lunes, 10 de diciembre de 2012
En primera persona
Dispepsias.
Igual que en la vidriera irrespetuosa, los del poder judicial diciendo que los del poder ejecutivo se meten con lo del poder judicial donde no les importa mientras los del poder judicial toman decisiones que son de los del poder ejecutivo, cuánto negocio que hay en el medio, cuánta transferencia de derechos sobre activos en la playa habrán cuajado.
Caen pesados.
Deberíamos contar con protecciones especiales con asistencias sociales y especiales que preservaran nuestras digestiones continuadas de sapos que habitualmente nos tenemos que tragar gracias a la incierta casualidad de haber pasado por los lugares equivocados en los peores momentos, allá donde la injusticia tiene forma de justicia donde a la levedad le llaman profundidad, y donde la vestimenta define al juez que es además juez y parte, deberíamos contar con redes de contención cuando andamos con nauseas esas nauseas que provocan los circos que se montan para que los perejiles inopias y enredados de abajo que nunca emergeremos digiramos las novedades como mejor nos parezca.
“Para el Gobierno, Lorenzetti supervisó el fallo de la Cámara”
“Hay vida después de la cautelar”
Una medida cautelar fue tapa de todos los diarios, lo que comprueba cuán sofisticada es la discusión política en Argentina, algo que jamás ocurriría en una dictadura. Tampoco lo sería que, como es tendencia en este enfrentamiento entre un gobierno y una corporación, los tribunales beneficien a ésta.
La medida cautelar fue pésimamente otorgada y peor fundada. Su lapso de duración depende de un abanico de situaciones judiciales. Hasta podría ser suspendida mañana o el martes, si la Corte Suprema así lo decidiera... no es ése el escenario más probable, pero no es imposible.
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