martes, 31 de enero de 2012

hojas

LA RECETA DE BLANCA COTTA Matambre arrollado Es un clásico de la cocina familiar. Y, además, un fiambre sin desperdicios... y muy rendidor. Aquí le proponemos una fórmula simple y sabrosa para que pueda lucirse con el menú de Año Nuevo. Dependerá de cada cocinero echar a volar la imaginación y perfeccionarlo a su manera.
lo que lleva matambre, sal y pimienta A GUSTO vinagre CANTIDAD NECESARIA orégano 2 CUCHARADITAS ají molido 2 CUCHARADITAS ajo 6 DIENTES perejil picadísimo 2 CUCHARADAS laurel en polvo 1/2 CUCHARADITA pimentón 1 CUCHARADITA cebollita de verdeo picada (parte tierna) 1 TAZA miga de pan en cubitos 2 TAZAS leche CANTIDAD NECESARIA queso rallado 1 TAZA morrón rojo grande 1 huevos 4 jamón cocido en tajadas 200 GRAMOS
 Varios Ensalada de hojas y rodajas de tomate, para acompañar jardinera de verduras ligada con mayonesa a gusto
PASO 1 (5 MINUTOS) Extienda el matambre sobre la mesa con la grasita hacia arriba. Con una cuchilla filosa quítele y deseche toda la grasa que tenga adherida. Con la misma cuchilla, recorte los bordes (siempre son irregulares, salvo que tenga un carnicero prolijito...) a fin de obtener un perfecto rectángulo... para que el arrollado quede con buena forma. PASO 2 (8 MINUTOS) Coloque el matambre bien extendido dentro de una asadera, con la ex-grasita hacia arriba, y sazónelo a gusto con sal y pimienta negra recién molida. Pele los ajos, quíteles el brote interno (si los tuviera) y píquelos finamente. Rocíe el matambre con bastante vinagre. Frótelo con los ajos picados y extiéndalos en forma pareja sobre la superficie.

 PASO 3 (12 MINUTOS) Pele ahora las cebollitas de verdeo y separe sólo la parte interna verde clarita y tierna. Deseche las hojas oscuras. Pique la parte reservada finamente. Espolvoree el matambre en forma pareja con el orégano, el ají molido, el perejil ídem, el laurel y el pimentón. Déjelo en este adobo hasta el día siguiente, en la heladera (no contado en el reloj). PASO 4 (15 MINUTOS) Lave el morrón pero no lo seque. Encienda al máximo un quemador de la cocina y acueste sobre él el morrón a fin de carbonizarle la piel. Délo vuelta de a ratos hasta que la piel esté negra. Retírelo del fuego y frótelo bajo el chorro de la canilla para desprenderle la piel. Quítele cabitos, semillas y nervaduras internas y córtelo en tiras gruesas. Reserve. PASO 5 (30 MINUTOS) Llene una cacerolita con agua y llévela al fuego. Cuando el agua rompa el hervor introduzca en ella, cuidadosamente (puede ayudarse con una cuchara), 3 huevos. Controle antes que no tengan rajaduras. Déjelos hervir 10 minutos desde el momento en que el agua retome el hervor. Una vez listos, escúrralos, refrésquelos con agua fría y pélelos. PASO 6 (32 MINUTOS) Tome la miga de pan indicada y colóquela en un bol. Vierta sobre el pan, de a poquito, la leche tibia necesaria para que la miga se esponje bien. Escúrrala, exprímala para quitar el líquido excedente y píquela finamente con un cuchillo. Mézclele el queso rallado y la cebollita de verdeo picada y reservada. Ligue con 1 huevo y sazone a gusto. PASO 7 (35 MINUTOS) Ahora retire el matambre de la heladera y extiéndalo sobre la mesa, siempre con la ex-grasita hacia arriba (y sin sacarle el adobo...). Untelo en toda su extensión con la pastita de pan del paso anterior. Cubra el pan con las tajadas de jamón cocido y distribuya sobre el jamón las tiras de morrón asado, algo espaciadas entre sí. Sígame, ya falta menos. PASO 8 (40 MINUTOS) Coloque en uno de los extremos angostos del matambre, a lo ancho, los 3 huevos duros puestos en hilera. Enrolle el matambre a partir de allí, con vueltas ajustadas. Apóyelo sobre una hoja generosa de papel film... ¡y vuelva a enrollarlo en forma ajustada, doblando los extremos hacia abajo (¡un truco infalible para no tener que coserlo...!). PASO 9 (42 MINUTOS) No se asombre de este insólito paso: busque una medibacha (o cancan, ¡bah...!) vieja y limpita en algún cajón del placard y córtele una pierna, descartando la parte del pie: ¡le quedará un cilindro de un tejido finito casi invisible! Meta el matambre en este cilindro y ate bien los extremos... ¡ya está listo el matambre para zambullirse en la olla! PASO 10 (100 MINUTOS) Ponga a hervir en una cacerola grande, abundante agua con sal y verduritas. Cuando rompa el hervor, meta el matambre y déjelo hervir un par de horas. Al cabo de ese tiempo escúrralo y prénselo. Déjelo enfriar bien. Final feliz: desnude el matambre, quítele las ataduras, córtelo en rodajas y arme la fuente guarneciéndola con ensalada a gusto.



Es entonces la carne bajo el cuero y sobre las costillas, que cubre los dos flancos del animal vacuno. Los de lengua anglo americana la llaman Flank Steak. Se despega del costillar con la ayuda de un simple cuchillo. La parte interna, adherida a la carne de las costillas, tiene a veces mucha grasa que es preferible refinarla con el afilado instrumento. En las imágenes de a lado se evidencia el corte. Matambre arrollado: Aquí la receta más simple del mundo Ingredientes - Un matambre de novillo de un kilo y medio a 2 kilos desgrasado en la parte interna, pacientemente, con un filoso cuchillo. Un picadillo compuesto de 2 diente de ajo y una cucharada de perejil picados y mezclados con 100 gramos de miga remojada en vino blanco y algo de sal y pimienta. 2 zanahorias ralladas grueso, 2 cucharaditas de ají molido dulce, sal, 1 cucharadita de orégano, 6 huevos duros con cocción máxima de 8 minutos y sin cáscara. Piolín choricero para atar y dar forma al matanbre.



Preparación - Extender el matambre sobre la mesada de cocina con la parte externa, sin grasa, para arriba. Salar la superficie moderadamente, distribuir en toda la superficie la pasta de miga, ajo y perejil, el ají molido y las zanahorias ralladas. Sobre el borde del lado más ancho, en fila, poner los huevos duros. Empezar a enrollar desde este lado hasta la punta; los huevos quedaran perfectamente en el centro. Atar con el piolín formando el tan ansiado matambre. Colocarlo en una olla, preferiblemente de acero, con una cucharadita de sal y alguna verdura, no necesariamente. Llevar a la ebullición y mantenerla moderadamente durante una hora y cuarto o hasta notar el punto justo de cocción introduciendo con suavidad un palillo en la carne. Sacarlo del caldo, ponerlo en una budinera rectangular o una fuente con la madera de cortar sobre él y con un buen peso arriba. Prensar unas cuantas hora y conservarlo al frío. En nuestro País se emplea un sencillos aparato, llamado prensa-matambre que evita la engorros montaje del prensado. Si posee este aparato puede conservar el matambre dentro de él, en heladera una vez entibiado. Después de un mínimo de seis horas el matambre está listo. Se sirve frío cortado en rodaja del espesor que más agrada, generalmente medio centímetro. Se acompaña clásicamente con la inseparable ensalada rusa , o una ensalada de tomate, en fin, con lo que más le guste... Una gran solución para las fiestas, es hacerlo con antelación (siempre y cuando la carne de matambre no ha sido congelada antes; debe ser fresca.) y congelarlo. De esta manera no correrá atrás del carnicero para que le de unos viejos matambre de matungo que durante meses han padecido el frío de un congelador...

