sábado, 8 de diciembre de 2012

En primera persona

Textuales. presidencia 2015 - Cuando uno dice esto es justo lo que quisiera decir o es justo lo que hubiera escrito y no está escrito por un periodista sino por un tipo como vos no hay que agregar demasiadas palabras, alcanza con el texto con el contexto con el pre texto. La deuda externa, Griesa y la fragata Libertad, Felipe Solá - La gran mayoría de la deuda externa entró al país para sostener proyectos económicos de corto plazo, programas de “estabilización” del FMI, que nos condenaron a la desestabilización perpetua. Años y años con ministros de Economía dedicados exclusivamente a buscar el stand by deseado que abriera las puertas a más deuda. No quedó como infraestructura social o productiva, salvo excepciones. Se fue más como gasto fiscal, amortizaciones, intereses, comisiones bancarias, honorarios profesionales. Quedaron varios nuevos ricos y un tendal de nuevos pobres. Después del desastre económico de la Alianza, el crecimiento no sólo se debió al viento de cola sino también, en buena parte, a la ausencia de pagos de servicios de la deuda externa a raíz de la decisión de no pagar del 2001. El default apareció como algo mágico, pero insostenible en el tiempo. Hoy muchos critican la decisión de someternos como país a tribunales de Nueva York, y es una crítica que parte del desconocimiento o de la mala fe. Quiero recordar que en 2005 era imposible un canje de deuda con una gran quita si uno no aceptaba los tribunales originales de la deuda que estaba canjeando. Cuando era gobernador de Buenos Aires, en 2006, y pudimos salir del incendio fiscal y social, la provincia hizo su propio canje y aceptamos esa condición. Pero llegaron los años con vencimientos. Y cuando hay que pagar, en una Argentina socialmente injusta, no todos pagan igual. Alguien pierde más que otro, es decir, no todos pagan su parte de la deuda en igualdad de condiciones. Un canje de deuda no es gratis. Por el contrario, siempre es caro porque sigue hipotecando el futuro de generaciones. Por eso cuestiono cuando desde el Gobierno se auto elogian diciendo lo bien que han manejado la deuda externa y el exitoso canje del 2010. Más allá de que elogié la quita del 2005, el autoelogio sostenido en el tiempo confunde al pueblo y le quita conciencia acerca del impacto terrible de la deuda. No acuso al Gobierno de habernos endeudado, lo acuso de no recordar permanentemente que seguimos muy endeudados, que nos cuesta y nos va a seguir costando mucho dinero y sacrificios. En ese sentido, era preferible la pedagogía del infierno de Néstor que el implícito paraíso de Cristina. ¿A qué argentino bien nacido no le dolieron el embargo y la retención de nuestra fragata Libertad en un remoto puerto de Africa? No puedo creer que hayan aparecido tantos criollos dispuestos a buscar culpables, tratando de hacer leña de ese árbol caído, cuando en realidad el culpable es un juez de Ghana, posiblemente corrupto, que embargó un buque de guerra argentino, por convenciones internacionales inembargable, para un grupo de aves de rapiña que estaba a miles de kilómetros. Ese juez de Ghana nos ofendió a todos en defensa de un fondo buitre que compró al cinco o diez por ciento los papeles de una deuda que sabía que era impagable y ahora quiere cobrar la totalidad. El culpable no es un jefe naval o un subsecretario que se equivocó con el itinerario de la fragata. El culpable es el fondo buitre del señor Singer de Nueva York. Es cipayismo olvidar a quién se tiene enfrente. Es cipayismo apuntar hacia adentro para esquivar a los verdaderos culpables. Es posible que acá se hayan dicho cosas imprudentes, pero los juicios no se basan en la prudencia del acusado. El acusado puede insultar, puede ser retirado de la sala, y sin embargo tener razón y al final el jurado darle esa razón. No es la conducta del acusado durante el juicio lo que determina quién tiene razón, sino la Justicia, y aquí hasta ahora, no hubo ninguna búsqueda de justicia de fondo. El fallo del juez de la toga y la retención de la fragata tienen costo político para el Gobierno. Pero lo que no podemos hacer es pelearnos entre nosotros, para que del otro lado festejen Griesa, sus amigos butridos y un ignoto juez de Ghana. Lo que no podemos es ser cipayos.

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