después de ser aunque parezcamos inmensos ante esos a los que les confirmamos lo pequeño que son, nos empequeñecemos
el día que comenzó la mensura de los terrenos señalados para el asentamiento la gente ni bola, los ingenieros y los maestros mayores de obra anduvieron solitarios todo el día bajo los rayos del sol que partía la tierra y quemaba como la puta madre, pisando bosta los días como estos que estaba seco pisando barro los días en que se anegaba, levedad de las decisiones del hombre cuando prepara sus éxodos, un albañil en algún lado silbaba muy fuerte submarino amarillo, el silbido se filtraba y recorría buena parte del obrador
cuando las casas estuvieron terminadas parecían la pintura perfecta de un niño de sexto grado gastando acuarelas que sus padres compraron con los ahorros, todos en su lugar, las casas el sol brillante en el cielo el cielo azul. y la tierra o los lamparones de pasto que aunque desparejos completaban la armonía del paisaje, paisaje que registraron fotógrafos de varios medios de prensa llamados especialmente para eso, eran las primeras casas VEA del proceso de reorganización nacional que nadie se atrevió por entonces a decir que era el proceso de desorganización nacional, descuajeringados quedarían después de eso algunos.
nadie entiende la paz, todos nos miramos para adentro, muy pocos miramos para afuera, la paz es una entelequia,ese éxodo de gente pobre y no tan pobre no fue por la bondad de aquellos que pusieron la plata, si no la ponían venía la revolución
el éxodo mismo fue una historia aparte, aunque eran unos ranchos de mierda eran las casas de la gente, levedad de la condición que se revela contra otras levedades en el espíritu de otros tipos
cuando alguien decide desde arriba, las decisiones cambian el curso de la vida de mucha gente que nunca se pregunta por las verdaderas razones que hacen que unos arriba y otros abajo constituyan lo que pomposamente se llama sociedad
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