La descongelación natural adentro de la heladera, durante un mínimo de 24 horas dejará la pieza como el día que la elaboró. otras formas asadas Ingredientes: 1 matambre de 1 1/2 a 2 Kgs. 1 bolsa de 3 kgs de carbón de leña sal suficiente 2 cucharaditas de ají molido 3 cucharadas de orégano 1 cabeza de ajo 1 morrón 3 limones



El Matambre debe ser adobado varias horas antes con la sal, el ajo, el ají, el morrón y el orégano. Estos ingredientes deben ser picados y mezclados en un mortero. Se le debe colocar esto del lado de la grasa al matambre, luego dejarlo en reposo hasta que se esté por cocinar. Se debe encender un fuego con madera mas bien fina (que haga llama), después se agregan algunos tronquitos mas gruesos. Cuando haga llama de buena magnitud, se debe colocar encima del fuego la parrilla (esto tiene dos funciones: 1 quemar y limpiar de impurezas la parrilla y 2 ofrecer una base de sustento al carbón). Luego de un tiempo se debe colocar la bolsa de carbón encima de la parrilla. Cuando se observe que el carbón cambia de color oscuro hacia uno blanquecino es porque ya está a punto para ser usado, si no es así, los gases que emana suelen ser tóxicos y dejan un sabor desagradable en la carne. Cuando esto suceda se debe dar vuelta la parrilla y depositar el carbón sobre el fuego para que se siga quemando y a la vez manteniéndose a temperatura para ser utilizado mas tarde. Las brasas que ya estén con ese color blanquecino deben ser distribuidas debajo de la parrilla pero acomodadas hacia los bordes de esta (de lo contrario si quedan debajo de la carne esta se puede arrebatar o apurarse y quedar chamuscada por fuera y cruda por dentro). El matambre se debe colocar del lado de la carne pero doblado en dos, lo cual hace que se cocine una mitad! primero y luego otra. Una vez dorado (lo cual se debe hacer lentamente por cada uno de esos dobleces) se debe colocar del lado de la grasa. Cuando se observe la grasa de color dorado se debe comprobar la carne está cocida o no, para saberlo se debe pinchar suavemente con la punta del cuchillo, si se siente ligeramente dura es porque está cocido sino es así, se debe dejar otro tiempo más hasta comprobarlo. A último momento se debe dar vuelta hacia el lado de la carne una vez mas y quedando la grasa hacia arriba se debe rociar sobre esta el jugo de los 3 limones, dejar unos 5-10 min mas, hasta retirar y servir. El tiempo total de cocción es de 1 hora aproximadamente, dependiendo del espesor de la carne, la calidad del carbón. Se puede acompañar con una ensalada de verduras crudas (lechuga, tomate, cebolla, etc. o de papas con mayonesa). Matambre asado siempre tierno Encender el fuego como para cualquier asado a la parrilla echo preferentemente con leña chica. Estirar el matambre sobre la parrilla y atarlo con alambre de varios lados, estirándolo completamente (bien tenso). Poner la parrilla sobre las brasas, y cocinar lentamente agregándole salmuera cada tanto lo que haces que el matambre salga siempre tierno es el haberlo atado, esto no deja que el matambre al calentarse se encoja, por lo tanto las fibras de la carne empiezan a cortarse y queda para que lo coma la abuela sin dientes, buen provecho.



El matambre de los Argentinos Una nota aclaratoria sobre este original corte de carne, principalmente vacuno (lo hay de cerdo u ovino), preparado con sencillez y maestría por los rioplatenses. Recorriendo la Red, he encontrado solamente deformaciones, alteraciones no muy santas de nuestro emblemático "Matambre Nacional". Y para todos aquellos argentinos que dejaron su tierra, sólo después de haber comido centenares de ellos, sin nunca haberse preguntado cómo se hacían o haberlos hechos ellos mismos, y que ahora, lejos de su terruño, quisieran hacerlo para saborear viejos tiempos (así es la vida..), me siento comprometido, en darle mi simple receta “nacional”. No desconfíen si no lleva espinaca, ni caldo, ni vino tinto, ni marinada, ni tantas otras aplicaciones que he constatado en varias recetas para uso de los “extranjeros”. ¡Qué se vayan al diablo... aquellos complicados!


Bueno, empezamos con extraer unas palabritas de la ”Apología del Matambre” (1837), de nuestro romántico poeta D. Esteban Echeverría: El matambre nace pegado a ambos costillares del ganado vacuno y al cuero que le sirve de vestimenta; así es que, hembras, machos y aun capones tienen sus sendos matambres, cuyas calidades comibles varían según la edad y el sexo del animal: macho por consiguiente es todo matambre cualquiera que sea su origen, y en los costados del toro, vaca o novillo adquiere jugo y robustez.... Sábese sólo que la dureza del matambre de toro rechaza al más bien engastado y fornido diente, mientras que el de un joven novillo y sobre todo el de vaca, se deja mascar y comer por dientecitos de poca monta y aún por encías octogenarias.... Debe haberlos, y los hay, buenos y malos, grandes y chicos, flacos y gordos, duros y blandos; pero queda al arbitrio de cada cual escoger al que mejor apetece a su paladar, estómago o dentadura, dejando siempre a salvo el buen nombre de la especie matambruna, pues no es de recta ley que paguen justos por pecadores, ni que por una que otra indigestión que hayan causado los gordos, uno que otro sinsabor debido a los flacos, uno que otro aflojamiento de dientes ocasionado por los duros, se lance anatema sobre todos ellos.
Esta substancia pues, que nosotros los profanos llamamos jugo exquisito, sabor delicado, es la misma que con delicias paladeamos cuando cae por fortuna en nuestros dientes un pedazo de tierno y gordiflaco matambre: digo gordiflaco porque considero esencial este requisito para que sea más apetitoso; ......

lunes, 30 de enero de 2012

hojas de esponja

LENGUA DE VACA A LA HUNGARA Bien lavada, raspada con un cuchillo, despojada de los pellejos,grasas y membranas de la extremidad superior, y punzada conuna aguja gruesa en toda su superficie, se la hace cocer durantetres horas en dos litros de agua con sal, dos cabezas de cebollas,un diente de ajo y un manojito de perejil, orégano y hierbabuena.Ya cocida, se la golpea con el plano de un cuchillo grande, paraque la piel se afloje, y se la deja enfriar. En seguida, se la quitael pellejo, y se le hace un corte hondo, a lo largo, en la parte másgruesa, por el que, a la ayuda de un cuchillo filoso, se extrae unretazo de la carne del centro; carne que, con dos huevos duros sepica muy menudo; y condimentada con sal, pimienta, mediacabeza de cebolla y medio diente de ajo molidas, pasas de uva yalmendras trituradas, se pone al fuego con un poco demantequilla, durante seis minutos, revolviéndolo con unacuchara.Se le quita del fuego, se completa su sazonamiento con un poco,muy poco vinagre, una gota de aceite de oliva, y se rellena conello el hueco practicado en la lengua.


Se cierran los bordes del relleno con tres vueltas de un hilofuerte; se unta la lengua en mantequilla, se la reboza en pan yqueso rallados, y envuelta en una hoja de papel untada demantequilla, se la pone al horno un cuarto de hora.Se sirve con puré de alverjitas verdes y pepinillos escabechados. Carolina Krause (Nueva York)



Receta de Cazuela de lengua (POT-AU-FEU A LA LANGUE de Alexandre Pukall) - Recetas de cocina Ingredientes para 6 personas: Preparación: 20 minutos. Cocido: 2 h 10'. 1 kg. de pernil de vacuno, 1 lengua de ternera, 500 g de cola de vacuno, 1 hueso con médula, 1 cebolla grande picada, 1 clavo de olor, 3 dientes de ajo, 500 g de puerros chicos, 500 g de nabo, 3 zanahorias, 2 ramas de apio, 1 repollito verde, 6 papitas chicas, sal, pimienta en granos.


Método: Frote la lengua en agua limpia de la llave. Córtala para sacarle la piel y las partes sobresalientes. Ponga la lengua, la cola y el pernil en una cacerola grande. Cubra con 3 litros de agua fría. Agregue 1 cucharada grande de pimienta en granos, la sal, el ajo y la cebolla pelada. Hierva y sáquele la espuma, deje a fuego lento durante 2 horas.
Mientras tanto, limpie el repollo, deshójelo y lávelo. Pele los nabos y las zanahorias, arregle el apio y limpie los puerros. agregue estas verduras y el hueso, 30 minutos antes del final del cocido de la carne. Pele las papas y póngalas 15 minutos después... Corte la carne, póngalas en una fuente con las verduras y agréguele el caldo del cocido. Sirva caliente.







