Como si no tuviéramos enemigos
que gratuitamente se encargan de vendernos afuera en paquetes bien envueltos,
no son necesariamente delincuentes sino más bien viles esclavos de las limosnas
que dan los de afuera para que les cuenten nuestras intimidades, entre los que
decimos son nuestros periodistas hay varios ejemplos y algunos son muy
enfermes, hacen el equivalente de salir en pantalla a decir cómo se embroma al
estado, una actitud execrable y que en cualquier sociedad civilizada asquearía
públicamente, son periodistas especializados en las malas noticias, esas son
las instrucciones que tienen de sus patrones, si las noticias son malas
albricias, las potencian y las colocan en los copetes de los diarios o en los
noticieros centrales de los medios de aires, el paquete está listo para que los
giles se acuerden que no son dueños de sus vidas que no pueden soñar que si les
fue bien en algo personal esa alegría se amortigua fácilmente con una muy mala
noticia que además toca a otros, más que personal tiene un alcance social, si
las noticias son buenas bueno ahí hay algunos problemitas aunque en las
universidades y a dónde vayan los estudiantes a prepararse para clones de los
que hay les enseñan y muy bien cómo se convierte una buena noticia en mala, un arduo
trabajo que hoy por hoy hay que hacer en tiempo record por la competencia para
desalentar a los giles, hay que evitar que a los giles se les ocurra pensar que
viven en una aldea respetable, en el programa hoy de elevado rating se les
empezó a acabar las musiquita del empresario K corrupto y corrompedor y tenían
que incorporar nuevos enviones ahora dan clases de cómo se hace para ser un
ilegal elegante, para embromar a los demás entre los cuales están los pobres y
que encima piensen que somos unos tipos bárbaros y además vivos, obviamente que
además de giles, que es lo que piensan de nosotros los comunes los periodistas
competitivos que tenemos, dan náuseas.
Muestran cómo se pueden sacar billetes del país. (Clarín 3 de junio
de 2013)
Adipem prævaricatrix
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