La misma lógica de la
negociación, como la instancia anterior a las posibilidades de la ruptura, la
misma lógica de la contratación no traumática, natural, la misma lógica del
acuerdo consensuado, la misma lógica que hace de soporte a la mesura, del
soporte a las etapas anteriores a la agresión, la misma lógica que determina
las estrategias que permiten las objetividades sobre las subjetividades, la
misma lógica de la tolerancia como conducta aceptada de respeto por las
diferencias en un disenso no separatista, es la lógica que parece haber
prevalecido en el cuarto intermedio, en la conciliación obligatoria, o sea lo
que fuera que haya evitado un paro nacional totalmente ridículo en un contexto
real que no los justifica, la misma lógica que evitó como pocas veces que los
sindicalistas ejerciten el rol de políticos cuando ni siquiera el de
sindicalistas le sale bien, poniendo estrados para hablar de un tema tan
controvertidos como el de la seguridad y no de los temas que directamente
interesan a esos ámbitos, el de la informalidad de los mercados de trabajo.
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