Ingredientes 1 Kg de LENGUA DE RES COCIDA SIN PIEL Y CORTADA EN CUBOS 1 Kg de JITOMATE 1 Pieza Pequeña de CEBOLLA 2 Dientes de AJO PELADO 3 Cucharadas de ACEITE DE OLIVO 3/4 Tazas de AGUA









1/4 Taza de VINO BLANCO 2 Hojas de LAUREL SAL Y PIMIENTA AL GUSTO 20 Piezass de ACEITUNAS MANZANILLA 2 Cucharaditass de ALCAPARRAS EN SALMUERA 1 Lata Pequeña de CHILES EN VINAGRE OPCIONAL PEREJIL FINAMENTE PICADO







PRE CALENTAR UNA CACEROLA HACER UNA SALSA MEZCLANDO EN LA LICUADORA EL JITOMATE, CEBOLLA, AJO Y EL AGUA . PONER LAS 3 CUCHARADAS DE ACEITE DE OLIVA EN LA CACEROLA CALIENTE , AGREGAR LA SALSA DE JITOMATE, SAL Y PIMIENTA AL GUSTO DEJAR HERVIR POR TRES MINUTOS. AGREGAR LA LENGUA COCIDA CORTADA EN CUBOS , LAS ACEITUNAS, ALCAPARRAS ,EL VINO BLANCO Y LAS HOJAS DE LAUREL ,DEJAR A FUEGO SUAVE DURANTE 5 MINUTOS MAS REMOVIENDO OCASIONALMENTE PARA EVITAR QUE SE PEGUE UNA VEZ SAZONADO , APAGAR EL FUEGO Y AGREGAR LOS CHILES EN VINAGRE. SERVIR ACOMPAÑADO DE ARROZ BLANCO Y ESPOLVOREAR UN POCO DE PEREJIL FINAMENTE PICADO. Tips AL COCER LA LENGUA NO OLVIDES AGREGAR AL AGUA DE COCCION SAL PIMIENTA Y CEBOLLA PARA DAR UN MEJOR SABOR . ANTES DE CORTAR LA LENGUA EN CUBOS .RECUERDA QUITAR COMPLETAMENTE LA PIEL. Presentación SE PUEDE ACOMPAÑAR DE ARROZ BLANCO , ARROZ A LA MEXICANA O ESPAGUETTI A LA MANTEQUILLA.






Comer el músculo me horrorizó cuando era niño. Entonces mi esposo trajo una casa - y amigos invitados a comer POR FELISA ROGERS TEMAS: SCAVENGER , ALIMENTOS La lengua se encuentra en una placa en el centro de la mesa. Mi padre no ha hecho nada para disimular el músculo inerte, es larga y gorda, como la lengua del logotipo de los Rolling Stones. Tengo 8 años de edad y horrorizado. Me horroriza porque las comidas son asuntos sagrados en nuestra casa. He visto a otros niños quejarse a su manera de comer el alimento tan inofensivo como un sándwich de atún, pero que no es la manera en nuestra casa. En nuestra casa son comedores de calamar (pegajosa y pálida), hígado (picante y suave), y la salsa de pescado tailandesa (huele como un canal de Bangkok).

 Pero seguramente esta lengua debe ser mi peor prueba todavía. Nervioso dirigir mi propia lengua a lo largo de los dientes - un mal movimiento porque me recuerda exactamente lo que voy a comer.
"La hora del almuerzo", dice mi papá, golpeando un trozo gris en mi plato. Yo mueca. Mi padre se ve divertido, entonces popa. Es su "hay personas que sufren hambre en China" look. Cierro los ojos y empujar el corte en la boca - la lengua es de goma, sin embargo, el sabor y la textura es una reminiscencia de paté de hígado firme. La deglución es una lucha. Me las arreglo, y mirando torvamente a mi papá. Él toma un bocado y mastica. Él no dice nada. Para mi asombro, él pone el tenedor y admite derrota culinario, uno de los dos o tres en su reinado cocina ilustres. Él obedientemente se come el resto de la lengua, pero nunca se nos inflige de nuevo. Seguir leyendo Felisa Rogers estudió historia y la escritura de no ficción en el Evergreen State College y pasó a enseñar a escribir a los niños de cinco años. Ella vive en cadena de la costa de Oregon, donde trabaja como escritor freelance y editor. Felisa Rogers

domingo, 29 de enero de 2012

hojas mil hojas

Otra forma de pasta original arrollado de espinaca, ricotta y pollo Es una pasta diferente no tan común pero el resultado es estupendo y bien vale la pena probarla. Porciones: 6 INGREDIENTES Masa 2 y 1/2 taza de harina ( 300 gramos ) 3 huevos Relleno 3 cucharadas de aceite 2 tazas de espinaca cocida y exprimida 250 gramos de ricotta 150 gramos de carne de pollo cocida 1 manojo de perejil picado 50 gramos de queso rallado 1 huevo sal, pimienta, nuez moscada Salsa liviana 1/4 taza de aceite 1 taza de pulpa de tomate envasada 1 zanahoria 1 tallo de apio 1 cucharada de perejil picado sal, pimienta

 PREPARACION Relleno. Es conveniente (no imprescindible) hacer el relleno el día anterior para que se sazone bien y sea más fácil distribuirlo en la masa. Procesar la ricota y el pollo hasta formar una crema. Se pone en un bol la espinaca exprimida y picada. Se le agrega la ricota y el pollo, el queso rallado, el huevo y el perejil picado. Se condimenta a gusto y luego se trabaja con las manos hasta unir todos los ingredientes formando una masa. Llevar a la heladera hasta el momento de usar. Masa. Poner la harina sobre la mesa y hacer un hoyo en el centro. Agregar los huevos. Incorporar los huevos a la harina de a poco y trabajando con la punta de los dedos. Una vez integrados los huevos se va trabajando todo hasta formar una masa. Si es necesario se puede incorporar algo de agua para terminar de armarla.

Pero tener en cuenta que la textura de la masa debe ser firme, consistente. Amasado. Tomar la masa entre las manos y con ayuda de un poco de harina ir trabajándola en forma enérgica hasta lograr que la masa tome elasticidad y responda a los movimientos que nosotros le hacemos sin pegarse ni contraerse. Cubrirla con un paño y dejarla en reposo durante 30 minutos. Salsa. Poner en una cacerola chica el aceite, la pulpa de tomate, la zanahoria rallada, y el apio picado. Llevar al fuego y cuando rompe el hervor se condimenta a gusto, se baja la llama y se deja cocinar hasta que tome consistencia de salsa. Si fuese necesario se le puede agregar un poco de caldo o agua caliente. Una vez terminada la salsa incorporarle el perejil picado. Estirado de la masa. Comenzar a estirar la masa ayudándose con un poco de harina en la mesa y en la masa. Estirarla dándole forma rectangular y los más fina posible. Armado del arrollado. Con la ayuda de una espátula se va distribuyendo el relleno sobre toda la superficie de la masa. Se deja libre de relleno todos los bordes, aproximadamente dos centímetros. Se enrolla del lado más angosto.

Enrollar la masa con cuidado envolviendo el relleno. Una vez terminado de enrollar se envuelve tres veces en papel film como si fuese un caramelo. Se atan bien las puntas y después se ata cada tanto a lo largo. Cocimiento. Poner abundante agua en una cacerola. Agregarle una cebolla cortada, una zanahoria cortada y una hoja de laurel. Llevar al fuego tapada hasta que levante el hervor. Destapar, agregarle sal gruesa y el rollo suavemente hasta que quede sumergido. Dejarlo cocinar en agua hirviendo durante veinte a veinticinco minutos. Retirarlo con cuidado.

Quitarle el papel, cortarlo en rodajas e ir acomodándolas en una fuente de mesa. Bañar con la salsa caliente y espolvorear con queso.
Los que hacía mi abuela Lucia, una gran cocinera, de la cual heredé mucho amor por la cocina. Como bien los llamaba se trata de un arrollado de masa de fideos con un relleno sabroso de espinaca y ricota. Una vez armados se cocinan en abundante agua hirviendo y luego se corta en porciones que se acomodan escalonadas en una fuente para horno y se bañas en abundante salsa a tu elección.

 Tienen una gran ventaja ya que podes preparar la pasta con un día de anticipación y solo agregar la salsa al momento de llevarlo al horno. Mucho más simples de lo que parecen te propongo esta manera diferente de servir pastas que no te voy a decir que no llevan su tiempo y elaboración pero lo que sí te aseguro que lo que cuesta vale…no te los pierdas!!!! 4 Ingredientes para Fideos arrollados: Masa: 450 gr. de harina, 3 huevos, 2 cditas. de sal fina. agua cantidad necesaria.

Relleno: 2 atados (o 3 si son chicos) de espinaca cocidos y bien escurridos, 500 gr. de ricota, 1 cebolla grande picada y rehogada previamente en un poco de aceite, Sal, pimienta y nuez moscada recién molida a gusto, 3/4 taza de queso rallado. Conversor de medidas (pesos, volúmenes, temperaturas...) Servidos con boloñesa y salsa blanca


Cómo hacer Fideos arrollados paso a paso: Sobre la mesa o mesada forma una corona con la harina y el el centro colocar los huevos y la sal. Con la punta de los dedos ir tomando la harina y a medida que lo valla pidiendo agregar poco a poco agua hasta lograr un bollo que ya no se pegotee. Trabaja bastante el bollo de masa de manera que quede liso y suave. Tapa la masa con un paño y dejar descansar 10 minutos.



Por supuesto que ya tenes escurridas y bien picaditas la espinaca??? así que ponela dentro de un bowls y agrega el resto de los ingredientes, incorpora muy bien todo. Lo que mi mamá hizo para lograr una pasta más compacta fue poner todo junto el vaso de la procesadora y procesar. Reserva en la heladera. Ya tenes el bollo descansado entonces pasamos al armado y cocción.


