La misma lógica de los carroñeros
de alimentarse de lo que está muerto pero encima en estado descomposición sobre
lo que, como hacen los buitres propiamente, además influyen sobrevolando
circularmente los que vuelan, la misma lógica que induce una satisfacción por
la vía de una morbosidad doble, si dejando al margen la lógica vegetariana, se
tiene en cuenta que hay una primera desviación en consumir lo descompuesto pero
además una inclinación cierta a participar en la propia descomposición, ¿suena
comprar bonos basura a cuarenta y cocho millones de dólares y reclamar por mil
millones en diez años, alrededor de una tasa de retorno usuraria cercana al
cien por ciento lineal por año en dólares?, la misma lógica que entraña un
doble ensañamiento de regocijarse con el mal ajeno y además potenciarlo, doble
inmoralidad, la misma lógica es la lógica de estos presuntos impecables adalides
de la justicia de la aldea del tío Sam metiéndose con la intangibilidad de una
soberanía nacional, que claramente salen a las superficies de cualesquiera
soberanías nacionales por distintos motivos que, casualmente poniéndose como
gendarmes de la globalidad y beneficiarios de regalías de diferentes
naturalezas, víctimas de la irracionalidad que siempre es del otro, viven como
si actuaran una película eterna donde ellos son los buenos y todos los demás
malos, por lo que se ve tienen esa misma lógica no solamente de devorarse al
otro en descomposición sino también de descomponerlo, desde hace mucho tiempo.
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