sábado, 10 de noviembre de 2012

En primera persona.

Conmutaciones. En la vidriera irrespetuosa de los cambalaches vamos y seguimos siendo más histéricos y patoteros que moderados y tolerantes, cuando los conflictos y las tensiones se resuelven con los circuitos de los estados de derechos (las elecciones por ejemplo) seguimos insistiendo con resolverlos con los piquetes. Un periodista bizarro lo dijo muy claro, de todos los que hay en la manifestación no queda uno si el gobierno da marcha atrás con lo que es el cepo cambiario, que es en definitiva que haya un manchancho para que la gente ahorre en dólares mientras vive por acá en vez de ir por allá y ahorrar en pesos a ver si los yanquis la dejan. Muchos carteles pero ninguno con la leyenda que resuma el motivo verdadero del malestar más general. De una estructura social residual que está irremediablemente fracturada, hay varias economías casi una por cada uno de los cuarenta millones de habitantes. Si se estima el costo social unitario del 8N en unos 50 pesos por persona manifestando en el centro (congestionamientos, tiempos ajenos alterados, limpieza posterior, vigilancia, daños colaterales, etc.) por 400000 manifestantes por poner un intermedio entre los extremos enfermizos da 20 millones de pesos igual unos 4 millones de dólares (para los que especulan con esta moneda), ¿cuántos niños comen en cuántos días con 4 millones de dólares?

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