 Dividí el bollo en dos y estira uno sobre la mesada enharinada dejándolo más bien fino y con forma rectangular, empareja los bordes con una cuchilla y esparcí el relleno con ayuda de una espátula larga de manera que quede un espesor parejo. Ahora enrolla la masa por uno de sus extremos encerrando el relleno en forma apretada, como si armaras un pionono o un matambre. Una vez armado el arrollado envolve muy bien con film antiadherente dejando unos 8 o 10 cm. de extremos (como si fuera un super caramelo) enrolla los extremos y pega o si te queres asegurar atalos con un hilo grueso. Mi abuela este procedimiento lo hacia con el arrollado envuelto en un linso blanco. Hace el mismo procedimiento con el resto de la masa. Pone a hervir abundante agua con sal el una olla super amplia, las más grande que tengas. Cuando rompa el hervor, mete los rollos (o de a uno según tu olla) y dejalo hervir despacito por unos 40 a 45 minutos. Una vez ya cocidos, retira el film o linso, deja pasar el calor intenso y corta en rodajas como de 1 cm. de espesor.


Acomoda escalonadas en una fuente.para horno y bañalas en abundante salsa a tu gusto, (mi mamá las sirvió con una bologñesa y salsa blanca) y lleva al horno medio hasta que tomen una buena temperatura y serví espolvoreados con queso rallado. También las podes servir gratinados simplemente con crema de leche y bastante queso rallado. Espero los guste la idea, disfrútenlos !!!!!
Copiado de un blog Una antigua leyenda romana dice que todo sucedió como consecuencia entre una pelea entre Vulcano, el dios del fuego, y Ceres, la diosa de la vegetación y de los granos. Vulcano enfureció tanto que arrancó los granos de trigo de la tierra y los aplasto con su enorme masa de hierro. La harina que obtuvo la introdujo por la boca del Vesubio entre las llamas y vapores, luego roció con jugo de aceitunas y se comió su resultado, un plato de pastas. Desde la historia, el origen de la pasta es indudable, fue en Italia. Más precisamente en la zona de la campiña napolitana. Cuya agua, muy rica en azufre, le da a la pasta una elasticidad y resistencia a la cocción muy particulares.



El término macarrones, con el que hoy se designa un tipo de pasta larga, se encuentra en los escritores romanos de los primeros siglos de nuestra era. En aquélla época se usaban para cualquier tipo y formatos de pastas, es decir, es sinónimo de pastas. La controversia filológica sobre el origen de ese nombre aún dura hoy en día. Algunos lo atribuyen a “Maccus”, un bufón, personaje de representaciones teatrales en la Roma republicana. Otros lo derivan del termino griego “makar”, que significa feliz o beato y que se dedicaba a toda persona afortunada y sobre todo a los dioses. Más adelante se dijo que el vocablo venía del plural de “makar”, es decir, “makares” con el que se los identificaba a los difuntos, sobre todo aquellos que merecían la consideración eterna y en cuyo honor se consumía sobre si tumba comida que tomaba aquel epíteto. También, se lo identifico el nombre con “makaria”, palabra que en griego quiere decir felicidad y con la cual los griegos designaban una sopa de caldo y cebada que consideraban un manjar.



En el siglo XVIII, francisco I rey de las dos Sicilias, encargó a un grupo de ingenieros que encontraran un método más funcional e higiénico capaz de eliminar el antiguo método de elaboración con los pies. Fue así como se ideó un brazo de bronce que sustituía el trabajo de los operarios. En el siglo XIX se introdujeron en Nápoles las primeras gramoladoras que hacían más resistente y elástica la masa previamente elaborada con las maquinas amasadoras. Más tarde vino el turno de la primera prensa hidráulica hasta llegar a nuestros días con la tecnología de fabricación de pastas. La pasta ha sido también la responsable de un avance gastronómico importante. Para cuando los spaghettis se volvieron la comida más popular de los napolitanos, estos se comían directamente con las manos porque los tenedores, que tenían solo dos dientes, no servían para enrollarlos.

 En Estados Unidos de América las pastas fueron introducidas nada menos que por Thomas Jefferson, quien también importó la primera máquina para hacer spaghettis. En cuantos a los métodos de elaboración también fueron progresando con el paso del tiempo. En un primer momento la elaboración solo se reservaba a las mujeres, luego la elaboración industrial de la pasta comienza en el siglo XIX, más precisamente en Nápoles en 1830. El amasado se hacia en artesas, un recipiente cuadrilongo de madera y las extrusión en toscas de prensa de madera, el secado de los fideos se hacia al sol. Posteriormente, la invención de la prensa hidráulica utilizando el vapor y el secado por medios artificiales fueron antecedentes de los métodos actuales.


Pedazo del Cuento Bruja de Julio Cortázar. Deja caer las agujas sobre el regazo. La mecedora se mueve imperceptiblemente. Paula tiene una de esas extrañas impresiones que la acometen de tiempo en tiempo; la necesidad imperiosa de aprehender todo lo que sus sentidos puedan alcanzar en el instante. Trata de ordenar sus inmediatas intuiciones, identificarlas y hacerlas conocimiento: movimiento de la mecedora, dolor en el pie izquierdo, picazón en la raíz del cabello, gusto a canela, canto del canario flauta, luz violeta en la ventana, sombras moradas a ambos lados de la pieza, olor a viejo, a lana, a paquetes de cartas. Apenas ha concluido el análisis cuando la invade una violenta infelicidad, una opresión física como un bolo histérico que le sube a las fauces y le impulsa a correr, a marcharse, a cambiar de vida; cosas a las que una profunda inspiración, cerrar dos segundos los ojos y llamarse a sí misma estúpida bastan para anular fácilmente. —Sea como sea —pronuncia Paula—, me gustaría tener aquí unos bombones. Sonríe ante la fácil y ventajosa sustitución de anhelos; su horrible ansiedad de fuga se ha resumido en un modesto capricho. Pero deja de sonreír como si le arrancaran la risa de la boca: el recuerdo de la mosca se asocia a su deseo, le trae un inquieto temblor a las manos vacantes. Paula tiene diez años. La lámpara del comedor siembra de rojos destellos su nuca y la corta melena. Por sobre ella —que los siente altísimos, lejanos, imposibles—, sus padres y el viejo tío discuten cuestiones incomprensibles. La negrita sirvienta ha puesto frente a Paula el inapelable plato de sopa. Es preciso comer, antes que la frente de la madre se pliegue con sorprendido disgusto, antes que el padre, a su izquierda, diga: «Paula», y deposite en esa simple nominación una velada suerte de amenazas.

 Comer la sopa. No tomarla: comerla. Es espesa, de tibia sémola;


ella odia la pasta blanquecina y húmeda.

Piensa que si la casualidad trajera una mosca a precipitarse en la inmensa ciénaga amarilla del plato, le permitirían suprimirlo, la salvarían del abominable ritual. Una mosca que cayera en su plato. Nada más que una pequeña, mísera mosca opalina. Intensamente tiene los ojos puestos en la sopa. Piensa en una mosca, la desea, la espera. Y entonces la mosca surge en el exacto centro de la sémola. Viscosa y lamentable, arrastrándose unos milímetros antes de sucumbir quemada. Paula reza diariamente en la iglesia del pueblo. Reza por sí, por su horrendo crimen. Reza por haber matado un ser humano. ¿Era un ser humano? Sí lo era, sí lo era. Cómo pudo ella dejarse arrastrar por la tentación, invadir los territorios de lo anormal, desear una figurita animada que le recordara sus muñecas de infancia. El anillo, el vestido azul, todo estaba bien; no había pecado en desearlos. Pero concebir la muñeca viva, pensarla sin renuncia... Aquella medianoche, la figurita se sentó en el borde de la mesa sonriendo con timidez. Tenía pelo negro, pollera roja, corselete blanco; era su muñeca Nené, pero estaba viva. Parecía una niña, y con todo Paula presintió que una terrible madurez informaba ese cuerpo de veinte centímetros de alto. Una mujer, una mujer que su extravío acababa de crear. Y entonces la mató. Le fue preciso borrar la obra que fatalmente sería descubierta y atraería sobre ella el nombre y el castigo de las brujas. Paula conocía su pueblo; no tuvo valor de huir. Casi nadie huye de los pueblos, y por eso los pueblos triunfan. De noche, cuando la figurita silenciosa y sonriente se durmió sobre un almohadón, Paula la llevó a la cocina, la puso en el horno de gas y abrió la llave. Es de tarde, llueve. Vivir es triste en una casa sola. Paula lee poco, apenas toca el piano. Quisiera algo, no sabe qué. Quisiera no tener miedo, evadirse. Piensa en Buenos Aires; acaso en Buenos Aires, donde no la conocen. Acaso en Buenos Aires. Pero su razón le dice que mientras se lleve a sí misma consigo el miedo ahogará su felicidad en todas partes. Quedarse, entonces, y ser pasablemente dichosa. Crearse una dicha hogareña, envolverse en el cumplimiento de mil pequeños deseos, de los caprichos minuciosamente destruidos en su infancia y su juventud. Ahora que ella puede, que lo puede todo. Dueña del mundo, si solamente se animara a... Pero el miedo y la timidez le cierran la garganta. Bruja, bruja. Para las brujas, el infierno. Las mujeres no tienen toda la culpa. Si creen que Paula vende en secreto su cuerpo es porque el origen de tan insólito bienestar les es incomprensible.

