domingo, 22 de septiembre de 2013

Desmitificando, la justicia.



Al final después de tanto rayar y rayar de pasar la virulana por los bordes sucios de la olla de la humanidad de la civilización occidental y cristiana de hacer tantos líos desde Platón y Aristóteles y desafiar a ese que no vemos con tantos eufemismos y fanatismos existencialistas y largos contertulios diciendo mucho después de la manada que todos somos diferentes pero iguales ante la ley en protocolizaciones ridículas y vanas porque después terminamos con las diferencias de siempre entre los que tienen porque medraron con lo ajeno y los que no tienen porque fueron estúpidos o compasivos o tolerantes pero nunca santos lo único que hay que tener para pasarla en esta orilla de la existencia bomba o como navegante vip,  el vil y práctico dinero, hasta los funerales y hasta los cementerios en algunos casos porque también los hay de pobres o ricos porque no es cuestión de andar mezclándose en la eternidad, al final después de las idas y de las venidas en la versión local con la mentada ley de medios que los ceremoniosos que tenemos corporativizados en docenas de cáscaras vacías como las academias de ciencias y otras instituciones que sirven de engorde de burócratas panzones como los consejos profesionales y toda esa cháchara que no soluciona los penares, comparten el espíritu pero reniegan e impiden la adjudicación de las autorías en la aldea donde todos quieren los roles protagónicos, y entonces tardan años para hacer lo que deben, como tardarán más de quince años para dar una condena de treinta a ese maléfico pedófilo que porta el atributo de cura por ejemplo.

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