueba bastó para darse cuenta que la vía no estaba aún en condiciones requeridas para librarla al público, por lo que rehusaron recibirla hasta que no se efectuaran las obras necesarias. Después de ocurrido el accidente y para verificar que los arreglos estaban realizados correctamente, el día 27 de agosto de 1857 se realizó un nuevo ensayo en privado el que resultó todo un éxito. ¡Y llegó el día esperado!. El sábado 29 de agosto de 1857 amaneció con sol y cielo despejado. Por la mañana el obispo de Buenos Aires, Monseñor Escalada, en un tablado ornamentado con flores y banderas, celebró una misa y dio la bendición a las dos locomotoras bautizadas con los nombres de "La Porteña" y "La Argentina" (Serie "A" - Rodado: 0-4-0 ST - Peso: 15.750 kg. -Fabricada por E.B. WILSON de LEEDS Inglaterra en el año 1856). Toda la estación Del Parque y los alrededores se encontraban engalanados para la ocasión. Una multitud cubría la Plaza del Parque (hoy Plaza Lavalle) a la espera de ver pasar el verdadero progreso que se venía a pasos agigantados. Dada la señal de partida del tren oficial, el pitazo interminable de "La Porteña" hizo estremecer a los presentes. El tren comenzó avanzar entre dos hileras interminables de público que saludaba la salida entre aplausos y vítores. Seguidamente, se perdió pronto de vista a través de la frondosidad del paisaje. Al llegar al pueblo de San José de Flores, el tren inaugural fue saludado por todo el pueblo que se encontraba en las inmediaciones y por la banda del 2 de Línea allí estacionada que tocaba la "Marcha de Lavalle". Su ingreso a la estación La Floresta, fin del recorrido, fue apoteótico ya que todo el pueblo los esperaba para darles la bienvenida. Al finalizar el viaje, los pasajeros fueron invitados a un ágape en un comedor de la zona, donde se brindó por el éxito del medio de transporte que en la Argentina acababa de nacer, y que seria a la postre el que traería la civilización a gran parte del país fundando pueblos que hoy deben su progreso gracias al tren. El día domingo 30 de Agosto de 1857, el ferrocarril quedó librado al servicio público de trenes entre Estación "Del Parque" y Estación "La Floresta". Se comenzó a implementar un servicio regular de pasajeros entre ambas estaciones, realizándose dos frecuencias diarias en ambos sentidos, ellas eran: de estación Del Parque: 11,00 horas y 15,00 horas-de La Floresta: 12,30 horas y 16,30 horas. A fines del año 1857, según versiones, se habilitó un horario nocturno entre las 20,30 y 23,00 horas, informando al público que dicho tren prestaba servicio siempre y cuando hubiera luna y la noche se encontrara clara. Esta forma de viaje fue dejada de lado cuando le fueron incorporados los faroles a las locomotoras. La tarifa punta a punta en coche de primera clase: $ 10,00 - El boleto en coche de segunda clase $ 5,00. La cantidad de pasajeros transportados desde el 30 de agosto de 1857 al 31 de diciembre del mismo año, fue de 56.190 y cargas por 2.257 toneladas. En un año se transportó 185.566 pasajeros y 6.747 toneladas de cargas que proporcionaron ingresos suficientes para asegurar el 5% de beneficios del capital empleado. En Buenos Aires vivían por esos años cerca de 170.000 habitantes. El tiempo que insumía el tren en realizar el viaje era de 30 minutos. La estación Del Parque estaba ubicada entre las calles Del Cerrito (hoy Cerrito), Tucumán. Libertad y Temple (hoy Viamonte). Los trenes, partían en dirección oeste con salida por la calle Libertad, cruzaban en diagonal la Plaza del Parque (hoy Plaza Lavalle), pasaban frente al Parque de Artillería (actualmente el Palacio de Justicia), tomaban la calle Del Parque (hoy Lavalle) hasta Boulevard Callao (hoy Avda. Callao), hacían una curva y contra curva en los terrenos de los "Hornos de Bayo" o "De los Olivos" que luego se llamó "Curva de los Jesuitas" (Ex - Pasaje Rauch - hoy Enrique Santos Discépolo). Las vías seguían por Corrientes doblaban hacia el sur para tomar Centro América (hoy Avda. Pueyrredón) hasta Cangallo (hoy Presidente Perón), donde comenzaban a orientarse hacia el oeste en curva pronunciada entrando al Mercado del Oeste (hoy Plaza Once de Septiembre) A la altura de la calle Ecuador, a pocos metros de la futura prolongación de la calle La Piedad (hoy Bartolomé Mitre), se levantaba la estación Once de Septiembre que por aquel entonces era una simple construcción de madera, funcionando como tal, hasta diciembre del año 1882. Unos quinientos metros más al oeste, se encontraba la estación Almagro (su nombre recuerda al primitivo dueño de los terrenos, don Toribio Almagro) que era de madera y ofrecía un aspecto simple, que más que parecerse a una estación se asemejaba a un apeadero funcionando hasta el 15 de junio de 1887. Esta estación, estaba ubicada 50 metros a las afueras de los límites de la ciudad ya en territorio del Partido de San José de Flores (Provincia de Buenos Aires) sobre la calle Camino Límite (hoy Medrano). La zona de Almagro para ese entonces, era un típico caserío de las orillas de Buenos Aires donde perduraban viejos caserones del tiempo virreinal, corralones, casas de inquilinatos, boliches, hornos de ladrillos, potreros y baldíos. A casi 2 km. al oeste, se encontraba la estación El Caballito (llamada así por la pulpería que en el año 1804 instalara el genovés don Nicolás Vila, negocio que se diferenciaba por su veleta de latón con forma de caballito construida en las calles Rivadavia y Emilio Mitre) ubicada en la esquina de la calle del mismo nombre, que actualmente se llama Federico García Lorca (ex - Cucha -Cucha). El edificio era de madera, cartón y plataforma angosta (según reza en "La Memoria del Directorio del Ferrocarril del Oeste del año 1860). Caballito era una zona donde estaban ubicadas lujosas casas-quintas, palacetes de cuidadas arboledas y jardines, pintorescas residencias cuyos frentes lucían rejas y portones de hierro artísticamente labrados. La próxima estación era San José de Flores (en homenaje al dueño de esas tierras, don Ramón Francisco Flores, quien mandó a erigir el primitivo templo de San José en el año 1804), la misma se levantaba en las inmediaciones de la calle La Paz (hoy Caracas) en terrenos pertenecientes a la señora Inés Indarte de Dorrego. Cinco años más tarde, por un entredicho con los dueños de esas tierras, debió trasladarse la estación a un terreno cedido por la municipalidad local a 250 metros al oeste de la primera, en la esquina de la calle Sud América (hoy Gral. José Gervasio de Artigas). El pueblo de Flores para ese entonces, lo completaban el templo, la plaza, la estación y algunos comercios importantes y casas bajas lo que le daba el aspecto de pueblo provinciano. Siempre en dirección al oeste, a la altura del km. 9,983 llegamos al final del trayecto que era la estación La Floresta (todavía no se ha podido deducir el origen del nombre del paraje. Unos creen que fue motivado por la vegetación del lugar de las quintas ubicadas allí. Otros dicen que fue por un café que llevaba ese nombre y estaba ubicado frente a la estación). Dicha estación, se encontraba ubicada entre las calles Esperanza (hoy Joaquín V. González) y otra sin nombre que después se denominó De La Capilla (hoy Bahía Blanca). La misma, era de madera y tenía un tanque de agua asentado sobre pilares, para abastecer a las locomotoras a vapor del liquido elemento. La Floresta había estado formada con anterioridad a 1857, pero fue el ferrocarril quien le dio popularidad y prosperidad. Los talleres ferroviarios de la empresa, estaban instalados en el solar que comprendían las calles Corrientes, Centro América (hoy Avda. Pueyrredón), Tucumán y Paso. Posteriormente, los mismos fueron levantados en el año 1887 y reubicados en la localidad de Tolosa (La Plata). El costo total de la obra fue de $ 6.900.000.-(material rodante, tractivo, construcción de estaciones, rieles, durmientes, etc. etc.), de los cuales $ 2.000.000.- fueron aportados por particulares en la suscripción de acciones. El gobierno auxilió a la sociedad con $ 1.300.000.- y el saldo de $ 3.600.000.- pensaba como deuda personal de los miembros de la comisión directiva de la sociedad. En el año 1862, se dictó la ley que autorizaba la compra de las acciones particulares, quedando a cargo del Estado la propiedad y funcionamiento del ferrocarril, el que fue administrado por una comisión de ciudadanos presidido por varios años por don Mariano J. Haedo. Siguiendo el proceso civilizador, la Provincia de Buenos Aires destinó una parte de sus recursos para prolongar su línea férrea y la experiencia realizada resultó provechosa. Años después, la intervención del capital inglés dio al sistema vigoroso impulso, y en algunos años la línea se extendió en proporción enorme y los progresos fueron realmente asombrosos.

sábado, 23 de agosto de 2014

Copiando; para el Belgrano Cargas.