 Está la cuestión de su casa de campo. Las ropas y el auto, la piscina, los perros finos y el abrigo de visón. Pero el amante no habita en el pueblo, eso es seguro; y Paula no se aleja casi nunca de su residencia. ¿Habrá hombres tan poco exigentes? Entonces hizo algo grande: crear, no la casa, sino la construcción de la casa. Aplicándose noche y día, logró que la residencia fuera edificada sin despertar en nadie el temido azoramiento. Creó paso a paso la construcción de su finca, y aunque hubo días en que se preguntó qué harían los obreros al concluirla, tuvo al fin la satisfacción de ver que aquellos hombres se marchaban en silencio, contando su dinero. Entonces entró en su casa, que era verdaderamente hermosa, y se dedicó a amueblarla poco a poco. Los empleados de la cochería y dos mujeres de la granja vecina han puesto a la muerta en el ataúd y montado la capilla ardiente. Los amigos encuentran, casi sin sorpresa, a Esteban. Lo ven por primera vez, estrechan su mano. Esteban parece no comprender; está sentado en un alto sillón de respaldo calado, a la derecha del cadáver. A intervalos se levanta, va hasta Paula y la besa en la boca; un beso fresco, fuerte, que los amigos contemplan con espanto. El beso de un joven guerrero a su diosa antes de la batalla. Después vuelve Esteban a su asiento y se inmoviliza, mirando por encima del ataúd hacia la pared.


Paula ha muerto al atardecer y es medianoche ya. Los amigos están solos, con ella y Esteban. Afuera hace frío y algunos piensan en el pueblo, en las botellas de agua caliente de los lechos, en los boletines de radio. En semicírculo miran a Paula que yace sin esfuerzo, como por fin liberada de una carga superior a sus pequeños hombros que han conservado siempre algo de la forma niña. Las larguísimas pestañas vierten una mínima sombra sobre los pómulos grises. Los médicos han dicho que su muerte ha sido lenta pero sin lucha, como una madurez de fruto. Y por los cinco amigos pasa, alternativamente, el mismo tierno y manido pensamiento: «Parece dormida». ¿Por qué entra tanto frío en la habitación? Es repentino, por bocanadas crecientes. Tal vez un frío que nace de adentro, piensan los amigos; suele sentirse en los velatorios. Un poco de coñac... Y cuando uno de ellos mira a Esteban, rígido en su sillón, siente como un horror que repentinamente le crece y le invade el pelo, las manos, la lengua; a través del pecho de Esteban está viendo los calados del respaldo del sillón. Los otros siguen su mirada y lividecen. El frío sube, sube como una marea. Más allá de la puerta cerrada se yergue de pronto la masa espesa del monte de eucaliptos bañado de luna; y ellos comprenden que lo están viendo través de la puerta cerrada. Ahora son las paredes que ceden ante el paisaje del campo, la granja vecina, todo bajo una cruda luz de plenilunio; y Esteban es ya una burbuja de gelatina, bello y lamentable en su sillón que cede como él ante el avance de la nada. Del techo entra un chorro de luz plateada quitando nitidez a los resplandores de la capilla ardiente. Por la suela de los zapatos sienten ahora los cinco amigos filtrarse una humedad de tierra fresca, con césped y tréboles, y cuando se miran, incapaces de pronunciar la primera palabra de la revelación, están ya solos con Paula, con Paula y la capilla ardiente que se levanta desnuda en medio del campo, bajo la luna inevitable. 1943

sábado, 28 de enero de 2012

hojas archivadas

Ingredientes: 1 bofe completo de cordero (corazón, hígado, bofe) 1 taza de arroz 4 papas 2 ½ cebollas ½ cucharilla de orégano desmenuzado 1 cuchara colmada de ají colorado molido ½ cucharilla de pimienta molida ½ cucharilla de comino molido 1 diente de ajo sal aceite

 El bofe completo lavar bien y hacer cocer en olla a presión con agua hervida, la mitad de los condimentos recién molidos y sal al gusto. Una vez cocido, cortar en dados pequeños. Reservar caliente. Mientras tanto, en otra olla con aceite caliente, freír las dos cebollas raspadas, el resto de los condimentos y el ají colorado molido, agregar las papas cortadas en cuadrados, dos cucharones de agua hervida y sal al gusto. Cuando las papas se encuentren a medio cocer, incorporar el bofe y terminar el cocimiento de la papa.

Preparar el arroz graneado: Lavar y en sartén caliente sin aceite, retostar constantemente hasta que se seque, añadir un diente de ajo finamente picado y seguir removiendo; cuando este casi dorado, agregar la mitad de la cebolla raspada, remover y una vez dorado el arroz, incorporar a una olla, vertir dos tazas de agua caliente, sal al gusto y dejar cocer a fuego fuerte; cuando el agua se vaya consumiendo, disminuir a fuego lento, de inmediato aumentar de a poco agua fría, lo necesario y terminar su cocimiento con el vapor. Acompañar con una porción de arroz a la chanfaina.



Cómo hacer Chanfaina paso a paso: Paso: Se echa el aceite de oliva en el caldero con ajo, laurel y guindilla. Cuando están dorados se sacan y se echan en el mortero. Paso: Seguidamente, se echa la cebolla en el caldero y una vez frita se aparta con lo anterior, majándolo todo. Paso: Se incorpora la carne sazonada con la sal y se pone a fuego suave, llevando cuidado de que no se pegue, rehogándola con vino blanco y agua, si hiciera falta. Cuando la carne empieza a ponerse blanda (de 30 a 45 minutos) se le agregan los aliños, con un poco de puré casero de tomate (poca cantidad pues apenas ha de notarse) y se deja hervir. Consejos y trucos para cocinar Chanfaina: Unos diez minutos antes de apartarlo, algunos extremeños le echan una muy pequeña cantidad de sangre de cordero que han cocido antes. Sospecho que la chanfaina, convertida en una de las especialidades de la cocina salmantina, tiene su origen en la autorización eclesiástica a los pobres para que comiesen los sábado carne. La que no se quería en los mataderos, los bofes o livianos. y que en el siglo XVIII, cuando se populariza el arroz, éste pasa a complementar el guiso. Esta chanfaina se encuentra en otros territorios nacionales, no siempre con los mismos elementos: por ejemplo, en Cataluña es más una mezcla de verduras. Lo que me lleva a este texto que he encontrado en la lectura del libro de María de los Ángeles Pérez Samper, "Mesas y cocinas en la España del siglo XVIII", de editorial Trea, libro recomendado para aquellos a los que les guste la historia de la cocina y la gastronomía, " ...la samfaina, que, en aquella época, tanto podía referirse a un plato de asaduras a base de sangre, hígado y livianos, como a un plato de verduras a base de tomate, pimiento y berenjena..."

En Salamanca, la chanfaina, es un guiso en el que encontramos sangre, menudos de cordero, callos, arroz y especias, entre las que destaca el comino. Y resulta curioso que este guiso que en otro tiempo fuese de pobres lo sea hoy de domingo y se anuncie en la barra de los bares como guiso de fiesta. Pero así es la historia. Que aproveche.
Chivo a la Chanfaina
Chivo a la Parrilla Chanfaina
• 1 chivo.
 • Sal parrillera, cantidad necesaria.
• Chimichurri, a gusto. • Los menudos del chivo.

• 2 cucharadas de aceite (o grasa). • 2 cebollas picadas. • 1/2 pimiento. • Harina. • Sal, pimienta, pimentón, perejil y orégano. • Caldo en cantidad necesaria. Preparación Chivo a la parrilla: • Se sazona el chivo sólo con sal parrillera. • En brasa muy lenta, repartida en los costados y poco en el centro, colocar el chivo sobre la parri¬lla, primero del lado del hueso, aproximadamente 1/2 hora. • Repetir la operación del otro lado. • Cuando las costillas tienden a separarse de la carne, el chivo está listo.


