Al final
después de tanto rayar y rayar de pasar la virulana por los bordes sucios de la
olla de la humanidad de la civilización occidental y cristiana de hacer tantos
líos desde Platón y Aristóteles y desafiar a ese que no vemos con tantos
eufemismos y fanatismos existencialistas y largos contertulios diciendo mucho
después de la manada que todos somos diferentes pero iguales ante la ley en
protocolizaciones ridículas y vanas porque después terminamos con las
diferencias de siempre entre los que tienen porque medraron con lo ajeno y los
que no tienen porque fueron estúpidos o compasivos o tolerantes pero nunca
santos lo único que hay que tener para pasarla en esta orilla de la existencia
bomba o como navegante vip, el vil y
práctico dinero, hasta los funerales y hasta los cementerios en algunos casos
porque también los hay de pobres o ricos porque no es cuestión de andar
mezclándose en la eternidad, al final después de las idas y de las venidas en
la versión local con la mentada ley de medios que los ceremoniosos que tenemos
corporativizados en docenas de cáscaras vacías como las academias de ciencias y
otras instituciones que sirven de engorde de burócratas panzones como los
consejos profesionales y toda esa cháchara que no soluciona los penares,
comparten el espíritu pero reniegan e impiden la adjudicación de las autorías
en la aldea donde todos quieren los roles protagónicos, y entonces tardan años
para hacer lo que deben, como tardarán más de quince años para dar una condena
de treinta a ese maléfico pedófilo que porta el atributo de cura por ejemplo.
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