Mi tío era jefe de estación de ahí, y también lo fue en Taco Ralo Don Agustín Coronel. A mi me llevaban cuando era niño a una finca de montes de algarrobos, quebrachos y tusca que se llamaba Los Mistoles, aun no sé si sigue. Y sus hermanas me acuerdo eran unas viejas con pañuelo atado en la cabeza (como usan las mujeres allá) que no hablaban con nadie y tan solo pocas veces habían ido al pueblo, ni siquiera ir a votar, tan solo al registro civil dos o tres veces, y a la escuela iban a una en el monte que ya no existe, es mas, nunca le pude conocer la cara a esas mujeres porque no se dejaban ver demasiado y eran muy desconfiadas. Y mi tío, es decir el hermano era totalmente diferente, una persona muy abierta al dialogo y trabajaba en el ferrocarril, me acuerdo que  tenia una lampalagua gorda y grande que vivía enroscada en un árbol de algarrobo y bajaba a tomar la leche que le dejaba su peón de la casa en un plato de madera, pero ojo ehh!!! A no tenerle desprecio porque se ofendían!!!! valla saber que misterio había detrás de ese bicho, no se si parte de una cultura, no se realmente no lo sé, de todas maneras yo siempre le había tenido recelo. Igual en algunas zonas de Santiago era común tener una lampalagua en sus ranchos, con el fin de evitar que otros animales invadan.
Luego volví con mi madre cuando murió una de esas viejas que tenia como cien años, en el velorio había otras viejas que de repente comenzaron a llorar desgarradamente, a mi me quedo muy grabado eso, y mi vieja me explico que eso lo hacían para que su alma no se lamente y aparezca por las noches llorando lamentos. Me hacia acordar a lo que contaba mi amigo el negro Juan Carlos Cena en su libro "Crónicas del Terraplén" vinculado a un velorio de su tía, familia toda de ferroviarios. Luego a estas viejas que eran como tres mi tío les pago con bolsas de maíz, de batatas, carbón y dinero.
En esta estación siempre lo veía a mi tío cuando pasaba, ya que siempre lo tomaba al tren en Simoca, el estaba apoyado sobre la chata de encomiendas con su infaltable gorra de Jefe de estación (eso siempre nos identifico a la clase obrera de manera universal) observando el despacho del tren. Este tren que pasaba por ahí era un tren que cuando llegaba a Retiro llevaba olor a caña de azúcar, aroma a norte. Una campanada o dos que despachaban sonrisas y alegrías en San Pedro.


viernes, 22 de agosto de 2014

Copiando, Belgrano Cargas.



Los Ferrocarriles: Sus orígenes. La historia de los ferrocarriles argentinos está íntimamente vinculada con el desarrollo civilizador de la República y la unidad nacional. La construcción de la primera línea férrea fue el producto de la coincidencia de iniciativas y capitales netamente argentinos. La constitución de la "Sociedad del Camino de Fierro de Buenos Aires al Oeste", integrada por los señores Jaime Llavallol, Mariano Miró, Manuel J. Guerrico, Bernardo Larroude, Norberto de la Riestra, Adolfo van Praet, Daniel Gowland, Vicente Basavilbaso y Esteban Ranms y Ruberf, dio origen a nuestros ferrocarriles.  Esta comisión solicitó, en setiembre de 1853, al gobierno provincial, la concesión para construir el ferrocarril. En enero de 1854 la Legislatura de Buenos Aires autorizó por ley al Poder Ejecutivo a otorgar la concesión de la construcción de un ferrocarril de 24.000 varas de extensión. A principios de 1855 se iniciaron los trabajos de construcción, terminándose hasta San José de Flores, en la primera quincena de agosto; y se hace correr hasta el punto terminal de la línea (Estación La Floresta) un tren de ensayo traccionado por  "La Porteña", nombre de la primera locomotora de fabricación inglesa que circuló en el país. Este ferrocarril se inauguró oficialmente el 29 de agosto de 1857; la ceremonia fue presidida por el entonces gobernador de Buenos Aires Dr. Valentín Alsina. Lo acompañaron en el viaje inaugural el General Bartolomé Mitre, Domingo F. Sarmiento, Dr. Pastor Obligado, Dalmacio Vélez Sárfield, Estanislao del Campo y otros invitados especiales. Línea General San Martín (5) (Ex FFCC., Andino, Gran Oeste Argentino.) Antes de terminar la construcción del Ferrocarril Central Argentino, el Gobierno de la Nación en 1867 dispuso la elaboración de estudios de factibilidad de una línea que uniera Villa María y Río IV (Pcia. de Córdoba) con Villa Mercedes (Pcia. de San Luis) y la prolongación hasta Mendoza y San Juan, originando de tal forma el Ferrocarril Andino. La construcción de este ferrocarril se inició a principios de 1870 por la empresa de Juan Simmons y fueron totalmente financiados por el Estado. En octubre de 1873 se realizó la apertura de la primera sección, hasta Río IV; y en 1875 se inauguró la línea hasta Villa Mercedes. Este ferrocarril de propiedad del Estado continuó expandiéndose; en 1882 llegó hasta la capital de San Luis y en 1885 hasta Mendoza y San Juan; quedando unidas entre sí las tres provincias cuyanas con la ciudad de Rosario, mediante el empalme de Villa María con el F.C. Argentino. En octubre de 1882 se constituye en Londres la compañía "Ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico" que había comprado los derechos de la concesión otorgada, para la construcción de un ferrocarril entre Mercedes (Pcia. de Buenos Aires) y Villa Mercedes (San Luis), a D. Juan E. Clark. En marzo de 1885 se habilita la primera sección de este ferrocarril de Mercedes a Chacabuco y se inaugura hasta Villa Mercedes en octubre de 1886. Finalmente, en 1888, se libró al servicio público la extensión de Mercedes a Palermo. Por esa época, los trenes de este ferrocarril utilizaban la vía del F.C. Norte de Buenos Aires para llegar hasta la estación Central. En 1887 el gobierno nacional le transfiere a la compañía de capitales británicos "Ferrocarril Gran Oeste Argentino" el Ferrocarril Andino comprendido entre Villa Mercedes, San Luis, Mendoza y San Juan; pasando a integrar, en 1907, la red del Ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico. Línea Domingo F. Sarmiento (1) (Ex Ferrocarril Oeste de Buenos Aires.) Tal como se ha mencionado, éste fue el primer ferrocarril que circuló en la República Argentina. Luego de su inauguración, el 29 de agosto de 1857, el Ferrocarril Oeste de Buenos Aires consideró la necesidad de prolongar sus líneas a fin de satisfacer los intereses del comercio de su radio de acción y los propios. Tanto fue así que en 1858 los rieles llegaban a Ramos Mejía, un año después a Morón y en abril de 1860 a Moreno. El gobierno de la provincia de Buenos Aires el 1° de enero de 1863 asume la conducción de este ferrocarril, constituyendo el F.C Oeste de Buenos Aires y del Banco de la Provincia. En 1866 esta línea llega a Chivilcoy, 150 km, en 1875 a Bragado y en 1885 posee en explotación las siguientes líneas: Once a Chacarita, a las Catalinas y Riachuelo (tren de la basura), Merlo a Lobos y Saladillo; Luján a Pergamino; Pergamino a Junín y San Nicolás; Temperley a Cañuelas; Haedo a Mármol, Tolosa y Ensenada; y la línea principal llegaba a Pehuajó. El 30 de junio de 1890, por disposición del Presidente de la Nación, Dr. Miguel Juárez Celman, el Ferrocarril del Oeste es vendido a capitales ingleses. Mediante la Ley No 6.700 de octubre de 1909 se autoriza la electrificación del sector suburbano de esta línea. Los trabajos de construcción se inician en 1914, simultáneamente con las obras relativas al túnel de servicio de trenes de carga al puerto. La línea electrificada hasta la estación Moreno se inaugura en 1923. Línea General Roca (3) (Ex Ferrocarril del Sud, Buenos Aires a Puerto Ensenada, Bahía Blanca y Noroeste y del Estado, Líneas de San Antonio al Nahuel Huapí, Puerto Deseado a Colonia Las Heras y Comodoro Rivadavia a Colonia Sarmiento.) En mayo de 1862 la Legislatura autoriza al Poder Ejecutivo a celebrar el contrato de concesión para la construcción de un camino de hierro entre el Mercado de Constitución y el pueblo de Chascomús, con el Sr. Llumb. A ese efecto se constituyó la compañía "Gran Ferrocarril al Sud de Buenos Aires" Las tareas de construcción se iniciaron a principios de 1864 en el solar donde se encuentra actualmente la Plaza Constitución, y en diciembre de 1865 la línea ya llegaba hasta Chascomús. Comienza la prolongación de sus líneas desde Dolores hasta Ayacucho en 1876, inaugurándose el tramo en diciembre de 1880. En 1884 se habilita al servicio público el tramo de Azul a Bahía Blanca y en setiembre de 1886 el servicio a Mar del Plata. De esta forma el Ferrocarril del Sud sigue tendiendo sus líneas y adquiriendo otras, como el Ferrocarril de Buenos Aires a Puerto Ensenada, que en 1898 pasa a formar parte de su red. Un año después de la inauguración del primer ferrocarril que llega a la zona patagónica (Bahía Blanca a Neuquén), o sea, a principios del siglo XX, el Ferrocarril del Sud contaba con una extensión de vía de 3.500 km del total de 16.563 km que existía en ese entonces en el país. De ahí en más, este ferrocarril inicia una etapa de grandes realizaciones ferroviarias y de fomento agrícola: ejemplo de ello son las obras de riego del Valle de Río Negro. De las principales obras construidas en esa época, es dable destacar la de Bahía Blanca a Patagones, que años más tarde al habilitarse sirvió de vínculo entre la Estación Constitución y San Carlos de Bariloche, pasando por San Antonio, línea ésta (San Antonio al lago Nahuel Huapí) que fue construida e inaugurada en el año 1934, de acuerdo a la Ley No 5.559 denominada "Fomento de Territorios Nacionales". Por imperio de esta misma ley, el Estado construyó las dos líneas patagónicas de trocha angosta: de Comodoro Rivadavia a Colonia Sarmiento y de Puerto Deseado a Colonia Las Heras; estas líneas fueron libradas al servicio en octubre de 1914. El Ferrocarril del Sud adquirió, en noviembre de 1924, el Ferrocarril Bahía Blanca y Noroeste. Esta circulación, con sus líneas de Bahía Blanca a Toay y a Huinca Renancó se habilitó al servicio público por secciones, entre 1891 y 1907. Puede decirse, que, de tal forma, la actual línea Roca unió la Capital Federal con el sur de la provincia de Buenos Aires, La Pampa y una extensa zona patagónica, llevando consigo el progreso y el desarrollo a poblaciones que no hubieran prosperado sin el estímulo de la circulación ferroviaria.