• Al servirlo, se da una pincelada de chimichurri. Chanfaina: • Se lavan bien los menudos y se ponen a hervir en agua con sal a gusto; cuando todo está cocido, dejarlos enfriar y cortarlos en trocitos. • Se prepara una salsa poniendo a calentar el aceite (o la grasa, según prefiera), dorando las cebo¬llas junto con el pimiento, sazonando con sal, pi¬mienta, pimentón, perejil y orégano. • Agregar los menudos en la salsa y cubrir con el caldo, dejándolo cocer a fuego lento. Cuando la cocción está casi lista, espolvorear con harina hasta que espese.


De wiki. La chanfaina es una receta tradicional de que subsiste en bastantes puntos de España (Extremadura, Salamanca, Ávila, Elche, León, Palencia Antequera) que, como la paella, admite múltiples ingredientes y formas de prepararla. Por ejemplo, en Salamanca se le añade arroz y pimientos y a veces huevo duro. Los ingredientes básicos son: carne de cordero, patitas de cordero, sangre cocida, cebolla, ajo, laurel y guindilla. Lo básico y común es casquería, a la que se le puede añadir: arroz, pan como en las sopas, fideos, habas u otra legumbre o más modernamente patatas; y después es sazonada con sangre, pimentón y a lo mejor algún huevo duro. Semejante a la chanfaina son las sopas y arroces que se hacen con botillo, sabadiego o androya...y los arroces de monte; con carnes de caza y setas, también muy comunes en la región de León, Zamora y Salamanca. En Portugal existe un plato denominado chanfana, pero con otras características. Y en Galicia denominan chanfaino al chorizo de sábado o sabadiego o a la pellejera (androya). El origen de este plato lo encontramos en los antiguos señoríos, cuando los señores encargaban al pastor que sacrificara algún cordero para comerlo, asado en la manera tradicional. El pastor entregaba las “partes nobles” del animal a los señores, tras separarlas de las entrañas. Entonces, con las "partes innobles" del cordero, preparaba la chanfaina en la forma en que hoy conocemos.

En Fuente de Cantos (Badajoz) hay un fin de semana entero dedicado a la "fiesta de la Chanfaina" conocida su receta en toda España por ser este pueblo prácticamente la cuna de dicha receta y servida en los mejores restaurantes.
Se debe hacer mención a la relación de este plato con el pastor trashumante que hace que pertenezca también a la cocina tradicional de puntos del norte de la montaña oriental leonesa como Prioro, cuna de pastores trashumantes, que en sus viajes a Extremadura se hicieron eco de la receta y la acercaron al norte de León, aunque lo más probable es que fuera al revés, puesto que durante mucho tiempo, los pastores trashumantes iban al sur, que era una zona despoblada, por el peligro de invasiones de los musulmanes. Lógicamente los platos de la cocina peninsular pasaron a América, adaptándose a los ingredientes disponibles así, desde el siglo XVI en el norte de Argentina (particularmente en Tucumán, Salta y Jujuy donde se condimenta con pimentón, pimientos, ají y papa); también aparece en la zona andina del Ecuador donde se elabora con las visceras de cerdo, arroz, cebolla, ajo, perejil o cilantro y papa picada finamente, y en partes de Bolivia, sin duda llevado por los españoles aunque por su sonoridada el nombre parezca nativo de estos países. En el sur de México (Chiapas/Oaxaca) se le prepara con res vacuna en lugar de cordero.

 En el Perú existe también una variacion llamada «chanfainita» que se prepara con bofe de res o menudencia de cordero.



Estoy sentado en una terraza, leyendo junto al viejo puerto del castillo del Huevo, en Nápoles. Y me digo que los libros sirven, entre otras cosas, para amueblar paisajes. Llegas a tal o cual sitio, aunque nunca antes hayas estado allí, y las páginas leídas permiten ver cosas que otros, menos afortunados o previsores, no son capaces de advertir. Un islote despoblado y rocoso del Mediterráneo, por ejemplo, es sólo un pedrusco seco cuando quien lo contempla desconoce las peripecias de Ulises y sus compañeros. Sin Lampedusa y su Gatopardo, Palermo no sería más que una calurosa e incómoda ciudad siciliana. Quien viaja a México ignorando los textos de Bernal Díaz del Castillo o de Juan Rulfo, no sabe lo mucho que se pierde. Y no es lo mismo pasear por Oviedo, o por Buenos Aires, con o sin La regenta, Roberto Arlt y Borges en el currículum. Con Nápoles me ocurre exactamente eso. Amo esta ciudad pese a su carácter ruidoso, sucio y caótico. Y la amo no sólo por su bellísima bahía, sus islas próximas y el mar venerable al que se asoma, sino por las imágenes y lecturas acumuladas durante toda mi vida: Curzio Malaparte, Totó, Stendhal, el duque de Rivas, Sofía Loren, Benedetto Croce, Giuseppe Galasso y tantos otros. Pero sucede que, aparte todo eso, en Nápoles no soy extranjero; ningún español lo es. Desde Alfonso V de Aragón y durante trescientos cincuenta años, nuestra presencia fue intensa y constante, sobre todo en los siglos XVI y XVII, cuando esta ciudad y su entorno eran tan españoles como Andalucía, Vizcaya o Cataluña. Aquí estuvo Francisco de Quevedo con su amigo el duque de Osuna; y de este puerto, bajo las cuatro torres negras de Castelnuovo, salieron las galeras españolas para corsear en el mar de Levante, combatir la piratería turca y vencer en Lepanto. Soldados embarcados en esas galeras –uno de ellos se llamaba Miguel de Cervantes– dejarían cumplida constancia en memorias, relaciones y escritos. Todos, además, hablaron de Nápoles con cálida añoranza: clima templado, hermoso país, dinero de botines para gastar, ventorrillos de Chiaia, mujeres guapas, mancebías de la vía Catalana, tabernas del Mandaracho y del Chorrillo. Ciudad magnífica, la llamaron: pepitoria del orbe y escenario de su dorada juventud, cuando España era todavía la potencia más poderosa de Europa, tenía a medio mundo agarrado por el pescuezo y estaba en guerra con el otro medio.
Así, visitar esta ciudad es pasear también por la historia de España. Hasta el dialecto napolitano quedó trufado de españolismos espléndidos: mperrarse, mucciaccia, mantiglia, fanfarone, guappo. Las iglesias están empedradas de lápidas funerarias con nombres de gobernantes, religiosos y soldados españoles, y en cada esquina despunta un recuerdo, un nombre, una referencia inalterada, directa: calle del Sargento Mayor, Trinidad de los Españoles, Santiago de los Españoles, vía Toledo, vía Catalana, calle de Cervantes, Barrio Español… Este último, que todavía se llama así, Quartieri Spagnoli, es un conjunto de calles que durante el virreinato albergó las posadas y casas particulares donde vivían los tres mil soldados de la guarnición. Recorrer despacio sus calles adornadas con hornacinas de vírgenes y santos supone moverse aún por aquellos viejos siglos. Y si a uno lo acompañan las lecturas idóneas, el itinerario se convierte en deliciosa incursión por el pasado y la memoria. Eso incluye también guiños personales, pues me es imposible pasar por la esquina de la calle San Matteo con el vico della Tofa sin recordar que allí imaginé la posada de Ana de Osorio, donde el capitán Alatriste e Íñigo Balboa se alojaron en 1627, cuando servían en el tercio de Nápoles.


Y sin las relaciones de los veteranos soldados españoles –ahora me refiero a las auténticas–, la vía del Cerriglio, situada en otro lugar de la ciudad, no sería hoy más que una calle fea y desangelada; pero allí estuvo la famosa hostería del Chorrillo, frecuentada por la más ruda soldadesca del virreinato: pícaros, buscavidas, valentones y otras joyas de la chanfaina hispana. Visitarla con el eco de Alonso de Contreras, Miguel de Castro, Jerónimo de Pasamonte o Diego Duque de Estrada en la memoria, subir esquivando inmundicias por la estrecha –y muy sucia– calle de los escalones de la Piazzeta, permite detenerse, cerrar los ojos, escuchar y advertir cuanto late todavía en sus viejos rincones; vislumbrar las sombras entrañables que se mueven alrededor, hablándote al oído de lo que Nápoles fue, de lo que tú mismo fuiste, y de lo que somos. Entonces compadeces a quienes son incapaces de amueblar el mundo con libros. (Pérez Reverte)

viernes, 27 de enero de 2012

hojas mojadas

De wiki

 "Lampreado", "lambreado" o “payaguá Mascada” y también llamado Carnes Marineras es un plato característico de la gastronomía del Noreste argentino1 2 3 y de Paraguay que, al igual que otros, por causas históricas bien identificables, posee un alto valor nutritivo. Se trata de una torta frita cuya base es uno de los elementos característicos del gusto culinario paraguayo: la mandioca (“manihot esculenta=manihot utilísima”, planta de la familia de las euforbiáceas cuyas raíces son comestibles y por su alto contenido de almidón sirven para la producción de una harina en grado sumo proteica).
 Si bien la palabra “lambreado” es una degeneración de la correcta “lampreado”, pocos son los datos que se tienen acerca del porqué de la denominación a esta torta frita de mandioca y carne. En el Paraguay, país bilingüe castellano-guaraní por excelencia, y en el Noreste argentino (donde también se habla el guaraní) se le da también el nombre de “payaguá mascada”, en alusión a una de las etnias guaraníticas (“payaguáes”) que poblaron la geografía paraguaya en tiempos precolombinos. Ingredientes Existen variedades diversas de “lampreado”. La más tradicional utiliza los ingredientes que siguen: mandioca, carne hervida y molida, ajo, cebolla, sal fina, aceite y pan rallado. En otras variedades más pesadas al estómago (pero según muchos más sabrosas), se utilizan grasa de pella o cerdo, almidón, y la mandioca se mezcla con carne cruda. Preparación El proceso de preparación es sencillo.

