Títulos y patologías, la objetividad
aproxima a la verdad.
Unos cuantos de por acá nos
criamos en esos enfrentamientos absurdos no resueltos donde al final está uno
de un lado o del otro de mentirita como dicen los niños porque al final nos
debatimos buena parte de nuestra vida en situaciones de eclecticismos crónicos
que irremediablemente han marcado la tendencia de nuestra pobres estructura
social, a la hora de mirarnos para adentro somos complacientes con nosotros
mismos muy olvidadizos de lo que no deberíamos olvidar y sumamente memoriosos
para las pelotudeces y las mentiras, y ejercitamos fanatismos de fachadas que
perjudican a la gilada que a veces somos nosotros mismos y son funcionales a
los vivos que hay entre nosotros, así estamos sin reconocer equivocaciones
cargamos las mochilas de los otros cuando creemos que las nuestras están
demasiado pesadas, al tipo que recibe un subsidio del estado (costo social) lo
denotamos como si fuera mandinga y fácilmente nos olvidamos de los cientos de
patroncitos de estancia que desde el fondo de nuestra historia como “ángeles
del infierno” licuaron pasivos con financiamiento público (también costo
social) como con devaluaciones nacionalización de quebrantos, etc., todo
debidamente certificado con notarios y jueces corruptos y convenientemente publicado
en el boletín oficial, tan resistente nos hicieron que cuando aparecen tipos y
razonamientos “razonables” no los distinguimos fácilmente los ignoramos las más
de las veces y son ejemplares de colección, para los que vienen es bueno que
existan tipos que privilegien la objetividad a la subjetividad.
“Diez años de gobierno” (Perfil, 26 de mayo de 2013)
Obiectivum verum inceditur
“Tal vez el aspecto más flojo es
que no se desplegó el desarrollismo anunciado en 2003. El kirchnerismo propuso
primacía política, consumo, derechos, región, pero no explica cómo hará la
Argentina para generar riqueza y convertirse en un país desarrollado. Falta
diseño estratégico para generar más infraestructura, promover industrias clave,
inversión, empresariado nacional, polos de desarrollo, lo que se necesita para
vivir el país deseado. Tal vez ese plan requiere de varias décadas, y un
acuerdo de la dirigencia. Mientras tanto, lo que muestra este modesto balance
es que durante diez años la Argentina tuvo un gobierno. Y eso, para nosotros,
es muchísimo”.
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