lunes, 13 de febrero de 2012

Hojas apiladas

¿Quien no piensa cuando le dicen vamos a comer hamburguesas, en esas deliciosas masas de carne, con tocino, huevo, queso, cebollita, lechuga, tomate (aunque mucha gente lo retira de ella), y demás ingredientes, que venden en los restaurantes de comida chatarra?
Pero, se han puesto a pensar que tal vez en casa las podemos hacer igual de deliciosas o tal vez mejores… Bueno, les daré mi receta secreta.

Traigan papel y lápiz para anotar, o que tal si las hacemos juntos…Perfecto, ahí vamos. Necesitamos 1 kilo de carne molida (yo prefiero usar carne molida especial, tiene menos grasa que la normal, pero no es tan seca como la de bistec). 2 huevos crudos a temperatura ambiente. 1 cebolla roja pequeña cortada en cubitos muy pequeños. Pan molido en cantidad necesaria (esto depende de que tan húmeda nos quede la carne y del tamaño de los huevos). Sal y pimienta al gusto.



Adicionalmente podemos usar tocino y queso en lonjitas para darle otro sabor a la carne.
Bueno, comenzaremos poniendo la carne en un tazón, y aplastándola con un tenedor para desarmarla. Luego echamos los huevos, uno por uno y lo vamos mezclando con la carne. Aprovechamos este paso para echar sal y pimienta al gusto y también si lo deseas tocino cortadito muy fino. Ahora ponemos a cebolla, recuerden que tiene que estar muy finita, para no sentirla mucho cuando este cocida la hamburguesa. Vamos echando de a pocos el pan molido, esto es para formar nuestra hamburguesa y secarla un poco. Aquí viene lo divertido, hay que amasar con las manos hasta que la carne ya no se pegue en las manos (para eso es el pan molido), y le vamos dando forma a nuestras hamburguesas. Se hace super fácil, haces una bolita, aplastas la bolita, y la pones en una sartén con aceite a fuego medio. Hay que voltearlas para que se cocinen por ambos lados. Antes de sacarlas le podemos poner una lonjita de queso para que se derrita encima.


Ahora solo nos queda la imaginación, le podemos poner papitas al hilo, lechuga, huevo frito encima y todo lo que se te ocurra. Las hamburguesas son un clásico demandado. Sobre todo si hay chicos en la casa: ellos las piden, pero las hamburguesas compradas son más que sospechosas. La solución es hacerlas caseras. Es muy fácil y, si se hace una buena cantidad, se pueden frizar envueltas individualmente en papel film para descongelarlas cuando sea necesario. Ingredientes (rinden entre ocho y doce hamburguesas, según el tamaño): - Carne picada magra, 1 kg (recomiendo elegir un trozo de cuadrada, nalga o bola de lomo y pedir al carnicero que la pique en el momento. Puede tambien hacerse una combinación de vaca y cerdo o cordero.) - Dos o tres dientes de ajo. - Un manojito de perejil.


- Dos yemas de huevo. -



Sal, pimienta y ají molido. Ingredientes optativos: - Media cebolla chica, picada o rallada. - Medio morrón rojo, picado muy finito. Preparación - En un bol grande, mezclar la carne, ajo y perejil bien picados, sal y pimienta y ají molido (abundante, sino quedarán sosas.) - Agregar, si se desea, la cebolla y el morrón. - Amasar con las manos bien, los ingredientes deben quedar bien integrados. - Sumar las dos yemas de huevo (este es el secreto de una hamburguesa bien compacta: usar sólo las yemas) y mezclar bien. - Dividir la mezcla en porciones según el tamaño deseado. Cuánto más gruesa la hamburguesa, más tarda en cocinarse y más jugosa resulta. - Cocinar a la plancha bien caliente o al horno hasta que al pincharlas larguen jugo de color claro. - Si se desean frizar, envolver en papel film individualmente. -