jueves, 21 de agosto de 2014

Copiando, para el Belgrano Cargas.





(Enero 2013) Acepto las efemérides. La memoria histórica es una parte de nuestra identidad (aunque sea, como siempre lo es en parte, fabricada). Pero, como dije en otras ocasiones, me hinchan un poco. Demasiadas veces son ocasión de repetir frases hechas. Por eso se me ocurrió aprovechar este asunto del Bicentenario de la Asamblea General Constituyente de 1813 para cuestionar (me) algunas cosas. Atención: tengo que decir que en la misma página de la Presidencia de la Nación que informa que “se publicó en el Boletín Oficial la ley que establece por única vez feriado nacional el día 31 de enero de 2013 en conmemoración“, en esa misma página se advierte “El propósito era proclamar la independencia y redactar la constitución del nuevo estado. Durante su transcurso, los intereses sectoriales dividieron a los diputados, lo que terminó con una postergación de la declaración de la independencia“. Cierto. Eso de los intereses sectoriales y las divisiones es una vieja tradición nuestra. Pero yo no voy a poner énfasis en lo que no se hizo en ese momento. Un posibilista veterano como yo asume que algunas cosas se consiguen y otras no, y el Viejo tenía razón cuando recomendaba conseguir la mitad importante. Y para marcar los pasos, importantes, que se dieron, ya están los diarios de hoy, con eso de las efemérides. Lo que quiero hacer es aprovechar este fragmento de Salvador Ferla que me acerca mi amigo Pandra, para rendir homenaje a un gran argentino (oriental) que alejaron de esa Asamblea, y recordar algunas cosas que el planteó y que merecen que las tengamos en cuenta. No porque no las aprobaran en 1813, sino porque unas cuantas siguen pendientes: “... En enero de 1813, presidida por Alvear, que ya era la figura más prominente del Plata, comienza a sesionar solemnemente en Buenos Aires la asamblea nacional, que iba a seguir al pie de la letra las resoluciones de las cortes de Cádiz. En marzo Rondeau le comunica a Artigas que el triunvirato “le ordena” a la banda oriental prestar juramento de obediencia a la asamblea. En abril “el jefe de los orientales” reúne un congreso en su campamento de Tres Cruces, en Peñarol, frente a Montevideo, con gauchos, indios, negros, mulatos, españoles y criollos, analfabetos e ilustrados. Lo inaugura parafraseando a Washington: “Mi autoridad emana de vosotros y cesa por vuestra presencia soberana”. Al decir de Pepe Rosa no era una concesión al liberalismo, sino que era “el” liberalismo, pero el liberalismo con patria, pueblo, pampa, idioma, un liberalismo popular y nacionalista, que luego encenderán en Buenos Aires Manuel Dorrego y más tarde Hipólito Yrigoyen. El estilo de la asamblea del año XIII estaba en las antípodas del espíritu popular, criollo, épico, austero, valiente, libre, gaucho y combatiente encarnado por San Martín y por Artigas. Un viajero inglés comenta lo que vio en el campamento oriental: “¡El excelentísimo señor protector de la mitad del nuevo mundo estaba sentado en una cabeza de buey, junto a un fogón encendido en el suelo fangoso de su rancho, comiendo carne del asador y bebiendo ginebra en un cuerno de vaca! Lo rodeaba una decena de oficiales andrajosos… De todas partes llegaban, al galope, soldados, edecanes, y exploradores. Paseándose con las manos en la espalda, Artigas dictaba los decretos revolucionarios de su gobierno. Dos secretarios –no existía el papel carbónico- tomaban nota”. Por su parte, el cronista Larrañaga lo pinta así: “En nada parecía un general. Su traje era de paisano y muy sencillo: pantalón y chaqueta azul, sin vivos ni vueltas, zapatos y medias blancos y un capote de bayetón eran todas sus galas, y aun todo esto pobre y viejo. Es hombre de una estatura regular y robusta, de color bastante blanco, de muy buenas facciones, con la nariz aguileña, pelo negro y con pocas canas; aparenta tener unos cuarenta y ocho años; su conversación tiene atractivos, habla quedo y pausado; no es fácil sorprenderlo con largos razonamientos pues reduce la dificultad a pocas palabras y, lleno de mucha experiencia, tiene una previsión y un tino extraordinarios. Conoce mucho el corazón humano, principalmente el de nuestros paisanos, y así no hay quien le iguale en el arte de manejarlos. Todos lo rodean y lo siguen con amor, no obstante que viven desnudos y llenos de miseria a su lado”. Con él cualquiera puede llegar a general si tiene condiciones, como las tenía el indio Andresito Guacurarí Artigas, sin obligación de presentar ante nadie certificado de “limpieza de sangre” ni desmerecerse por tener una concubina parda. Artigas confecciona en aquel congreso de Peñarol un programa extraordinario de veinte puntos para que los diputados orientales lleven a la asamblea: declaración de la independencia absoluta, sistema republicano de gobierno, régimen federal, supresión de las aduanas interiores, un plan nacional de desarrollo, prevenciones contra el despotismo militar y la sabia medida de fijar la capital de la confederación a crearse fuera de Buenos Aires. Nada se había escrito hasta entonces como ese articulado en el que se expresaba la temática de la revolución nacional con absoluta precisión y autenticidad: significaba clarificar la revolución de mayo y llevarla a la calle, sacándola del ámbito palaciego en que se manejaba“. ¿Saben qué? Me dejó reflexionando, en particular, si no deberíamos pensar otra vez en un plan nacional de desarrollo, en crear una confederación más grande y en fijar la capital fuera de Buenos Aires. Pregunto, nomás.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Copiando; para el Belgrano Cargas.