Se pela la mandioca y se la cocina en agua salada hasta que esté razonablemente blanda pero no demasiado. Se la pasa luego por la máquina de moler. Se amasa la carne molida, el ajo y la cebolla fritos en aceite, la sal y la galleta molida. Con la pasta se forman tortitas, en la gastronomía más propiamente “tortillas”, y se las fríe en aceite bien caliente. Para menguar su valor calórico y su pesantez para el estómago se recomienda servir las tortillas con ensalada de verduras diversas. Lampriao de mondongo Ingredientes: Mondongo, harina, huevos, sal, bicarbonato, azúcar y limón.
Preparación: Se hierve el mondongo en agua, con un poco de sal. Se saca a enfriar fuera del agua. Cortar en pedazos de cinco a ocho centímetros y rebozarlos con limón.

Batir la clara del huevo a punto nieve, luego se agregan las yemas, sal a gusto, una pizca de bicarbonato, batir bien, luego agregar harina; que quede como para rebozar marineras, se reboza en este preparado y se pone a freir en aceite caliente, una vez dorados, se escurre bien y se espolvorea con azúcar. El término "lampriao" es una deformación de "lampreado", que a su vez deriva de la manera de preparar la lamprea, un pez muy primitivo semejante externamente a la anguila, aunque no emparentado con ella, y con cuerpo gelatinoso, cilíndrico, sin escamas y muy resbaladizo.


A las comidas con carnes preparadas de la misma forma que este pez se les llama "lampreado de carne", que se diferencia del estofado en que la carne es cocida previamente.
Como hacer milanesas marineras o escalope Las milanesas marineras o escalopes son una de las recetas mas deliciosas del mundo, solo consiste en cortar unos trozos pequeños y finos de carne de vaca y preparar la mezcla necesaria para rebozarlas de forma completa y finalmente freírlas en aceite de oliva o de girasol. Pueden ser acompañadas con una ensalada o un puré de papas.





Ingredientes necesarios: Estos son los ingredientes necesarios para preparar las milanesas marineras o escalope Orégano Sal Harina Queso rallado o queso para rallar Carne de nalga de vaca (pedir al carnicero que la corte de forma Fina y alargada) 3 Huevos









Preparación Limpiar la carne y dejar libre de grasa la carne Batir los 3 huevos En un recipiente, verter los 3 huevos, agregar 2 tazas de harina, el orégano, sal y por consiguiente el queso rallado Batir la mezcla hasta formar una masa consistente Rebozar las milanesas por la mezcla, de esta manera las milanesas tendrían que quedar totalmente cubiertas por la mezcla






Cocción: Antes que nada hay que dejar calentar al aceite durante unos 3 minutos antes de poner a freír las milanesas. El tiempo estimado de cada milanesa es de unos 5 minutos, dando vuelta de cada lado las milanesas. Tienen que adquirir un color dorado y un sabor crocante. El término «escalope» procede del francés.1 Apareció por primera vez en el vocabulario gastronómico en el siglo XVII como una expresión dialectal del noreste de la Francia rural5 alusiva a la cáscara de un fruto o un caracol: veau à l'escalope (ternera cocinada al estilo de un escalope), en esta época el escalope era indudablemente siempre de ternera. También se aplica a este corte el nombre de pallarda, del francés paillard.



Recetas La receta más famosa que emplea un escalope de ternera es el cordon bleu de ternera y otras varias parecidas, como el saltimbocca italiano, donde a este mismo corte de ternera se le llama scaloppine (‘escalopines’). El plato es básicamente un sándwich de ternera con los escalopes sirviendo de «pan» y jamón y queso de relleno. Esto se enharina, se moja en yema de huevo batida o leche, se empana y se fríe en una sartén con mantequilla o a veces aceite. En el caso del saltimbocca solo se emplea un escalope de ternera y el «sándwich abierto» resultante se enrolla antes de enharinarse y freírse.

jueves, 26 de enero de 2012

hojas y rebosos

 En el hogar se comen milanesas con más frecuencia que un asado, en un restaurante se pide una milanesa en forma tan espontánea y sin vuelta, especialmente si es un joven que lo hace. Un carnicero se la pasa gran parte del día cortando milanesas. No hablar de los elementos que acompañan una milanesa: papas fritas, huevos fritos, morrones asado. Los sándwiches de milanesa, solos o con lechuga y tomate, se venden en estadios, en bares, por la calle…

Hasta tenemos la “verdad de la milanesa”…

El primero y gran desafío es conseguir el elemento principal que es la carne: sí, la carne, en el país de la carne. Hacerle entender al negligente y poco profesionalizado cortador de carne que las milanesas no son bifes, son fetitas de carne delicadamente cortadas, libres de las telitas y grasita. Deben ser de carne tierna y no tan grande de manera que rindan y puedan comerse sin perder diente alguno. Deben resultar doraditas, crocantitas y apetitosas. El corte de carne que más se adapta es la bola de lomo y el peceto, pero hay quienes las prefieren de cuadrada o nalga. Las hechas con lomo, bueno, son para los cholulos de siempre… o para quienes les sobra el dinerillo.

 Las milanesas conforman un hábito alimenticio para todos los argentinos de distinta ascendencia. Por su irresistible sabor a veces llevan a una alimentación defectuosa: no son pocos los jóvenes que se alimentan de milanesas y papas fritas solamente, haciéndolas pertenecer injustamente a la comida chatarra.



Con la intervención de la historia y cabalgando arriba de la leyenda, el origen de la milanesa tiene una reñida paternidad toponímica, máxime considerando el periodo irredentista de la Italia del Novecientos. La disputa “patriótica” consistía en dirimir si era milanés o vienés. Afortunadamente fue el propio opresor austriaco, simbolizado por el mariscal Radetzky que en una carta* cuenta del descubrimiento de la “cotoletta alla milanesa” y la describe minuciosamente.




Ingredientes 1 Kg de nalga o cudrada o bola de lomo cortadas para milanesa 1/2 Kg de pan rayado 3 huevos Ajo y perejil opcional. una cucharita de mostaza opcional. Sal a gusto Aceite cantidad necesaria para freír Preparación
Tomar las milanesas. Para los que le gustan bien finitas golpearlas con el martillo de carne, a los que no dejarlas así. Batir los huevos en un recipiente, agregarle la sal, el ajo picado y perejil picado (opcional). Agregarle una cucharita de mostaza y batir todo. Agregarle la carne y dejarlo reposar para que tome el gusto la carne unos minutos. Tomar el pan rayado y ponerlo en un recipiente chato, ir sacando de a una las milanesas y con la mano apretarla cada una en el pan rayado de un lado y del otro. En una sartén poner abundante aceite cuando esté bien caliente, con fuego moderado freír las milanesas.






- Con los hijos se divierte mucho y tienen los mismos gustos. - No está de acuerdo con el corte obligado de pelo a los jugadores: "Batistuta hizo 14 goles con el pelo largo, y además, importa que sean felices. ¿Por qué no revisamos la historia de los tipos con pelo corto, así nos asustamos?" - Le gusta la caza menor y -para cazar martinetas- va a Rufino (Santa Fe), con Bretón, su doberman. - Siempre dijo a sus jugadores: "no ostenten los triunfos, porque -del otro lado- hay once tipos sufriendo la derrota". - Dice que las cosquillas están ligadas a la seducción, y que la mejor mirada es aquella firme, pero dulce: la mirada de la paz. - No está de acuerdo con el corte obligado de pelo a los jugadores: "Batistuta hizo 14 goles con el pelo largo, y además, importa que sean felices. ¿Por qué no revisamos la historia de los tipos con pelo corto, así nos asustamos?" -


 Nació en Rosario, en el barrio de Fisherton. - Tiene cincuenta y cinco años, la mayoría de los cuales transcurrieron en canchas de fútbol. - Su padre, Antonio, tenía una industria arenera y era militante peronista: dos veces lo balearon. - Su madre -y modelo de mujer- María Pazzollo, murió cuando él estaba en Barcelona: " murió por mi ausencia, y por incompetencia médica". - Fue técnico campeón de la Selección Argentina en el Mundial '78 y de la Selección Juvenil en Japón, en el 79.
- En el exterior, fue director técnico de la Selección Mexicana, del Barcelona, del Atlético Madrid y de Peñarol. - En Argentina, fue campeón con Huracán en el 73, y dirigió dos veces Boca y una River. - Admira palabra y obra de Mario Benedetti, Gabriel García Márquez y Joan Manuel Serrat.