Se pueden cocinar al horno sin descongelar.
De wiki, antes de que se produjera la invención de la hamburguesa en Estados Unidos, existían ya en el continente europeo (Viejo Mundo) alimentos con ciertas similitudes culinarias. En el siglo XII, los mongoles, una tribu nómada, acostumbraba a portar durante sus continuas travesías su propia comida, compuesta por diversas variedades de lácteos y carne de animales, en la época de Gengis Kan (1167-1227), su ejército de jinetes llegó a ocupar hacia el Oeste parte de los territorios actuales de Rusia, Ucrania y Kazajistán, formando la denominada Horda de Oro, este ejército de caballería se movía rápido, y no siendo posible a veces detenerse para comer, por lo que estaban obligados a tener que alimentarse mientras cabalgaban. Por ello ponían unos trozos de carne en forma de filetes bajo las sillas de montar y así la carne se desmenuzaba con el constante trotar y se cocinaba con el calor animal. Se dice que este alimento a base de carne picada se propagó con los mongoles por un vasto territorio denominado Imperio mongol hasta su escisión en la década de 1240.14 Era habitual que siguieran a los ejércitos agrupaciones de diferentes animales que proporcionaban la contribución proteica necesaria para la dieta de los guerreros, Marco Polo hace descripciones de las costumbres culinarias de los guerreros mongoles, indicando que la carne de un poni podía dar la comida diaria a cien guerreros, cuando los ejércitos mongoles invadieron Rusia, sus jinetes dejaron la impronta de la carne de caballo picada que posteriormente se denominó steak tartare, la primera receta en restaurantes del steak tartare, es decir con la denominación conocida en la actualidad, no aparece hasta el año 1938, aunque sin proporcionar un nombre claro, la primera descripción del steak tartare la hizo el escritor Julio Verne en 1875 en su novela Miguel Strogoff. Existen entre steak tartare y el alemán Labskaus ciertas similitudes, al igual que con el Mett. Otras carnes picadas crudas como el carpaccio italiano aparecieron en el siglo XX; el carpaccio fue inventado en 1930 en el Harry's Bar de Venecia.

De la misma forma, una de las referencias documentales más antiguas a una «salchicha de Hamburgo» («Hamburgh Sausage» en inglés) aparece en 1763 en el libro de cocina titulado «Art of Cookery, Made Plain and Easy» de la autora Hannah Glasse (1708-1770). La salchicha de Hamburgo se realiza con carne picada y una gran variedad de especias: nuez moscada, clavo, pimienta negra, ajo, sal, etc. y se aconseja que se sirva acompañada de una tostada. Una amplia variedad de platos tradicionales europeos se elaboran con carne picada, como el pastel de carne, el pljeskavica serbio, los kofta árabes, las albóndigas, etc., mientras la carne picada se empleaba en diversas culturas de Europa y Asia Central, la historia del otro ingrediente de la hamburguesa, el pan, había transcurrido por cauces diferentes. Entre sus múltiples utilizaciones, es indudable que tenía la de proporcionar soporte a otros alimentos, pero la descripción de ese uso con la palabra sándwich no se hace hasta el siglo XVIII. A pesar de las múltiples versiones acerca de la invención y de ser reclamado en muchas culturas como propio, al sándwich se le otorgó este nombre alrededor del año 1765 en honor de un aristócrata inglés llamado John Montagu, IV Conde de Sándwich, a quien le gustaba comer de esa forma para poder jugar a las cartas sin mancharse los dedos, no obstante, no fue hasta el año 1840 cuando la cocinera Elizabeth Leslie describió en su libro de cocina la receta de un sándwich por primera vez en la gastronomía de Estados Unidos.19 El pan siempre había formado parte de la elaboración de todo tipo de procesos alimentarios, incluso de salsas, por ejemplo las descritas por Carème en su obra compendio titulada L'art de la cuisine française au XIXe siècle. Hamburgo y su puerto, la carne picada era una delicia poco habitual en la cocina medieval. Ya la carne misma era un ingrediente reservado exclusivamente a las clases más favorecidas, el hecho de picar carne apenas se realizaba en las carnicerías medievales y en los libros de recetas de la época no aparece esta operación culinaria si no es como parte de la elaboración de embutidos con el objeto de preservar la carne. En el siglo XVII los barcos procedentes de Rusia traen consigo las recetas y las costumbres del steak tartare al puerto de Hamburgo, por lo que la abundante presencia allí de ciudadanos rusos hizo que en aquella época se denominase al puerto de Hamburgo (en alemán Hamburger Hafen) "el puerto ruso". Las transacciones comerciales que llevó a cabo la Liga Hanseática del siglo XIII al XVII hicieron de este puerto uno de los más importantes de Europa y su trascendencia comercial fue acrecentándose a medida que se instauraron los viajes trasatlánticos a vapor. Durante el periodo de la colonización europea de América, el gran flujo de inmigrantes convierte a este puerto en una especie de «puente» entre las viejas recetas de cocina europeas y las que en un futuro se elaborarán en los restaurantes de los destinos estadounidenses. Durante la primera mitad del siglo XIX, Hamburgo está establecido como uno de los puertos más importantes en la travesía transatlántica hacia América de pasajeros y mercancías. La mayoría de los emigrantes que viajaban al Nuevo Mundo embarcaban allí. De esta forma, la compañía alemana Hamburg America Line, denominada también Hamburg Amerikanische Packetfahrt Actien Gesellschaft (HAPAG), se convirtió durante casi un siglo en la compañía de transporte de mercancías y personas a través del Atlántico con más volumen de tráfico. La compañía comenzó a operar en el año 1847 y los inmigrantes alemanes empezaron a utilizarla, muchos de ellos huyendo de las revoluciones del periodo 1848-1849. La gran mayoría de los colonos e inmigrantes procedentes de diversas partes del Norte de Europa tomaron este puerto para dirigirse a los Estados Unidos, introduciendo sus costumbres culinarias en el país de acogida. La ciudad de Nueva York era el destino más habitual de los barcos que viajaban desde la ciudad hanseática. En los diversos restaurantes de la Gran Manzana se ofrecían los filetes al estilo de Hamburgo con el objeto de atraer a los marineros alemanes. En los menús aparecía frecuentemente steak cooked in the Hamburg style («filete americano al estilo de Hamburgo»), o incluso Bifteck à Hambourgeoise. Esta situación hizo que, desde Estados Unidos, cualquier preparación elaborada con carne picada evocara en los inmigrantes europeos recuerdos del puerto y, por extensión, del mundo que dejaron atrás, a finales del siglo XIX se populariza en los menús de los restaurantes del puerto de Nueva York un plato que puede considerarse precursor de la hamburguesa: el «Hamburg steak».


