miércoles, 21 de diciembre de 2011

hojas mías

Llévese estos ojos, piedritas de colores, esta nariz de tótem, estos labios que saben todas la tablas de multiplicar y las poesías más selectas.
Le doy la cara entera, con la lengua y el pelo, me quito las uñas y dientes y le completo el peso.
No sirve esa manera de sentir.
Qué ojos ni qué dedos.
Ni esa comida recalentada, la memoria, ni la atención, como una cotorrita perniciosa.
Tome las inducciones y las perchas donde cuelgan las palabras lavadas y planchadas.

Arree con la casa, fuera de todo, déjeme como un hueco, o una estaca.

Tal vez entonces, cuando no me valga la generosidad de Dios, eso boy.scout, y esté igual que la alfombra que ha aguantado su lenta lluvia de zapatos ochenta años y es urdimbre nomás, claro esqueleto donde se borraron los ricos pavorreales de plata, puede ser que sin vos diga tu nombre cierto puede ocurrir que alcance sin manos tu cintura. J.Cortázar



ellos se van vaya a saber adónde se van con los bolsillos llenos y el futuro de varias generaciones (de ellos) resueltos, los demás quemados, y fuimos













para bocas ya muertas que aceptaban solamente una luna de colmillo, el té frío de la vela la alba.
Tocamos instrumentos para la ciega cólera de sombras y sombreros olvidados.
Nos quedamos con los presentes ordenados en una mesa inútil, y fue preciso beber la sidra caliente en la vergüenza de la medianoche. Entonces,






¿nadie quiere esto, nadie?



Esta ternura y estas manos libres, ¿a quién darlas bajo el
viento ? Tanto arroz para la zorra, y en medio del llamado la ansiedad de esa puerta abierta para nadie. Hicimos pan tan blanco







importa el pasado como parte de uno que es integridad que es hoy que fue ayer que será mañana, tal vez lo que no importa demasiado son la equivocaciones las marchas y las contramarchas los errores que se llaman humanos










Pregunto por la nada que nos mueve;
 en esos cementerios conjeturo que crece poco a poco el miedo, y que allí empolla el Roc.















Por grande que sea el mundo hay los recortes de uñas, las pelusas, los sobres fatigados, las pestañas que caen. ¿Adonde van las nieblas, la borra del café, los almanaques de otro tiempo?






No pregunto por las glorias ni las nieves, quiero saber dónde se van juntando las golondrinas muertas, adónde van las cajas de fósforos usadas.

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