lunes, 20 de enero de 2014

Desmitificando; el yo el súper yo el alter.



La misma lógica lacaniana del espejo por la cual se supone que tenemos que cumplir con las instancias de percibirnos quiénes somos como somos qué tipo de bichos somos y en consecuencia aceptarnos, nuestro yo y después con el tiempo ese súper yo que llevamos en la mochila, y en consecuencia ponderarnos y valorarnos para aceptar a los otros a los demás que están con dramas parecidos mejores o peores, es la que se podría utilizar para describir las cuestiones nuestras con la inflación fenómeno del que nunca nos hacemos cargo y es más, que siempre identificamos como ineficiencias de los gobiernos que se encuentran de turno y nunca como un evento dependiente de expectativas propias y de condiciones mínimas de cooperación, podría servirnos para pensar que no cumplimos ese paso del espejo lo que nos impide hacernos cargo de las partes de las responsabilidades que nos tocan a nosotros y a los otros, hay asuntos como la inflación en la economía que dependen de nuestra actitud y no solamente de las expectativas o de las conductas que más nos convienen o de los comportamientos que mejor nos vienen individualmente, olvidando que vivimos dentro de la sociedad, en la percepción del yo en la que en algún momento aparece la percepción del alter ego que no necesariamente para estas cuestiones es el pobre infeliz estúpido que no compra dólares o un vago al que no le dan nauseas las asignaciones universales, que algunas veces pueden ser esos inmorales y putos empresarios que producen la leche por ejemplo cuyo precio por litro en los últimos diez años pasó de 1,50 a 7,80$ o la carne que por kilo paso de 8 a 42$ o lo que es peor del pan que por kilo pasó de 80 centavos a 18$, esos mismos inmorales y putos empresarios que la pasan bomba mientras nosotros los del medio pelo le reclamamos al gobierno una inflación del 25%/año por las inmoralidades de ellos.


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