lunes, 9 de julio de 2012

hojas rotas

Los hombres de la tierra, Ray Bradbury. -¡Soy de la Tierra! Me llamo Jonathan Williams y estos... -Sí, ya lo sé -dijo suavemente el señor Xxx, y disparó su arma. El capitán cayó con una bala en el corazón. Los otros tres se pusieron a gritar. El señor Xxx los miró sorprendido. -¿Siguen ustedes existiendo? ¡Soberbio! Alucinaciones que persisten en el tiempo y en el espacio. -Apuntó hacia ellos. -Bien, los disolveré con el miedo. -¡No! -gritaron los tres hombres. -Petición auditiva, aun muerto el paciente -observó el señor Xxx mientras los hacía caer con sus disparos. Quedaron tendidos en la arena, intactos, inmóviles. El señor Xxx los tocó con la punta del pie y luego golpeó la coraza del cohete. -¡Persiste! ¡Persisten! -exclamó y disparó de nuevo su arma, varias veces, contra los cadáveres. Dio un paso atrás. La máscara sonriente se le cayó de la cara. -Alucinaciones -murmuró aturdidamente-. Gusto. Vista. Olor. Tacto. Sonido. El rostro del menudo psiquiatra cambió lentamente. Se le aflojaron las mandíbulas. Soltó el arma. Miró alrededor con ojos apagados y ausentes. Extendió las manos como un ciego, y palpó los cadáveres, sintiendo que la saliva le llenaba la boca. Movió débilmente las manos, desorbitado, babeando. -¡Váyanse! -les gritó a los cadáveres-. ¡Váyase! -le gritó al cohete. Se examinó las manos temblorosas. -Contaminado -susurró-. Víctima de una transferencia. Telepatía. Hipnosis. Ahora soy yo el loco. Contaminado. Alucinaciones en todas sus formas. -Se detuvo y con manos entumecidas buscó a su alrededor el arma. -Hay sólo una cura, sólo una manera de que se vayan, de que desaparezcan. Se oyó un disparo. Los cuatro cadáveres yacían al sol; el señor Xxx cayó junto a ellos. El cohete, reclinado en la colina soleada, no desapareció. Cuando en el ocaso del día la gente del pueblo encontró el cohete, se preguntó qué sería aquello. Nadie lo sabía; por lo tanto fue vendido a un chatarrero, que se lo llevó para desmontarlo y venderlo como hierro viejo. Aquella noche llovió continuamente. El día siguiente fue bueno y caluroso.

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