viernes, 23 de diciembre de 2011

hojas azules

Había entre ellos verdaderos pensadores, poetas y artistas de gran valía, como un André Breton o un George Grosz, y abundaban los agitadores y bufones, pero todos, hasta los más insignificantes entre ellos, dejaron alguna huella en un proceso (V.Llosa) ,

la literatura, las artes y la cultura en general fueron cambiando de naturaleza, reemplazando el fondo por las puras formas y trivializándose cada vez más, en tanto que, en el curso de los años, pese a sus insolencias y audacias, el establecimiento iba domesticando a unos y a otros y reabsorbiendo toda esa agitación contestataria hasta corromper literalmente -mediante la opulencia y la fama- a los antiguos anarquistas y revolucionarios. Algunos se suicidaron, otros desaparecieron sin pena ni gloria, pero los más astutos se hicieron ricos y célebres, y alguno de ellos terminó invitado a tomar el té a la Casa Blanca o ennoblecido por la reina Isabel. Andy Warhol recibió un balazo en el estómago por el delito de ser hombre (según explicó su victimaria, Valerie Solanas), pero, en vez de quince minutos, su gloria duró decenios y todavía no se extingue.



 Cultivo una rosa blanca En Junio como en Enero,
Para el amigo sincero, Que me da su mano franca.
 Y para el cruel que me arranca El corazón con que vivo,
Cardo ni ortiga cultivo cultivo una rosa blanca.






si nos sentimos lejos de la miseria lejos de las miseria nunca haremos nada, nos somos ajenos a ellas a ellas, directa o indirectamente









Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma.
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.
Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
 Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy. (martí)












Yo sé los nombres extraños De las yerbas y las flores, Y de mortales engaños,











Y de sublimes dolores.




Yo he visto en la noche oscura Llover sobre mi cabeza Los rayos de lumbre pura De la divina belleza. Alas nacer vi en los hombro






De las mujeres hermosas: Y salir de los escombros Volando las mariposas.








 
Oigo un suspiro, a través De las tierras y la mar, Y no es un suspiro, --es Que mi hijo va a despertar. Si dicen que del joyero Tome la joya mejor Tomo a un amigo sincero Y pongo a un lado el amor. Yo he visto al águila herida Volar al azul sereno, Y morir en su guarida La víbora del veneno. Yo sé bien que cuando el mundo Cede, lívido, al descanso,











Sobre el silencio profundo Murmura el arroyo manso.
He visto vivir a un hombre

Con el puñal al costado, Sin decir jamás el nombre De aquella que lo ha matado.


Gocé una vez, de tal suerte Que gocé cual nunca: --cuando La sentencia de mi muerte Leyó el alcalde llorando. (nartí)








Temblé una vez –en la reja, A la entrada de la viña.— Cuando la bárbara abeja Picó en la frente a mi niña.













Rápida, como un reflejo, Dos veces vi el alma, dos: Cuando murió el pobre viejo, Cuando ella me dijo adiós.

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