jueves, 11 de septiembre de 2014

Explicando economía a los que no entienden nada de economía.




Los hacedores de doctrina se pasaron los últimos doscientos años armando el relato que sostiene que al final, la mayoría de nosotros elige por un sistema donde hay bastante libertad aunque casi nada de justicia (liberalismo, capitalismo) que un sistema donde se rescata la justicia en la equidad pero con libertades restringidas (idealismo, socialismo) porque en cuanto le dan margen a alguien en los circuitos, hasta en los circuitos más duros según cuentan como en China o en Rusia, vuelve la sombra de Smith en su admonición de la falta de benevolencia del carnicero, un relato el de aquellos que se confirma en el hedonismo que nos marca y el consumismo, o las expectativas y actitudes compulsivas que nos hacen, a unos acumular como en un saco sin fondo y a otros vivir en la desgracia, aunque en proporciones asombrosas se trate de un discurso que está poblado de fallas garrafales como la de la soberanía de un consumidor que lo único de soberano que tiene, al menos en esta aldea, es alguna corona de fantasía comprada en once o en otro lado, como la de la competencia perfecta que no se compadece con la realidad donde los que tienen y mandan están todos entongados y haciendo negocios.

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