Que no le llegarán a unos cuantos
es seguro porque para sentir espanto habría que querer primero conservar y manejar
alguna memoria condensada en el disco rígido nuestro que alguna vez se
terminará con nuestra muerte, habría primero que querer sin presentir como es
parte de la letra del famoso tango, y para presentir que haría falta por lo
menos contar con algún prejuicio para sentir pánico pavor para que lo que
destruye lo que es negativo lo que no debe ser no sea directamente ni por unos
segundos, y para prejuicios antes tiene que haber habido porrazos y para que
haya habido porrazos tienen que haber habido equivocaciones o mala leche, que
no le llegarán las aguas a los tanques de esos motores carburando como deben andar
en épocas de elecciones cuando hay que acordarse justo de aquello, o de
aquellos, que fueron ministros correctos protocolarmente porque usaban corbata
y gritaban fuerte como asustando a presidentes legisladores y hasta jueces, bien
distintos a los que hay desde hace unos años que tendrán menos pinta pero son
más eficientes o lo fueron al menos hasta ahora, pero ministros que fueron una
bosta medidos por los resultados o por lo menos por portación de cara en
nuestros peores momentos de hiper inflación de desempleo y de marginalidad, que
no llegarán las pavuras de los mensajes que den los que tienen que darlos, que
no hay que votarlos a esos que vienen con rémoras del pasado dando retrocesos
en conquistas sociales ganadas que no se tendrían que perder cuando les avisen
que con ese m+a vienen los lavanda los melocotones los más osados y
recalcitrantes honorables miembros de la honorables cámaras de industriales de
industrias que no son ni serán con ellos y de empresarios que solo lo fueron
cuando pudieron apropiarse de patrimonios públicos o transferir pasivos propios
a la gente, entonces tal vez les llegaran las percepciones de eso que mete
miedo, que se estén vendiendo como eficientes e innovadores justamente los que
fueron ineficientes y conservadores, claro que al final soberano el consumidor
compra lo que se le dan las ganas.
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