Por la aldea es muy común ver a
los analfabetos que tenemos confundir alegremente libertad de presa con
libertinaje de prensa, especialmente cuando salen de ese encuadre cotidiano que
los dueños de estos siervos les imponen para hablar horas sin decir nada de
temas que a las pocas horas nadie se acuerda casi todos relacionados a las
crónicas amarilla y amarillentas de las miserias humanas del delito y la
superficialidad de lo que a veces llaman la farándula, ahí van esos adalides
del silencio a propósito silenciados por salarios de hambre, confundiendo
libertad con libertinaje, especialmente cuando se salen de esas líneas
editoriales de la superficialidad para entrar en las proposiciones que
interesan o nos interesarían a los que los sufrimos cotidianamente, ejemplo,
cuando hablan de los gobiernos cuyas políticas aplicadas no se condicen con los
intereses de las clases más acomodadas y de privilegios exclusivos, cuando lo
hacen no es malo que estén en desacuerdo que puedan transmitir errores de las
administraciones y las gestiones si las hay como seguramente las hay como las
hubo como las que seguramente las habrá, lo grave es que para hacerlo pierdan
composturas que la responsabilidad de su rol social corresponden conservar,
ejemplo, por no estar de acuerdo con determinadas políticas no se puede
lesionar las investiduras la presidencial por ejemplo porque es lamentable ver
que alguien de rango menor se cague en la investidura de alguien de rango
superior porque es una muestra de impunidad que si lo hace en ese sentido es
posible de hacerlo en otros sentidos, ejemplo hay un canal que cuando informa
de novedades de la gestión de gobierno lo hace con el rótulo “Coqui manda”,
como si con ese rótulo se estuviera enviando un mensaje subliminal a los cientos
de miles de giles espectadores que en la aldea hoy el patrón es el macho de la
yegüita, todo un despropósito, esto es libertinaje y merece sanciones no
libertad de prensa.
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