Nadie lo dice, porque es como que
hay una creencia generalizada funcional a la ideología liberal más que otra,
que es mejor no decirlo, como que es mejor no hablar de ciertas cuestiones, que
la economía es, al final, una puja de intereses opuestos, por lo tanto una puja
de cuotas de poder, de intereses de clase, que por lo general son de suma cero,
porque los recursos y los bienes son escasos y las necesidades infinitas
discrecionalmente infinitas, entonces es como que las cuestiones económicas no
se solucionan todas con “toques” técnicos como quieren hacer pasar algunos,
sino con “toques” políticos que, lamentablemente también, provienen de usinas
de poder, porque naturalmente estamos impelidos a tener algún tipo de
organización para evitar la manada, nadie lo dice pero al final el tema
económico queda reducido a dos simplificadas mezquindades irreconciliables,
entre una parte que elegantemente se denomina la demanda que detenta un tipo
dispuesto a pagar el menor precio posible apuntándole a la más elevada calidad
de lo que compra, y la otra parte que elegantemente se denomina la oferta que
detenta otro tipo de carne y hueso – así sea príncipe o mendigo – dispuesto a
cobrar el mayor precio posible apuntándole a la más baja calidad de lo que
vende, en suma los mercados no están integrados ni por cerca por carmelitas
descalzas.
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