martes, 23 de octubre de 2012
hojas repetidas
—... No hay esperanzas de libertad, mis amigos; estamos condenados a soportarlo hasta
que Dios quiera. Los ciudadanos que anhelaban el bien de la patria están lejos; unos piden
limosna en casa ajena, otros pudren tierra en fosa común. Las calles van a cerrarse un día de
éstos horrorizadas. Los árboles ya no frutecen como antes. El maíz ya no alimenta. El sueño
ya no reposa. El agua ya no refresca. El aire se hace irrespirable. Las plagas suceden a las
pestes, las pestes a las plagas, y ya no tarda un terremoto en acabar con todo. ¡Véanlo mis
ojos, porque somos un pueblo maldito! Las voces del cielo nos gritan cuando truena: «¡Viles!
¡Inmundos! ¡Cómplices de iniquidad!» En los muros de las cárceles, cientos de hombres han
dejado los sesos estampados al golpe de las balas asesinas. Los mármoles de palacio están
húmedos de sangre de inocentes. ¿Adónde volver los ojos en busca de libertad?
Miguel Ángel Asturias
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