La misma lógica
de los que privilegian el orgullo es más fuerte que su miseria muy común en una
aldea donde los miserables se cuentan a montones, la misma lógica de la
apariencia, de decir que todo está bien cuando todo está mal, de entrar en
treguas sociales cuando se está del lado de los que más tienen como una
concesión a los que menos tienen, aunque no hayan pedido nada, la misma lógica
de la infamia de aprovecharse de las formas para disimular el deterioro de la
esencia del fondo, es la que tendríamos que adoptar para entender lo que no
terminaos de entender en palabras del Santo Padre aquello que “Así como el
mandamiento de ‘no matar’ pone un límite claro para asegurar el valor de la
vida humana, hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’,
que no puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación
de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa, eso es exclusión,
no se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre,
eso es inequidad, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas:
sin trabajo, sin horizontes, sin salida, el ser humano en sí mismo como un bien
de consumo, que se puede usar y luego tirar, si no lo entendemos y los
consolidamos en los global menos lo entenderemos y lo consolidaremos en lo
global.
No hay comentarios:
Publicar un comentario