Lo que quiero es hacerlos volar en la imaginación y el tiempo, si un tiempo ya ido. Hasta el año 93 las tardes y mediodías en Simoca eran cotidianas y monótonas con la pasada del tren 703/704 "El Directo" como decía mi querida vieja "Chela".De esta manera cada lector se ira sumergiendo de a poco e impregnándose de olores, murmullos, ruidos, comentarios y que tendrá como telón de fondo una rica descripción geográfica y pintoresca. Sí, todo aquel clima que se vivenciaba minutos antes de la llegada del tren de pasajeros a la estación Simoca. Un pueblo preñao de mitos, leyendas, e historias populares de un pueblo arcaico, de postas de aquellos viajeros con mercancías en la época del Virreinato. Lugar de fiestas en Domingos, de las ferias sabatinas como punto de encuentro de aquel paisano del campo con sombrero de alas anchas, camisa de vestir y poncho rojo color Guemes (rojo y negro) pitando un chala. El Sábado es el único día de sociabilizacion de aquel paisano, en la feria se habla de las noticias rurales de la zafra y la vida cotidiana del zafrero. Mientras tanto nunca debe faltar la mano tendida dispuesta a la invitación de algún trago acompañado de unas ricas empanadas al son de unas zambas y chacareras con guitarra acordeón y violín carpero.  El viejo “Rosedal” de mi querido amigo  Lo Ledesma, donde se cantan preludios y zambas bajo el cielo estrellado, la luna machadita y sedienta siempre es testigo de algún romance cuando baja a tomar una copa de vino.
En las siestas calurosas que ni los coyuyos tienen ganas de cantar nos escapábamos con los changos a los arroyos y surgentes entre los cercos de sandia o en invierno a chupar caña de azúcar. Que lindas las tardes de verano en la plaza!!! Acompañada de la música del cuarteto del recuerdo como Eduardo Gelfo y el Cuarteto Leo, Chunchulas, Trulala, Santamarina, La Mona , y Sebastián y Alberto Tosas que hasta hoy sigue de moda en todo Tucumán. Pero la estación siempre ocupo un lugar privilegiado en aquel rincón de pasiones y sentimientos, fue el lugar donde el olor a oxido de las zapatas perfumo las camisas blancas de mi infancia confeccionadas con tanto sacrificio por mi querida vieja, y un poco de grasa de locomotora no venia mal para lustrar mis mocasines. Y ahora si vamos a preparar todo para viajar, porque a las 17:50 hs si viene bien a horario cosa que no creo, tiene que pasar por Simoca y vamos a subirnos a viajar unos cuantos km. Tal vez llegaremos hasta Alta Córdoba, Villa Rosa  o Boulogne Sur Mer, no se pero nuestro destino final será Retiro.
Es temprano y ya carneamos 2 gallinas para freír, eso y unas cuantas milanesas será nuestros almuerzos y cenas a bordo del tren, igual llevamos mucho porque hay que convidarles a los compañeros de viaje y no sabemos cuanto de atraso trae y pasara. También cargamos 2 termos con gaseosas “Torasso” naranja (porque no existe envase descartable). En cajas de cartón envueltas en papel madera atadas con hilo piolin con su inscripción “Coronel Simoca-Retiro” llevamos quesos quesillos, patay, miel de caña, bollos y empanadillas. Y en otra caja un gallo pavón de gran porte que mi madre eligió para reproducir buena cría, también una bolsa de azúcar de 50 Kg. . Que tendrá su privilegio de ir en el furgón.
16 hs. –Mama- Ibar valla averiguar si viene bien o con atraso el tren.
Llegue a la estación con unos amigos a preguntar y no había ningún movimiento, pero me dijo el Jefe que todavía no había llegado a Tucumán.
17 hs. Mama esta intranquila y ella acostumbra a llegar 1 o 2 horas antes, porque mama es así.
 Nos vamos despidiendo de todos, no nos olvidamos nada, las valijas, cajas, todo.
“Don Lindor Chalin” nos lleva en sulky hasta la estación.
Llegamos medios mareados en ese sulky de antaño que parece una batidora y ya se hizo presente el infaltable “Kako Rivas” y algunos pasajeros esperando a lo largo de toda la estación.
Bajamos todo y nos ubicamos donde parara el coche 402 que nos toco.
-Mama- Ibar anda a decirle al auxiliar o al de encomiendas que venga a buscar la bolsa de azúcar así la lleva para que valla en el furgón de encomiendas.
Gente que va llegando acompañados de sus familiares y algunos que sacan boleto en el momento su suerte de comodidades será al azar, porque van sin numero de asiento.
El Jefe de estación Carlos Bazan pasa preguntando a los viajantes el numero de coche para ir ubicándonos  mas o menos donde va parar cada coche.
-Jefe de estación- Hace 10 minutos salio de Tucumán. Señora coche 502 al fondo, esos son clase turista. Señor por acá para el coche comedor, ¿que numero de coche tiene Usd Señor? 404 un poquito mas allá por la casa de Don Mansilla mas o menos.
-Mama- Mijo apenas pare yo subo con tu hermana y vos con tus amigos suban las cajas y valijas que yo las agarro, porque este para y sale echando chispa eh, no da tiempo a nada.
El auxiliar ya movió la palanca  y tiro el cable para bajar la señal de entrada. A los pocos minutos suena la campanilla del telégrafo y la campana, ya viene pasando Río Colorado, fa viene a las chapas!!!
-Ibar- Ma ya viene por Río Colorado.
-Mama- Si hijo no te vallas lejos.
Al rato ya se ve algo negro, y es la serpiente de acero.
-Ibar- Si ahí viene.
-Mama-No busquen el coche 402, subamos donde estemos mas cerca de cualquier puerta, después nos ubicamos, la cosa es estar arriba del tren.
Ya se visualiza su elevada campana en techo de la maquina.
-Ibar- Ma viene con la 9mil.
-Mama- Ah hijo!!! No importa la cosa que lleguemos bien a Retiro.
Un largo bocinazo de atención inmoviliza a todo el pueblo y moviliza a los viajantes en el anden. La maquina se mueve hacia los costados y a los saltos como si viniera a 200 Km./h y parecería que en cualquier momento descarrila. Entrando al anden pasa dándonos una bienvenida tapándonos de tierra con una gran polvareda que levanta. La locomotora es la 9717 viene muy sucia llena de aceite toda negra y chorreada de yerba mate debajo de la ventanilla del maquinista (se ve que golpean el mate ahí para cambiarle la yerba). De tan pesada que es pasa como castigando los pobres y aguantadores rieles del Belgrano. Su maquinista un viejo que se inicio con las vaporeras lleva su infaltable pañuelo al cuello y viene sacando el brazo con su aro de vía libre en mano para entregarle al auxiliar y recibir el mismo que le otorgara el permiso para pasar de estación a estación. Pasa la maquina, los 2 vagones de carga cerrados con carga desde La Quiaca hasta Retiro (ojo, no es un mixto ni un carga con coche, es un tren de pasajeros) el furgón-encomiendas. Baja el guarda con su uniforme de verano color crema, y deja un sobre papel-madera en la oficina del Jefe que lo esta esperando. ¡Que olor a caña de azúcar quemada y a oxido que trae este tren! Por Dios!!! Entre saludos y movimientos en la oficina de auxiliares el peón cargo todas las encomiendas que irán en el furgón. Son pocos los minutos que para en Simoca. Suena la campana, manos que saludan y brazos que se extienden, y el guarda hace sonar su silbato flameando su pañuelo verde y gritos como ¡Veni en Julio!. .Un largo bocinazo para aquellos que escaparon hacer una compra de bebidas, alguno seguro perderá el tren. Cruje la pereza a falta de grasa con un poco de oxido que ayuda y el típico tiron de gancho-mandíbula ayudado de una buena aplicación de puntos en el controler acelerador por parte de ese viejo maquinista de pocas pulgas por la impaciencia de jubilarse cuanto antes. Mientras sentimos el bramar del turbo de semejante fierro nuestros amigos corren a la par de la puerta despidiendose.  Buscamos nuestros asientos, nos sentamos, y mientras pasa la curva el color blanco rojo y azul de los coches materfer envuelve como una cinta engalanadora a aquel pueblo de ranchos bajos que fue el principado de mi infancia en veranos e inviernos.

