sábado, 20 de julio de 2013

Taras y tarados, contrastes.


La tara es aceptar los contrastes sociales como si fueran naturales tan naturales como las enredaderas que adornan los muros de las mansiones en las fincas paquetas tan naturales como el loro que se mofa del abuelo en las casuchas de chapas de las villas, la tara es esa de ver como natural algo que se plasma como artificial en las interrelaciones cotidianas en las interpelaciones callejeras y académicas entre tarados que marcan las diferencias y tarados que las aceptan, mientras en el medio hay docenas de miles de tarados que se pasan en explicaciones para justificarlas o criticarlas, a cientos de docenas de miles de situaciones aberrantes que hacen que la especie que se autodenomina incluida en la condición humana tenga deficiencias harto perores de aquellos prototipos que se califican como especies menores, mucho más en la aldea en la que en unas pocas cuadras a la redonda hay hermanos que buscan incansables sus dietas diarias en los tachos de basura mientras una sarta de hipócritas y tarados dejan sus propinas en bares para pagar desayunos probables a gente carenciada porque son incapaces de hacer otra cosa con la pobreza, y la sarta de ignorantes que especulan con el dólar para comprar a seis y vender a diez activos ajenos que sobresalen con la sarta de comunicadores que miran para otros lados para no meterse con temas embromados, caben las preguntas de los límites entre tantos contrastes.





No hay comentarios:

Publicar un comentario