Antes el costo marginal (o por
uno) de organizar una milonga era muy alto, por eso pasaban meses en la ordenación
para terminar en ocho horas de baile efectivo, porque empezaban a las nueve en
punto y se cortaba a las cuatro de la mañana también en punto, antes el costo marginal
de organizar una milonga era muy alto, porque había que buscar a las orquestas
que como mínimo eran una típica y una de jazz, ver lo del cotillón lo del bufete,
a los que había que sumar todos los revuelos que la milonga arma en las casas particulares
de los que al menos andaban entusiasmados con eso, que tenían costos de
confecciones de vistosos vestidos para los chicos y los más grandes de camisas
y pantalones que se estrenaban en la misma fiesta, de los que se tiraban el
ropero encima, a los que había que sumar las inversiones excepcionales que se
hacían ese mismo día en las peluquerías por floripondios peinados y corte
americanos de ellos, hoy ese costo marginal es mínimo o cero, y las milongas ya
no se llaman milongas, hoy los rejuntes para un pogo, se arman inmediatamente
por los que tienen ganas de mover el esqueleto, con alguna computadora y un pent
de dos giga, el cotillos y el bufete se volvieron lo de menos, y la gente no se
hace ningún problema por la facha, que cuanto más de zaparrastroso es, mejor.
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