Mientras viajamos ya nos recibieron con guitarras cantando chacareras, nunca falta una guitarra par endulzar el largo viaje, el traquetear reemplaza al bombo y siempre se cola algún coyuyo cantor que trae su violín de los montes por donde surca este tren. Mama ya nos enchufo de entrada las milanesa y esa gallina mas dura que un ladrillo, pero no viene mal para fortalecer nuestros dientes y mandíbulas. Por la ventanilla del frente como marcando una instancia, cruzamos un caminito de tierra y su “Pare, mire, escuche, cuidado con los trenes” de color amarillo y negro que todos los belgraneros conocemos, una vieja de pañuelo atado a la cabeza sacando pan del horno y una chinita barriendo el patio con una escoba de afata, la verdad con el marco de la ventanilla parece una pintura paisajista. Pasamos Atahona y el Río Gastona,  Monteagudo y llegamos a La Madrid. La gente espera ansiosa para vender sus productos caseros, una vieja con un tendal de hijos al igual que la gallina con sus pollitos lleva un canasto tejido de palmeras ofreciendo quesillos y empanadillas y su chinita cardenales que sus hermanos lo trampearon,  otros agua caliente para el termo. Pero la cosa viene mal barajada, y hay problemas, esta el destacamento de la P.F.A.  A los que vienen de Bolivia o La Quiaca en clase turista los hacen bajar a todos y les confiscan sus mercancías impunemente con una buena garroteada al frente de sus hijos sin tener piedad de nada y no les importa si pierden el tren, en esta estación los bolivianos siempre son carne de cañón a los que venimos en clase primera no nos hacen nada además casi todos somos ferrucas. Al llegar a Taco Ralo me dice mi mama mira ahí esta el tío Don Agustín Coronel (jefe de estacion), y si lo vi, estaba con el brazo contra la puerta y el auxiliar con su gorra sentado en la chata de encomiendas viendo pasar la despedida de otro tren mas. En Lavalle subieron dos rubiascon su mama que viajan hasta Boulogne y llevan una catita que como jaula tiene la envoltura de una damajuana de vino, y como nos hicimos amigos nuestros sanguches lo compartimos y también con su lorita. Llegamos a Frías y también tenemos problemas de mas atraso, porque el personal de conducción que venía desde Tucumán trabajando tenía que dejar servicio en Frías y los quieren recargar hasta Recreo, cosa que le impide articularse para volver mañana trabajando en el otro tren hasta Tucumán. El problema fue superado luego de 1 hora, lo cual el personal de Tucumán siguió hasta Recreo tras llegar a un arreglo. De esta manera seguimos y estamos yendo muy despacio por las salinas a 12km/h así será hasta Lucio V. Mansilla mientras vamos durmiendo, pero antes que nos despierte el de coche-comedor ofreciendo café café nos despertara el maldito gallo que lleva mi mama en la caja. Mi madre le golpea la caja para que deje de cantar pero todos los compañeros de viaje. A DESPERTAAAAAAAR. Cuando pasaba este tren, yo solía esperarlo para vender gaseosas “Toraso”, y el mismo paraba muy poco tiempo, pero un día me confié tanto y muy mal que me subí a vender por arriba de un clase turista y me apuraban todos y me marearon que yo sin querer agarre la plata sin fijarme cuanto era, cuando estaba llegando a la puerta para bajar miro el billete y eran bolivianos, me volví a reclamarle y el tren salió, deci que me vio el jefe de estación que me conocía y el guarda lo hizo parar. Creo que mi madre nunca supo de esto, solo a mi padre se lo comente hace 3 años. Jajajajaja.

martes, 19 de agosto de 2014

Copiando; para el Belgrano Cargas.




No pecamos de soberbia si decimos que el Tren a las Nubes es un poco ‘el arquetipo de los trenes turísticos’ y ello básicamente por lo extraordinario de su recorrido: valles, precordillera, altiplano, cordillera (donde llega al ‘techo del mundo’ con 4200 msnm, en un ramal C. 14 que en el Abra Chorrillos alcanza los 4475 msnm). Un espectáculo natural como pocos en el mundo, aunque, no sólo la Naturaleza se ofrece en el Tren a las Nubes, también lo hace el espectacular trazado del ramal C. 14. Veamos: curvas de radio reducido (130 m.), pendientes iguales o menores al 2,5% para evitar el uso de cremallera, zig-zags (2), ‘rulos’ (2), túneles (21), puentes (más de 30), cobertizos (9), viaductos (13), y con más de centenares de obras de arte menores. El destino final del viaje es el viaducto ‘La Polvorilla’, esa maravilla de la técnica de 224 metros de longitud y 63 metros de altura, en curva y en pendiente.” Se nota la pasión con la que el Ingeniero Moisés Norberto Costello, de lúcidos 89 años, escribió el párrafo anterior, incluido en su libro “El Tren a las Nubes: apuntes para su historia y otros temas ferroviarios”, publicado en 2008.  Su vida está fuertemente ligada al ferrocarril desde que nació, en la Estación Huacalera, de Humahuaca, donde su padre se desempeñaba como Jefe. Entre 1945 y 1993 trabajó en los ferrocarriles, hasta que se jubiló. Pero eso no fue excusa para detener su marcha, ya que continuó como asesor hasta hace pocos años. Viendo sus conocimientos, su predisposición y energía, podría seguir trabajando aún hoy. Se nota que lo disfruta. Por eso se pone serio y firme a la hora de decir que al ramal C.14 “hay que respetarlo”. Costello es uno de los ideólogos del Tren a las Nubes, estuvo allí desde el comienzo. En una decisión que sorprendió, a última hora del martes, el gobierno de la provincia decidió estatizar el Tren a las Nubes tras el descarrilamiento ocurrido el 19 de julio y que afectó a más de 350 pasajeros. En conferencia de prensa, el ministro de Cultura y Turismo, Mariano Ovejero, aseguró que los informes técnicos recibidos fueron determinantes. Agregó que el tren estará inactivo durante tres meses y que los sesenta empleados que dependían de Ecotren S.A. mantendrán sus puestos de trabajo. El último descarrilamiento del Tren a las Nubes es uno más de los tantos incidentes que se vienen desarrollando en la máquina turística, emblema de Salta en todo el mundo. De hecho, Ecotren S.A. pudo ganar la concesión gracias a que el gobierno se la quitó a la empresa Trenes y Turismo S.A. después de un incidente similar, ocurrido en julio de 2005. “El problema arrancó desde el mismo momento en que se hizo la licitación por la provincia para subconcesionar el Tren a las Nubes, y se la dieron a esta empresa, que de vías de montaña no entendieron ni entienden un carajo. Creo que ganaron la licitación por motivos políticos, porque no cumplieron con ninguna de las promesas que hicieron para poder ganar la licitación”, opina Costello en su oficina de la zona oeste de la ciudad. A su lado se encuentra el Ingeniero Horacio Dagum. Ambos trabajaron en el ramal C.14 y opinan que las falencias que se suceden se deben a faltas de inversión y capacidad técnica. “La concesión se ha hecho a una empresa que no tiene realmente antecedentes ferroviarios ni mucho menos. El poco antecedente ferroviario que presentaba, era una UTE (Unión Temporal de Empresas) con la empresa Tranex Turismo, que explotaba el Tren del Fin del Mundo. Y es un tren que no tiene nada que ver con un tren de alta montaña”, opina Dagum. En julio de 2006, el gobierno de la provincia le dio la concesión del Tren a las Nubes a la UTE conformada por las empresas Tranex y Lesamis. Al respecto, Costello cuenta una anécdota: “Esta gente tenía la obligación, ellos se obligaron, a comprar una locomotora y a comprar coches para el Tren a las Nubes. Compraron una locomotora igual a la que tiene el Belgrano Cargas y la pagaron bien: 1 millón 300 mil dólares. Pero a nosotros nos llamó la atención que cuando la trajeron lo hicieron en camión, no hasta Güemes donde está nuestro centro de locomotoras, sino hasta Salta. Cuando la locomotora quiso salir de Salta para Güemes, para reabastecerse, chocó con todos los puentes. A una locomotora de trocha ancha le hicieron los bogies de trocha métrica y no pasaba por el ancho de los puentes. No sabían un carajo. Entonces dijimos: si así arranca esta empresa, mal va a andar la cosa. En 2010 compraron coches en Suiza. Cuando vinieron nos encontramos con que eran los mismos con los que yo había viajado en 1990 en un viaje de placer. Cuando llegaron, por supuesto, no servían”. Dagum recuerda que “en el momento de transición de una concesión a otra, la provincia llegó a hacer una obra para sanear el C. 14: eran 60 kilómetros de rieles, que en realidad eran 30 kilómetros de vías que se cambiaron en la zona más sinuosa. Se ve que ellos pensaron que con esos 30 kilómetros de vías que mejoraron ya estaba todo listo. Son 200 kilómetros que tienen la misma edad. Por otro lado, había otro concesionario, que es el Belgrano Cargas, que no hizo el mantenimiento del C. 14 en mucho tiempo”. “El problema actual –continúa Costello- es en un 80% de vías, el 20 de desconocimiento de lo que es el ferrocarril de vía de montañas, donde hay requisitos técnicos distintos, como el radio de curva. En llanura no tiene problemas, mil y pico de metros. En la Cordillera no, es de 130 metros. Al C. 14 hay que respetarlo, conocerlo, estudiarlo y caminarlo. La mayor parte de las vías tiene los rieles dados vuelta. Ya los dimos vuelta hace más de veinte años. Entonces ya no se puede pedir más”. Profundizando en la necesidad de contratar gente idónea, Costello asegura que “la empresa ferroviaria se está olvidando del ingeniero y el técnico ferroviario. La provincia hoy no tiene a nadie que técnicamente controle las vías o la marcha del tren”. Ambos ingenieros desconfían de que el Tren a las Nubes funcione en condiciones óptimas en tres meses, como promete la provincia: “Más allá de que los coches puedan llegar a seguir funcionando y las locomotoras del Belgrano puedan llegar a seguir traccionando, en tres meses no van a solucionar un problema de vías que lleva una desinversión de veinte, treinta años -dice Dagum-. Tres meses les puede llevar hacer un relevamiento real del ramal para saber cuál es su estado actual y pensar qué cosas habría que intervenir. Pero no pueden pensar que en tres meses van a solucionar todos los problemas del ramal.” Por su parte, Costello opina que “ningún ferroviario va a extender un certificado de calidad por un trabajo de tres meses”. Dagum concluye  con una idea que “parece simple, pero no lo es”: “El tema pasa por pensar y trazar planes, por tener políticas de estado a largo plazo. Para eso se requieren técnicos que puedan tomar decisiones. Se siguen tomando las decisiones en base a la plata y a los votos. Cambia el poder y todo lo que había hecho el anterior está mal. Cambiamos de dirección y no avanzamos en ninguna”.

