Es muy difícil establecer si a
esta altura de los acontecimientos los mitos sobre los dueños del mundo son más
o menos ciertos, y si hay todavía oportunidades que se pongan de acuerdo al
menos los que están más cerca de esas condiciones obre los lineamientos comunes
en paz, que depende de donde se esté mirando o cuáles son los puntos de
referencia las opiniones se modifican, lo que es menos complejo al menos
imaginarlo es que definitivamente las premoniciones marxistas sobre las
acumulaciones de capital se han venido cumpliendo en la práctica
inexorablemente aunque los sistemas que sirven de soportes a sus confirmaciones
o negaciones sufrieron y sufrirán aún transformaciones impensables, no quedan
demasiadas dudas que esos procesos de acumulación que tienen sus inversas en
los bolsones de miserias que aún persisten en la globalidad y de manera
cuantitativamente importante, continúan en progresiones que amenazan los
equilibrios más estables que inestables que se consigan para evitar las
llegadas de los juicios finales imaginados en tantas otras premoniciones,
tampoco es difícil imaginar que esas dialécticas consolidan dialécticas que de
diferentes aspectos han mantenido la esencia durante siglos en la dicotomía que
a lo mejor elegantemente se puede resumir en oriente occidente pero que es en
realidad una confrontación religiosa entre el islamismo y el judaísmo en la
antigua ruta de la seda.
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