domingo, 10 de febrero de 2013

En primera persona.

En primera persona, quijotadas. Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida así que ladran sancho señal que cabalgamos dirán los que gobiernan y señal que debemos estar cabalgando mucho y muy bien es que ladran mucho y muy mal, ahora un plebeyo cualquiera devenido en cómico de vida histriónica cagando la investidura presidencial, claro que a lo mejor como es medio analfabeto este personaje pro probablemente no tenga idea de lo que significa la palabra investidura, así estamos, capaz que hasta tiene quién lo vota, aunque sea uno de esos tipos que cuando se miran uno se pregunta de qué se rien, son tipejos, como los molinos de viento,materia pura materia que opone resistencia pero al final materia que se termina traspasando. "Queda un país muy rico. Lo que pasa es que cuando hacen su primer vuelo en avión se dan cuenta de todo lo que hay abajo y se lo empiezan a llevar... Ya pesificaron la cuenta, lo de Skanska quedó ahí", pero en ese tono, el ex humorista dijo que no tomaría un café con la jefa de Estado porque si fuera a su despacho "le diría de todo" y ejemplificó con un chiste que realiza en su obra teatral, con un fuerte insulto destinado a la jefa de Estado, contó que en su comedia está tomando una sopa de letras y su hijo le patea el plato y le queda escrito en la frente "vieja chota hija de puta", tras lo que ironizó: "Así que si voy con la Presidente podría tomarse un buen plato de sopa de letras y yo le pateo el plato. Le puedo dejar escritas bastantes cosas en la cabeza", en medio del fuerte repudio de dirigentes de todos los sectores del kirchnerismo, poco después Del Sel le pidió "disculpas" a la mandataria por el exabrupto y reconoció que se le "fue la mano" con "un chiste de mal gusto". "En primer lugar pido disculpas a la Presidenta y a las mujeres que se hayan podido sentir ofendidas. Quiero aclarar que ante una pregunta, respondí con un ejemplo de un chiste que hacemos en el teatro", sostuvo Del Sel y remarcó "en la obra no está dirigida a Cristina sino a un personaje, y el objetivo es hacer reír". "Reconozco que se me fue la mano pero no fue más que una declaración desafortunada, y como me enseñaron de chico, cuando uno comete un error debe saber pedir perdón. Los que me conocen bien, saben que lo hago con humor, no es mi estilo ofender ni insultar a nadie; y que estoy en total desacuerdo con la violencia verbal que vive la política actual en la Argentina". (Menos mal, el espíritu nacional le brota por todas partes al muchacho)

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