A veces da gracia a veces pavura
otras veces resulta terrorífica la forma en que los presuntos periodistas y
entendidos se meten con un tema tan caro y delicado para la gente de la aldea
como lo es la inflación, siempre estamos por acá hablando de los aumentos de
precios como en tercera persona, como si el tema fuera de otros y no un tema
propio, ¿mentimos?, ¿somos mitómanos con estas cuestiones?, como si no estuviéramos
involucrados en conjunto en estos menjunjes de aprovechados y ventajeros que
con holgura piden que se los mencione como adalides de algo que honradamente
(¿?) se dice proviene de una sospechosa “viveza criolla” que no utilizamos más
que para reventar criollos más desprotegidos, es realmente triste y marca los
puntos de partida de nuestras limitaciones de formación que se vea un problema
como este como un problema del desprevenido que no compró dólares no embromó a
un compañero de oficina y que encima le tira las culpas a los gobiernos como si
los que gobernaran fueran almaceneros, da vergüenza ajena lo de periodistas y
entendidos que hacen análisis que parecen medulosos, como el de los precios de
algunos de los cortes de carne por estos días que según ellos tuvieron
evoluciones intensas, de cosas que los consumidores que nos paramos frente a
las góndolas les podríamos dar lección a ellos, hablan de esto para no hablar
de aquello, el verdadero problema de la inflación doméstica se concentra en un puto
ramillete de doce o a los sumo veinte inescrupulosos empresarios que son los
formadores de precios, en todo caso si el gobierno, cualquier gobierno, tiene
alguna participación en este juego es la de apretarlos y ponerlos en evidencia,
por una vez en nuestra triste historia.
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