miércoles, 18 de septiembre de 2013

Desmitificando, las percepciones del espanto.


Que no le llegarán a unos cuantos es seguro porque para sentir espanto habría que querer primero conservar y manejar alguna memoria condensada en el disco rígido nuestro que alguna vez se terminará con nuestra muerte, habría primero que querer sin presentir como es parte de la letra del famoso tango, y para presentir que haría falta por lo menos contar con algún prejuicio para sentir pánico pavor para que lo que destruye lo que es negativo lo que no debe ser no sea directamente ni por unos segundos, y para prejuicios antes tiene que haber habido porrazos y para que haya habido porrazos tienen que haber habido equivocaciones o mala leche, que no le llegarán las aguas a los tanques de esos motores carburando como deben andar en épocas de elecciones cuando hay que acordarse justo de aquello, o de aquellos, que fueron ministros correctos protocolarmente porque usaban corbata y gritaban fuerte como asustando a presidentes legisladores y hasta jueces, bien distintos a los que hay desde hace unos años que tendrán menos pinta pero son más eficientes o lo fueron al menos hasta ahora, pero ministros que fueron una bosta medidos por los resultados o por lo menos por portación de cara en nuestros peores momentos de hiper inflación de desempleo y de marginalidad, que no llegarán las pavuras de los mensajes que den los que tienen que darlos, que no hay que votarlos a esos que vienen con rémoras del pasado dando retrocesos en conquistas sociales ganadas que no se tendrían que perder cuando les avisen que con ese m+a vienen los lavanda los melocotones los más osados y recalcitrantes honorables miembros de la honorables cámaras de industriales de industrias que no son ni serán con ellos y de empresarios que solo lo fueron cuando pudieron apropiarse de patrimonios públicos o transferir pasivos propios a la gente, entonces tal vez les llegaran las percepciones de eso que mete miedo, que se estén vendiendo como eficientes e innovadores justamente los que fueron ineficientes y conservadores, claro que al final soberano el consumidor compra lo que se le dan las ganas.



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