La misma lógica bipolar de pasar
del amor al odio, de la calma a la bronca, del remanso a la ira, la misma
lógica de cruzar los umbrales entre el equilibrio y el desequilibrio, entre la
desmesura y el despropósito, entre la vida y la muerte, del trastorno explosivo
intermitente, famoso TEI, la misma lógica de eso que aparece con un
comportamiento distinguido por expresiones extremas de enfado, a menudo hasta
el punto de rabia incontrolada, indisciplinas que son desproporcionadas, la
misma lógica inconsistente de la cleptomanía, de la piromanía y de la
ludopatía, entre otras alteraciones que parecen irracionales hasta que dejan de
serlo, de enfados que perecen no ser premeditados aunque si se los enfoca más
pueden serlo, partes de reacciones desproporcionadas ante mínimas provocaciones,
reales o percibidas como tales, es la que tiene que estar funcionando en estos
momentos en Gaza con esos enfrentamientos de toda la vida, Ucrania, Siria, en
los mismos escenarios donde hace mucho tiempo, se firmaron compromisos
generales de mantener los delicados equilibrios entre las codicias y las
renuncias, puro protocolo pura bestialidad.
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