lunes, 18 de agosto de 2014

Copiando; Belgrano Cargas.



El tono de voz suena, a la vez, a invitación y a orden. Pero después de los 12 peldaños bien empinados, sus palabras no dejan dudas de que para él hablar del ferrocarril es hablar de un gran amor. La escena es completa. Arriba está su estudio, una habitación que perdió espacio porque todas sus paredes están rodeadas de una “sobre pared” de libros, biblioratos, carpetas y cajas con documentos, libros, fotos, planos y hasta adornos vinculados al tren. El ingeniero Costello guarda en su memoria conocimientos y anécdotas ferroviarias en la misma medida. Dice que su nombre Moisés no es por herencia paterna sino porque cuando su padre era jefe de la estación de Huacalera (Jujuy), su mamá -embarazada de siete meses- se cayó a una acequia y fue rescatada. El bebé, aún de siete meses, nació inmediatamente y fue bautizado como el salvado de las aguas. A 86 años de eso y con más de una decena de libros escritos sobre el tren, su experiencia suena única. Desde siempre usted estuvo relacionado al tren por ser hijo de un jefe ferroviario, pero ¿cómo fue ese ingreso “oficial”? En la década del 50 me recibí de ingeniero químico y entré. En aquella época, en las calderas de las locomotoras a vapor se usaba un producto químico antiebullicidos que se fabricaba en Estados Unidos y tenía un costo tremendo para el Estado. Entonces, el gerente del ferrocarril me mandó al ramal C-14 y me ordena: “Vea cómo podemos eliminar ese producto que es carísimo y fabricar algo nuevo acá”. Me fui a la Facultad de Ingeniería, donde estaba uno de los cuatro ingenieros alemanes expatriados por el Gobierno y me ayudó. A los cuatro años suspendimos la compra de los antiebullicidos a Estados Unidos porque ya los fabricaban en los talleres de Tafí Viejo. Mi padre estaba orgulloso de su hijo. Imaginate! Y bueno, así empiezan todas las carreras.
Y cuando se hizo cargo de la Zona Norte, ¿cómo vio al tren? Teníamos el famoso tren del ramal C-14 que unía Salta con Antofagasta y en esa época trabajaba la mayoría de los yacimientos mineros. Estaba la mina La Casualidad, la azufrera cerca de Caipe (antigua estación) y teníamos que hacer un horario que contemporizara las paradas de la locomotora de vapor en cada estación para tomar agua, las necesidades del altiplano, la frontera, los aduaneros, las locomotoras chilenas que venían y la llegada en horas de día a Antofagasta. Después comenzamos a utilizar el fueloil de Bolivia y un nuevo tipo de quemador de petróleo en la caldera. Y así fui aprendiendo, pero lo más importante es aprender a querer al ferrocarril.
¿Cómo fue la vinculación con Chile? Hubo un pacto entre los Gobiernos argentino y chileno por el cual se debían construir tres líneas ferroviarias. Eran tres líneas: el Transandino de Los Andes, que iba de Mendoza a Chile por el Aconcagua, que fue construida por los chilenos; el Transandino del Norte o Ramal C-14, que fue inspiración de Hipólito Yrigoyen y ejecución de Richard Maury; y la famosa línea Transandina del Sur, por la Patagonia, que nacía en Bahía Blanca, y cruzaba Los Andes por la Patagonia, hasta los puertos chilenos. Esa nunca se pudo concretar.
El ramal C-14 ¿qué le trajo a Salta, al país? La primera posibilidad de exportar productos del norte a los países del Pacífico. Por ejemplo, a Estados Unidos se llevaba el borato por el Pacífico, es decir, de acá se mandaba a Antofagasta y allí se cargaba en barcos. Eso significaba que el barco se evitaba dar toda la vuelta por Buenos Aires y se ahorraba miles de millas. Otra: México en la década del "70, nos compró granos de la zona de J.V. González. Hicimos el operativo para llevar 120 mil toneladas en tres meses, pero no se continuó por un conflicto con los mexicanos.
También se habla del valor social del tren. Qué te parece! Primero, la locomotora de vapor necesita agua, entonces el ferrocarril lo primero que hizo fue buscar agua en toda la cordillera y en todas las estaciones ferroviarias. Por eso los pueblos en el ramal C-14 nacieron al lado de la estación. Imaginate que el minero se encontraba con que de golpe tenía el tren, el agua, el telégrafo, cosas que nunca había tenido.
¿Cuánto tiempo llevó hacer todo eso? El ingeniero Maury comenzó la construcción del ramal C-14 en 1921 y terminó en 1948. Son 570 kilómetros, pero de cordillera. No te olvides que Los Andes es la segunda cordillera más alta del mundo. Entonces, el hecho de tener agua, el telégrafo, el tren, significó un avance en el altiplano salteño que nunca nadie se imaginó. Por ejemplo se comenzó a vender carne a los mineros chilenos. Los ganaderos de Rosario de Lerma compraban la hacienda en el sur argentino, la engordaban y la cargaban en los vagones-jaula. Nosotros cumplíamos con no llevar más de 18 vacunos por cada jaula para que vayan cómodos. El ferrocarril también posibilitó dar más vida. Los primeros maestros de escuela fueron con el tren. El ferrocarril construyó locales para que hagan de escuelas y regalaba los durmientes viejos para calefaccionar las escuelas. El ferrocarril ha tenido un montón de fallas, pero no le echemos la culpa al ferrocarril que, en realidad, ha facilitado que Los Andes crezcan. Si no lo sabemos aprovechar, no le echemos la culpa a nadie.
¿Cómo ve al ferrocarril hoy? Los políticos de la década del 90 no sabían un pepino del ferrocarril. Ellos solo miraban que dábamos déficit. Y es cierto que dábamos déficit, nadie lo niega, pero ese déficit servía para cubrir la vinculación territorial del país, el transporte de bienes, el transporte de personas y la vinculación internacional. Entonces para los políticos lo más fácil fue cerrarlo, cuando la solución real es: si esto da déficit tratemos de eliminar el déficit y mejorar el servicio. Aquí en la Argentina eso no se cumplió. Entonces de golpe y porrazo el país amaneció sin ferrocarriles y muy especialmente el NOA, donde más falta hacía.
¿Qué se perdió con esa decisión? No tenemos ninguna vinculación internacional. La teníamos con dos ramales a Bolivia, hoy no existen. La teníamos con dos ramales a Chile, hoy no existen. La teníamos con Brasil, a Porto Alegre, hoy no existe. Hemos quedado aislados. Otra: Bolivia está dividida en dos partes, la de montaña u occidente, y la llanura u oriente. Ambas tienen ferrocarril. El del oriente lo hizo Argentina, que va de Yacuiba a Santa Cruz de la Sierra. Esos dos ferrocarriles no se vinculan entre sí en Bolivia, sino en Argentina, y eso también se perdió a pesar del convenio internacional. Los gobiernos no han aprendido a comprar material ferroviario. Traen lo que les venden, no lo que nos hace falta. Se tiene que acabar que el ferrocarril pasa de un ministerio a otro ministerio, como si fuera cualquier cosa. Quedaron muchas cosas truncas...
Hay demasiadas intenciones que han quedado a medias. Por ejemplo, algo que pocos conocen, el ramal C- 13 que va de Salta a Alemanía, no era solo para llegar hasta ahí. Ese ramal, había visto el ingeniero William Wheelwright, que construyó el primer ferrocarril sudamericano, podía unir el tren que venía desde Copiapó a Caldera hasta llegar a Salta y así vincular el Atlántico con el Pacífico a través del tren. Esa era la función del C-13.
Pero no se terminó de construir. Nunca. Llegó solo hasta Alemanía. Y eso que la línea Alemanía - Tinogasta está amparada por ley nacional. Se habla de la reactivación del Belgrano Cargas ¿Cómo ve eso? Voy a hablar como un ingeniero que ha dado su vida al ferrocarril: no se puede rehabilitar un ferrocarril de más de 3.500 kilómetros, como el nuestro, sin un plan previo. Además, los gobiernos argentinos no han aprendido a comprar material ferroviario, traen lo que les venden los otros, no lo que nos hace falta. Por ejemplo, el coche motor de Salta a Güemes. Ese es de la serie Apolo, hecha para Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha como triple. Sin embargo, a los dos meses de entrar en servicio tuvieron que sacarle la unidad del medio porque no andaba. Ese coche motor que para ellos no servía nos lo encajaron y acá está.
¿Qué incluiría un plan previo? Primero que técnicos recorran toda la vía para saber cómo está, porque sino hacés eso, podés comprar todo lo que te venden, pero andá a saber qué te va a servir. Recorrer bien la vía, los terraplenes, los rieles, los puentes, las obras de artes. De allí va a surgir un plan de rehabilitación. No te olvides que tenemos un ferrocarril que ya tiene más de 20 años de abandono. ¿Y los arreglos que se están haciendo? Cambios de vías, terraplenes, durmientes de hormigón, etc. Servir, van a servir, pero... Por ejemplo, están por cambiar los durmientes de madera por los de hormigón, cuando no se hace un estudio de costo, cuando no se tiene en cuenta que, por caso, el 80% del tren en Brasil está asentado en durmientes de eucaliptus. Dijo que los políticos de los "90 no sabían qué era el ferrocarril, ¿los de este siglo XXI siguen sin saber? Sí, pero no sé de quién es la culpa, si de ellos o de nosotros los técnicos que no sabemos inculcar en el político que el ferrocarril es necesario, que hay que rehabilitarlo, que hay que hacerle un plan, etc. etc. Los técnicos hablamos mucho, pero no pasa nada. Tenemos que hacer escuela con los políticos. Se tiene que acabar que el ferrocarril pasa de un ministerio a otro ministerio, como si fuera cualquier cosa.