Se trata de una especie de filete de carne de vacuno picada a mano, ligeramente salado (a veces ahumado) y servido normalmente crudo en un plato junto con cebollas y algunas migas de pan, es muy posible que los inmigrantes alemanes llevaran sus propias costumbres al nuevo mundo donde iban a vivir. El documento más antiguo que hace referencia al Hamburg steak es un menú del Delmonico's Restaurant que en 1837 ofrecía a su clientela por 10 centavos un plato de este estilo elaborado por el chef estadounidense Charles Ranhofer (1836-1899). Este precio puede considerarse elevado para la época, ya que era el doble de lo que se pagaba por un simple filete de carne de vacuno (beef steak), a pesar de ello, el Hamburg steak fue cobrando popularidad gracias a su facilidad de preparación y a que su precio fue disminuyendo a medida que se acercaba el final del siglo.



Prueba de dicha popularidad está en que algunos libros de cocina populares en la época ya mencionan su elaboración detalladamente.
Hay documentos que evidencian que esta preparación cárnica se daba en el año 1887 en algunos restaurantes de Estados Unidos y que también se empleaba para alimentar enfermos en los hospitales. En estos documentos, la carne del Hamburg steak se menciona cruda o ligeramente cocinada y acompañada de un huevo crudo. En los menús de los restaurantes de EE. UU. de la época se pueden encontrar diversas recetas; en uno de ellos, por ejemplo, el «Hamburg Beefsteak» se ofrecía al público como desayuno. Una variante similar del hamburg steak es el famoso salisbury steak (servido generalmente con una salsa tipo gravy en textura similar a la salsa marrón), inventado por el doctor James Salisbury (1823–1905); se puede decir que el término «salisbury steak» se emplea en EE. UU. desde el año 1897. Hoy día, en la ciudad de Hamburgo, así como en algunos lugares del norte de Alemania, se denomina a este tipo de plato cocinado «Frikadelle», «Frikandelle» o incluso «Bulette», recordando mucho este plato en la actualidad a una albóndiga. Otro plato tradicional en Hamburgo (así como en Schleswig-Holstein) y que podría estar emparentado con la hamburguesa es el tradicional Rundstück warm. Sea como sea, la palabra «Hamburger» es el gentilicio en inglés y alemán de la ciudad de Hamburgo. Así, el término «hamburger steak» es reemplazado metonímicamente por «hamburger» hacia 1930 y en años posteriores se convierte en simplemente «burger». Este último término se usa como sufijo para crear neologismos con los que se denominan las distintas variantes de la hamburguesa: cheeseburger (hamburguesa de queso), baconburger (hamburguesa con bacon), porkburger (hamburguesa con carne de cerdo), mooseburger (hamburguesa de alce), etc.



Existen otros alimentos que aluden a topónimos alemanes que sufren acortamientos similares al adaptarse al inglés estadounidense, como ocurre con las frankfurter, abreviadas como "frank".
la primera mención de este plato es en la novela de Julio Verne, Miguel Strogoff (1875). De ahí que el restaurante Julio Verne situado en la Torre Eiffel de París haya convertido al Steak Tartare en su especialidad. La receta más antigua la encontramos en el Diccionario Larousse Gastronómico de Prosper Montagné, edición de 1938 y los ingredientes eran bien sencillos, carne picada a cuchillo y yema de huevo. Pero antes de remangarnos la camisa y sacar el cuchillo de carnicero… unos consejos y comentarios importantes para su elaboración:

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