Es fácil ser generosos con la
plata del otro, especialmente si esa plata es del propio sujeto al que se le
está dando la dádiva la propina, magias en la aldea, los empresarios locales
siempre estuvieron en mejorar el bienestar de la población de sus empresas pero
sin excepciones con capital social, es decir financiando sus iniciativas de
viviendas, hospitales, escuelas, con recursos del estado que es lo mismo que
decir con plata de la propia gente, y muy picarescamente confundieron como sin
quererlo a esto con la responsabilidad social empresaria que no es ni por cerca
esta dinámica de hacerse el bondadoso y el magnánimo con el patrimonio de
todos, que no es repartir lo que seobra mientras se acumula, una responsabilidad social empresaria que no termina de comprenderse en
sus naturaleza pero que no es precisamente ni una dádiva ni una limosna, sino
un conjunto de involucramientos permanentes de las empresas con el medio adonde
se desenvuelve, como una forma de compensar lo que se llevan de más por ser los
gerenciadores momentáneos de la renta productiva, aduciendo la viveza criolla
nuestros empresarios ricos de empresas pobres o empobrecidas, gastan en
contadores escribanos y jueces para explicar que están encaminados en estas
direcciones cuando la misma cantidad de recursos volcados a una iniciativa
comunitaria rendiría mucho más que dárselos a burócratas que inventan y violan
las leyes según los niveles de sus remuneraciones.
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