Cuando dice “nosotros los ferroviarios, ¿quiénes son? Tenemos muchos ingenieros ferroviarios con vida; nosotros nos reunimos y estamos en la tesitura de tratar de hacer lo posible de insertar al ferrocarril ante la opinión pública. Invirtamos la carga ¿Hay apertura de los políticos a escuchar y aprender de los trenes? No sé. Lo tenemos que intentar. Yo espero que los políticos respondan a nuestro llamado, pero tenemos que saber llamar nosotros. ¿Y están llamando? No.

domingo, 17 de agosto de 2014

Copiando, Belgrano Cargas.




El 30 de agosto de 1857 se inauguró en Buenos Aires el primer ferrocarril argentino. Su recorrido de diez kilómetros era entre la plaza del Parque (hoy Teatro Colón) y Floresta. Después llegó a Morón y otras localidades del oeste. En 1853 se había formado una sociedad con capitales argentinos para construir el ferrocarril. Eran sus socios principales, Mariano Haedo, Norberto de la Riestra, Felipe Lavallol, Daniel Gowland, Francisco F. Moreno y Adolfo Van Preet. Se formó entonces la Sociedad del Camino de Hierro de Buenos Aires al Oeste. Durante dos años se realizó la adquisición del material y el trazado de la línea. Se adquirieron dos locomotoras, La Porteña y La Argentina, y varios vagones. El ingeniero inglés trazó la línea y el primer maquinista fue Alfonzo Corazzi. Durante las pruebas el tren descarriló por la velocidad que llevaba (40 kilómetros por hora), cuando transportaba entre los pasajeros a Dalmacio Vélez Sárfield y los socios fundadores, que sufrieron algunos golpes y heridas leves. Este accidente fue mantenido en secreto para no alarmar a la población. El 27 de agosto se realizó una nueva prueba y el 30 del mismo mes se inauguró oficialmente el ferrocarril. La línea a Floresta fue alargándose y llegó a Morón (1859), Moreno (1860), Luján (1864), Mercedes (1865), y Trenque Lauquen (1876). Los primeros ferrocarriles en América Latina fueron los de Cuba (1837), Perú (1850), Chile (1851), Brasil (1854), etcétera. La airosa locomotora bautizada La Porteña, con su alta chimenea frontal, llegó al país a principios del año 1857 adquirida por la Compañía ferroviaria en Inglaterra. La máquina se había construido hacía pocos años, habiendo sido utilizada por tropas británicas que en septiembre de 1854 desembarcaron en Crimea, tomando al año siguiente la fortaleza de Sebastopol, durante la guerra desatada por Rusia al invadir Turquía (1853 - 1856). Fabricada en el centro industrial de Leeds, Inglaterra, al concluir la contienda mencionada la locomotora permaneció inactiva durante unos meses, siendo entonces adquirida por el ferrocarril argentino para utilizarla en sus servicios. Convenientemente reacondicionada fue puesta en actividad bajo la conducción de un experto, el italiano ya mencionado Alonso Corazzi, que se desempeñaba como fogonero y maquinista de la Strada Ferrata Leopoldina, en su país natal. La porteña era una locomotora potente y sólida, de trocha ancha, 1,676 metros de largo de eje, que demostró su excelente calidad funcionando por 40 años. Por ley del 24 de agosto de ese mismo año, el Poder Ejecutivo donó cuatro millones de pesos en acciones de la Compañía Caminos de Hierro de Buenos Aires al Oeste, a fin de colaborar con la extensión de sus vías. Al hablarse el proyecto en la Sala de Representantes, el senador Agüero dijo palabras que merecen ser reproducidas: “Se piden cuatro millones de pesos para llevar el ferrocarril del Oeste (F.C.O.) hasta Morón y yo desde ahora, si ocupo un lugar en esta Cámara, haré lo posible para que, puesto el camino a Morón, se decreten cuatro, seis y ocho millones para llevarlo a Chivilcoy y desde allí más adelante, hasta cruzar nuestra campaña de caminos de hierro y facilitar la comunicación. Estoy seguro de que una vez facilitadas las vías de comunicación en el Estado, este país habrá reembolsado todo su dinero y adquirido el doble de crédito”. No todos eran problemas políticos. También había quiénes pensaban en el país, y además bien, con sentido común y criterio de realidad para mejorar nuestro futuro. En 1862, se firmarían dos contratos de expansión ferroviaria: el Ferrocarril Central Argentino, y el Ferrocarril del Sud. El primero uniría las ciudades de Rosario y Córdoba formando la válvula de salida de todo el Interior: una de Villa Nueva al oeste y otra desde Córdoba hasta Salta. La primer línea se llamó Andino ( Ferrocarril del Pacífico ) y la segunda, Central Norte. Desde el principio, las líneas debieron enfrentar penurias financieras y fueron blanco de muchas críticas por parte de quienes veían al ferrocarril como un competidor imbatible (carreros, fleteros y troperos). Hacia 1868, el Ferrocarril Del Oeste comenzó a incrementar sus ingresos y sus líneas se prolongaron hasta la Cordillera de los Andes, buscando ligar los océanos Atlántico y Pacífico. Mientras que el F. del Sud prosperaba gracias al transporte de lana, forrajes, etc., de los campos de pastoreo que atravesaba. Bajo la primera administración del presidente Roca la red ferroviaria alcanzó los 6000 kilómetros, y los años siguientes se caracterizaron por una fiebre ferroviaria reflejada en el otorgamiento indiscriminado de concesiones como recompensa por favores políticos a personas con pretensiones de venderlas a las empresas británicas ya establecidas. El F.C. Sud (privado) competía con el F.C. Oeste (estatal) en el material rodante disponible y en la carga transportada.  Este enfrentamiento y la falta de capitales, condujo a la venta del ferrocarril estatal en subasta pública, cerrándose el trato con la Western Railway. La compañía británica se abocó a la construcción del F. C. Argentino, habilitando su servicio hasta las proximidades de Rosario en 1866. Pero pronto surgieron reclamos de los pasajeros pidiendo un mejor trato por parte de los empleados de la empresa. Los comerciantes elevaron una nota: “...creíamos que en especial el comercio de Rosario debía tener grandes esperanzas en el F. C. Argentino, estamos defraudados por los abusos que la empresa comete.” 

sábado, 16 de agosto de 2014

Copiando, Belgrano Cargas.