Cosas de Menotti. - Lo que más le gusta, son las milanesas, con papas fritas y ensalada de tomate y cebolla. Y las pastas. - Toma vino con las comidas y, de vez en cuando, una copa de champán o un whisky.                     Las milanesas Usted debe pensar que estoy al borde de la locura por querer incluir las milanesas como comida criolla. A mí, me resulta tan natural hacer una milanesa como cebar un mate.

miércoles, 25 de enero de 2012

hojas y muchas

Elaboración del relleno: Paso 1: Rehogar la cebolla cortada fina hasta que se ponga transparente y un diente de ajo picado. Subir el fuego e incorporar la carne desmenuzada, rehogar y retirar. Paso 2: Agregar 1 tomate despues de pasar por agua hirviendo, pelar y cortar en trozos, 1huevo duro cortado pequeño, 1 puñado de aceitunas y 1/2 cuacharada pequeña de pimentón.

 Paso 3: Incorporar un trozo de la miga de pan remojada en leche y escurrida. Añadir los huevos batidos con 3 cucharadas de queso rallado y perejil picado. Salpimentar y mezclar bien todos los ingredientes. Armado de la lasaña: Paso 3: En una fuente para horno untada con aceite de oliva acomode una tapa de lasaña, cubra con una feta de jamón y otra de queso. Paso 4: Coloque otra tapa de lasaña y cubra con el relleno de carne. Tape con una tapa de lasaña y repita la operación hasta completar dos pisos de relleno. Ingredientes para la receta de la Lasaña de carne: Masa básica para lasaña 1 cebolla 100 grs de carne de ternera picada 50 grs de carne de cerdo picada 50 grs de queso rallado parmesano 1 huevo duro 1 tomate 1 yema y 1 huevo Sal y pimentón Perejil picado 150grs de jamón cocido o york 100 grs de queso de barra tipo gouda Salsa de tomate con salchicha y hongos secos Elaboración de la receta:
Paso 5: Cubra con salsa de tomate espolvoreada con abundante queso rallado parmesano. Llevar a horno fuerte hasta que se dore el queso. Trucos, secretos y variantes para la Lasaña de carne: Puede hacer el relleno con carne de ternera únicamente, si no encontrara de cerdo. 



INGREDIENTES Masa Harina 0000 300 g Huevos 3 Aceite 1 cda Sal 1 cdita Concentrado de tomate 1 cda Semolín c/n Relleno Cebolla picada 1 Blanco de puerro 1 Pimiento rojo 1 Aceite de oliva 100 cc Manteca 25 g Sal y pimienta Carne picada 500 g Pimentón extra dulce 1 cda Ají molido 1 cdita Comino 1/2 cdita Puré de tomates 250 g Caldo 1/2 l Laurel 2 hojas Varios Salsa blanca 500 cc Salsa de tomates 500 cc Queso parmesano 250 g
PROCEDIMIENTO Masa Procesar todos los ingredientes juntos hasta que se forme una masa uniforme, hacer un bollo y poner sobre la mesada. Amasar 5 minutos. Dejar reposar durante 1 hora tapada a temperatura ambiente. Cortar la masa en tres. Estirar en el número más grueso de la máquina de pastas, doblar en 3 y volver a pasar, repetir 5 veces con cada una de las masas. Luego estirar achicando cada vez mas la medida de la máquina hasta llegar al anteultimo. Cortar 12 rectángulos de 10 x 20 cm. Emparejar. Espolvorear con semolín y dejar secar 1 o 2 horas. Cocinar en agua hirviendo unos minutos.


Relleno Picar la cebolla y el puerro. Pelar y limpiar el pimiento, picar. En una sartén bien grande y profunda, colocar el aceite de oliva y la manteca, cuando estén calientes rehogar la cebolla, el puerro, el pimiento condimentar con sal y pimienta, añadir la carne picada trabajar con tenedor y cuchara de madera para deshacer. Dejar que la carne se cocine a medida que se revuelve para que no se apelmace y se hagan pelotas grandes de carne, es importante este paso porque la carne debe quedar bien separada, cuando la carne esta bien cocida, es que ya ha largado su jugo. Condimentar con la sal, el pimentón, el comino y el ají molido, tapar y dejar a fuego bajo. Agregar el tomate, el caldo y el laurel, y dejar reducir rectificar el condimento de ser necesario. Armado En una olla grande poner a hervir abundante agua salada, cuando rompa el hervor colocar la pasta, cuando este cocida colar. En una fuente colocar un poco de salsa blanca en el piso, sobre esta la pasta, luego una capa del relleno de carne, otra capa de masa, otra de relleno, una última capa de masa y rociar con mas salsa blanca y tuco. Espolvorear con abundante queso rallado y llevar al horno precalentado a 200° C durante 10 minutos.




La lasaña no es un plato italiano sino que es tan británica como el roast beef. Esta afirmación cayó como una bomba en el sur de Europa, pero un grupo de expertos británicos asegura tener pruebas. Los investigadores se basan en un libro de recetas confeccionado para el rey Ricardo II en 1390. En él se encuentra una receta para preparar “loseyn” Y no sólo la denominación coincide, sino también los ingredientes: se trata de “pasta plana con salsa de queso”. La historia es la siguiente: Los expertos estaban organizando un festival medieval con comida incluida en Berkeley Castle, Gloucestershire. Para ello, investigaron en el Museo Británico, donde se toparon la receta. Los tomates, imprescindibles en una buena lasaña, no aparecen en las instrucciones. La causa, según la investigación, es que los tomates aparecieron en la cocina inglesa 200 años después de la redacción de la receta Maurice Bacon, uno de los organizadores del festival, insistió en conversación con el diario “The Daily Mirror”: “Esta es la receta original de la lasaña”. Sin embargo, admitió: “Sólo pocas personas saben que la lasaña fue inventada en Inglaterra”. Según explicó, la llegada de las patatas a la isla hizo que la costumbre de consumir pasta se perdiera. Los italianos reaccionaron indignados a la información. “No importa cómo se llamara ese plato antiguo, no era lasaña como la preparamos nosotros”, trascendió de la embajada italiana en Londres “¿La lasaña inglesa? De ninguna manera”. Antonio Carluccio, propietario y cocinero de un restaurante italiano en la capital británica, comentó con mayor tolerancia: “Suena un poco tirado de los pelos llamarle lasaña a eso, pero yo no tendría problemas en prepararlo” Claro que también los italianos tienen sus pruebas sobre el origen de la lasaña. Una y otra vez insisten en que la primera receta escrita de la lasaña se encuentra en un manuscrito anónimo del siglo XIV. A más tardar en 1370, la lasaña se comenzó a preparar como se hace actualmente: en varias capas.



La prueba: Un tal Marchione di Coppo Stefani, que debía contar los muertos por la peste en Florencia, dijo entonces: “Los muertos se acumulan en las tumbas como la lasaña” El cocinero estrella alemán Heinz Beck se tomó la polémica con tranquilidad. Según dijo, no tiene ni idea de dónde proviene la lasaña. “Pero una cosa es cierta: Nadie la prepara tan bien como los italianos”.
Llega el invierno. Espléndido dictado me dan las lentas hojas vestidas de silencio y amarillo. Soy un libro de nieve, una espaciosa mano, una pradera, un círculo que espera, pertenezco a la tierra y a su invierno.





Creció el rumor del mundo en el follaje, ardió después el trigo constelado por flores rojas como quemaduras, luego llegó el otoño a establecer la escritura del vino: todo pasó, fue cielo pasajero la copa del estío, y se apagó la nube navegante.

 Yo esperé en el balcón tan enlutado, como ayer con las yedras de mi infancia, que la tierra extendiera sus alas en mi amor deshabitado. Yo supe que la rosa caería y el hueso del durazno transitorio volvería a dormir y a germinar: y me embriagué con la copa del aire hasta que todo el mar se hizo nocturno y el arrebol se convirtió en ceniza.


 La tierra vive ahora tranquilizando su interrogatorio, extendida la piel de su silencio. Yo vuelvo a ser ahora el taciturno que llegó de lejos envuelto en lluvia fría y en campanas: debo a la muerte pura de la tierra la voluntad de mis germinaciones.