Gustavo Adolfo Bécquer
Hoy como ayer, mañana como hoy,
¡y siempre igual!
un cielo gris, un horizonte eterno,
¡y andar... andar!
Moviéndose a compás,
como una estúpida
máquina,
el corazón;
la torpe inteligencia,
del cerebro
dormía en un rincón.
El alma, que ambiciona un paraíso,
buscándolo sin fe;
fatiga, sin objeto, ola que rueda
ignorando por qué.
Voz que incesante con el mismo tono
canta el mismo cantar;
gota de agua monótona que cae,
y cae sin cesar.
Así van deslizándose los días
unos de otros en pos,
hoy lo mismo que ayer
... y todos ellos
sin goce ni dolor.
¡Ay! a veces me acuerdo suspirando
del antiguo sufrir...
Amargo es el dolor; pero siquiera
¡padecer es vivir!
No hay comentarios:
Publicar un comentario