(febrero 2012)
 Los trenes tienen empresas que manejan, subsidios mediante, su funcionamiento. Los hermanos Cirigliano no son los únicos que tienen negocios con el sistema ferroviario. Además de TBA, hay otras compañías que operan, concesión mediante, en los trenes metropolitanos. Son los casos de Ferrovías, Metrovías y Ugofe. Metrovías es la concesionaria de la línea Urquiza y la red de Subterráneos. Comenzó el 1 de enero de 1994 durante la presidencia de Carlos Saúl Menem. Quien controla la empresa es el Grupo Roggio que preside Aldo Benito Roggio (67 años), que detenta el 91 por ciento de las acciones. En 2010, Metrovías arrojó una ganancia neta de 35,9 millones de pesos.  Según el balance presentado en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, el grupo tiene registradas diversas empresas: En transporte, tiene Metrovía, el tranvía de Puerto Madero, SOE (Belgrano Cargas), B. Roggio Ferroindustrial y ViaQuatro (subte de San Pablo, Brasil). En la construcción, posee la empresa Benito Roggio e Hijos. En ingeniería ambiental, tiene Cliba, Taym, Tecsan y Enerco2. En servicios sanitarios, tiene Aguas Cordobesas. En hotelería y entretenimiento, tiene CET: 6 hoteles de lujo, 3 hoteles casino, el casino de Alta Gracia y máquinas tragamonedas en 17 ciudades de Córdoba. En concesiones viales, tiene Coviares (autopista Buenos Aires-La Plata), Covisur (autovía Buenos Aires-Mar del Plata, Puentes del Litoral (Rosario-Victoria) y Tapé Porá (Paraguay). En tecnología de la información, tiene el Grupo Prominente. Además posee Metronec (tarjeta Monedero), Cía. Metropolitana (seguridad), CPS (comunicaciones), Ferrometro, Traditum, Metroline y Cía. Latinoamericana (servicios). El subsidio anual que recibió Metrovías en 2010 fue de 578,4 millones. A septiembre de 2011 el aporte del Estado nacional alcanzaba 826,8 millones de pesos. Ferrovías. La empresa Ferrovías, que realiza el trayecto Retiro-Villa Rosa tiene la concesión de Belgrano Norte desde 1 de abril de 1994. Pertenece al grupo EMEPA que mantiene Gabriel Benjamín Romero (56 años). Fue constituida en la década del '50. Vinculado por amistad con los hijos Raúl Alfonsín, creció como contratista y concesionario de servicios públicos durante las presidencias de Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde. En 1986, Romero adquirió los talleres de EMEPA en Chascomús, dedicados a la reparación de vagones ferroviarios. El grupo EMEPA está constituido por las siguientes empresas: Ferrovías SAC, Ferrocentral (concesionarias de la red de cargas del Ferrocarril General Mitre y del servicio metropolitano de pasajeros del Ferrocarril General Belgrano de la red ferroviaria argentina). En 2005 comenzó a brindar trenes de pasajeros en vías del Ferrocarril Mitre con destino a la ciudad de Córdoba, partiendo de Retiro y previo paso por Rosario, en la provincia de Santa Fe. En 2006 se iniciaron servicios a Tucumán, pasando por Rosario y La Banda, en Santiago del Estero. S.O.E Es la empresa gerenciadora de la operación y administración del ferrocarril de cargas General Belgrano. También tiene Celeris, conocido como el "tren liviano de este" que comenzó a operar en julio de 2007 formado entre las empresas Ferrovías y Metrovías. Es conocido por el regreso del tranvía, 2 formaciones nuevas importadas de Francia, esta primera etapa del proyecto costó 250 millones de dólares.  Hidrovía SA. comenzó como concesión el 1º de mayo de 1995 y es la empresa concesionaria del Río Paraná, la ruta marítima de exportación más importante de Argentina. Emepa fue la primera de todas. Produce estructuras metálicas. Provisión Laguna Paiva, es una empresa metalúrgica que comenzó en 2007 dedicada la reparación de vagones de carga y a la fabricación de estructuras metálicas pesadas y de distintos sistemas metálicos. Está en Santa Fe. Talleres Riorio, dedicada a materiales ferroviarios. En construcción posee Herso, fundada en 1992 y entre sus principales actividades se destacan: construcción, renovación y mantenimiento de vías férreas. Ferromel, desde 1977 creada para la construcción de puentes, viaductos y terraplenes. En propaganda, P.C., destinada a publicidades en la vía píblica con trabajos en Buenos Aires, Córdoba y Mendoza. Níttida:  Presta servicios de saneamiento urbano y recolección de residuos domiciliarios en 5084 cuadras de la Ciudad de Buenos Aires, que representan el 22% de la superficie de la Ciudad. Inició sus actividades en 1998. En el mercado inmobiliario, Torres del Yacht: Emprendimiento de 90 millones de dólares en Puerto Madero. Una entre tres. UGOFE es la denominación que recibe la Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia creada por el Decreto 798/2004 del Poder Ejecutivo Nacional y la Resolución 408/2004 de la Secretaría de Transporte con el objetivo de operar a cuenta y orden del Estado. A fines del 2004 el Estado Nacional rescindió el contrato de concesión de trenes de pasajeros de la Línea San Martín a la empresa Metropolitano S.A., por el mal servicio que prestaba y la falta evidente de inversiones, por lo tanto, se crea con apuro la Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia (UGOFE). En 2007 le sacaron a Metropolitano SA la concesión de la Roca y Belgrano Sur. La empresa recibía casi 30 millones de pesos al mes de subsidios, lo que constituía el 70 por ciento de sus ingresos. A UGOFE la conforman Ferrovías, Metrovías y TBA.

viernes, 15 de agosto de 2014

Copiando; el Belgrano Cargas.




El pasado  Viernes 21 (agosto 2009), en dependencias de la intendencia en horas de la mañana, se realizó una reunión a la que asistieron técnicos de la Dirección de Arquitectura y Urbanismo, de Vialidad de la Provincia, el Sr. Darío Municoy; Jefe de la Gerencia Operativa del Ferrocarril Belgrano Cargas S.A. y la titular de Obras Públicas de la Municipalidad, Arquitecta Carmen Serpa. En la oportunidad se hizo una evaluación de las tareas conjuntas que se están realizando para el despeje de las vías y las refacciones y demás obras civiles en la estación ferroviaria de esa ciudad. Las tareas de limpieza consisten en desmonte y desmalezado de una franja de 10 metros a ambos lados de los rieles, trabajo a cargo de la Dirección de Vialidad y una cuadrilla especial del Municipio. En tanto personal de FFCC Belgrano realiza el cambio de durmientes y ajuste de los rieles. Según se pudo observar el avance de los Trabajos desde Tafí Viejo (Km. 813) llevan buen ritmo, ya que el propio Intendente Sr. Javier Pucharras dispuso la compra de herramientas para la tala y despeje de malezas y monte a la vera de las vías, se trata de dos moto sierras, machetes e indumentaria para el personal afectado a la cuadrilla especial integrada por 20 personas, además  personal de saneamiento ambiental procedió   fumigar el distintos tramos por erradicar alimañas e insectos peligrosos. La jornada arranca a las 07 hs y se prolonga hasta las 15 hs., las altas temperaturas no dan tregua y esta zona y se pronostican fuertes lluvias, lo que podría retrasar los trabajos. Desde el pasado sábado 22 un tren de trabajo proveniente de la base Güemes ( Salta) compuesto por dos vagones con herramientas y clavos de vías , un plataforma con durmientes nuevos de quebracho , una zorra a motor Ferrocar 005 y dos remolcadas además de dos Coches Vivienda Tipo Tafí Viejo mod. 88 con personal afectado establecieron base en la playa de maniobras de la estación taficeña. En  la mañana del lunes, se ubicó a  las formación en vía cuarta y un cuadrilla  comenzó a buen ritmo el cambio de durmientes, bulones y ajuste de eclipsas y juntas de dilatación, desde del cambió de vía sur descendente (hacia  SM de Tucumán).