viernes, 21 de diciembre de 2012

En primera persona

Materialismos dialécticos. Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches unidos por el espanto. Carlos Marx se hubiera enfermado constatando lo que nunca imaginó y si lo imaginó lo que al menos nunca plasmó en sus diferentes manifiestos, las reacciones de los proletarios modernos domésticos y traicioneros en sus versiones locales, mezcla de obreros oligarcas con burócratas frustrados que se entongan con los empresarios y los funcionarios, se hubiera enfermado el autor de el capital aunque sigue siendo después de tantos años uno de los intérpretes mas completos de las fallas de mercado del capitalismo, aunque muchos lo sigan negando y la realidad haya mostrado que la gente prefiere antes la libertad que la justicia en el libertinaje que la justicia a la libertad en el judiciaje y en unas patrias de cipayos y de cholulos de egoístas y de codiciosos, el maestro nunca se los hubiera imaginado protestando con tanto trabajo en negro sobre las espaldas de ellos y de los cientos de miles de compañeros de ellos protestando con tanto salario mínimo vital y móvil que no alcanza ni para la mitad de una canasta olvidándose del ocio y de las coberturas sociales mínimas, protestando con tanta dialéctica por resolver. La CGT de Hugo Moyano y la CTA de Pablo Micheli cumplieron ayer con la movilización que habían convocado. Sin la estridencia con que la habían pensado, la marcha hasta la Plaza de Mayo fue para reiterar sus aspiraciones políticas bajo los reclamos de la agenda sindical. “Esta lucha la tenemos que llevar al plano político porque en el 2013 los trabajadores vamos a votar a quien garantice los derechos de los trabajadores”, aseguró el camionero, además de señalar que el Impuesto a las Ganancias era “un robo que se le hace a los trabajadores, es lisa y llanamente un robo ese impuesto perverso y el Gobierno se hace el distraído”. Fue acompañado por la CGT Azul y Blanca del gastronómico Luis Barrionuevo, La Federación Agraria, liderada por Eduardo Buzzi, organizaciones sociales opositoras y el diputado radical Ricardo Alfonsín siguió los discursos desde el palco. “Millones de trabajadores no nos podemos equivocar más”, reprendió Moyano a sus seguidores mientras arengaba para que “el Gobierno se haga cargo de la inseguridad”. El tono político de la movilización esta vez fue más visible con las mesas de afiliación al “partido de Moyano” que se habían desplegado en casi todos los sectores de la Plaza de Mayo y sus alrededores. “Es un impuesto maldito que este gobierno maldito mantiene para seguir manejando la caja”, matizó el camionero su discurso apuntando al caballito de batalla –el Impuesto a las Ganancias– que utilizaron junto a Micheli para encaramarse en la ola de la oposición. Debajo, sus seguidores poco lo escuchaban por el ruido de los bombos y los redoblantes que se sumaban a las bocinas de camión que habían improvisado los trabajadores de Ceamse. La movilización que tuvo a la CTA de Micheli como convocante no se diferenció de las primeras convocatorias realizadas por el camionero cuando comenzó a mostrar su ruptura con el kirchnerismo, con el que mantuvo una alianza de casi nueve años, hasta que quedó fuera de las consideraciones en el armado de las listas para las elecciones legislativas del 2011.

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