Cuando podamos realmente habremos
dejado de ser lo que fuimos lo que somos esclavos que se declaran libres
siervos no encadenados, de fieras que tienen todo el aspecto de señores, cuando
podamos librarnos de eso comenzaremos a ser, nosotros mismos sin patrocinantes
ni patrocinadores ni visibles ni encubiertos ni disimulados, que encima que no
juegan en el mismo campo juegan a convencernos que tenemos el destino
hipotecado como nuestras casas y nuestros autos y los bienes que siempre nos
venden, cuando abandonemos de una vez para todo el viaje esa maldita costumbre
de pasar de ladinos cuando no tenemos ni la mínima astucia de dejar de ser lo
que fuimos de dejar de ser lo que somos para ser, probablemente comencemos a
ser diferentes cuando el discurso coincida con lo que pasamos cuando el cinismo
sea reemplazado con la decencia efectiva y la hipocresía se cambie por la
crítica y la lealtad, cuando lo subjetivo vaya siendo progresivamente objetivo
tal vez comencemos a ser lo que a veces repetimos, americanos.
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