Costos y
beneficios.
Igual que en la vidriera
irrespetuosa de los cambalaches, privados particulares púbicos sociales, costos
y beneficios que se superponen por las obras y gracias de los señores que hacen
de jurados y de gobernantes y de escribidores de paquetes de paquetas leyes, igual
que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches, gracias a los sistemas de
contabilidad convenientemente aceitados para dejar las correspondientes
constancias que lo que son entradas en un lado corresponden a salidas en el
otro lado en fifos o en lifos existencias para enseñarle a los mortales comunes
que se puede ser una lacra pero si está todo en los registros timbrados está
todo bien y todos contentos los ricos que se hacen ricos gracias a los pobres y
los pobres que se quedan así porque creen que la riqueza es una disposición de
El que justo está o estuvo en contra de todas estas sandeces de los principios
de contabilidad generalmente aceptados que tantos se pasaron de las modas, allá
en el origen era todo patrimonio social ni siquiera público todo era de todos
hasta que los homo sapiens comenzaron a transformarlo.
Hace un mes, la tapa de PERFIL
anticipó que en 2013 Tinelli volvía con el “Bailando de los políticos” y las
obvias consecuencias electorales que implicaba. Si en los próximos días termina
confirmándose que Tinelli le vende su empresa, Ideas del Sur, a Cristóbal López
por 40 millones de dólares, habría que concluir que el anuncio del programa
funcionó como un aviso para lograr comprador y subirse el precio. Para colmo,
usufructuando gratis a Adrián Suar como protagonista de su aviso, porque fue a
mediados de enero que el propio director artístico de El Trece lo anunció por
radio para que luego recién Tinelli saliera a confirmarlo por Twitter. De
concluir así, Maquiavelo sería un poroto frente a Tinelli. Hace ocho años
Tinelli se fue de Telefe casualmente porque Telefónica quería reducir sus
costos, y ahora regresaría con mejores condiciones que entonces, además
habiendo multiplicado su inversión en Ideas del Sur por cuatro: de los 10
millones de dólares que le costaron el edificio y sus instalaciones a los 40
millones de la hipotética venta a Cristóbal López. En el camino, Tinelli había
dejado a Hadad sin destino en Canal 9 en 2005 y ahora podría ganarle al
mismísimo Grupo Clarín, algo que ninguno de sus socios había logrado antes. Las
vidas paralelas de Tinelli y Hadad merecen un párrafo. Juntos compraron Radio
10 en los 90, juntos exploraron la viabilidad de Canal 9 a comienzos de la
década pasada, y cada uno por su lado vendería su empresa en alrededor de 40
millones de dólares a Cristóbal López. Que Tinelli y Hadad terminaran vendiendo
sus empresas simultáneamente podría ser una señal de algo más que las propias
circunstancias de ambos. Podría indicar que es el Estado, con su publicidad
oficial, el gran asignador de recursos del sistema de medios y el que
finalmente decide con su apoyo o discriminación el progreso o la decadencia de
cualquier medio. El mayor mérito de Editorial Perfil, que padece lo segundo
desde hace diez años, es que lo sobrevive. Para que el lector tenga una idea de
qué significa económicamente congraciarse o no con el Gobierno, vale repasar
los datos de la inversión de publicidad oficial durante el año 2012. Sólo en
medios gráficos (en TV los montos se multiplican por cinco), los diarios de
Vila-Manzano de diferentes provincias argentinas recibieron casi 100 millones
de pesos; una cifra muy parecida recibió Szpolski por sus medios gráficos,
mientras que Página/12, Crónica y Ambito Financiero recibieron alrededor de 50
millones de pesos cada uno. Imagine, lector, desde 2003 –diez años de
discriminación con la publicidad oficial–, a los valores actuales de Szpolski,
Editorial Perfil dejó de recibir 100 millones por año, 1.000 millones de pesos
durante esta década. Vale recalcar que, además, la cantidad de ejemplares de
las publicaciones de Editorial Perfil, según lo certifica el centro de
informaciones de la Asociación de Editores de Revistas, es doce veces mayor que
el de la suma de las publicaciones de Szpolski durante el mismo período. Con
esos 1.000 millones de pesos de publicidad oficial, o 200 millones de dólares a
la cotización oficial actual, se podría comprar cinco veces Ideas del Sur o la
propia Telefe. Ese es el costo de no alinearse con el Gobierno, precio que –de
consumarse la venta de Ideas del Sur a Cristóbal López– no desea pagar Tinelli.
El Trece poco se puede quejar de que Telefe reciba las ventajas de contar con
Tinelli sin mucho esfuerzo, porque también el Grupo Clarín gozó de recibir a
Tinelli en bandeja cuando el Gobierno era su aliado en 2006. Por intermedio de
Alberto Fernández, entonces jefe de Gabinete y simultáneamente operador de
Clarín en el kirchnerismo, Tinelli dejó el Canal 9 de Hadad para pasar a El
Trece. Ese fue el comienzo del fin de Hadad en la televisión abierta. Pero a
pesar de ciertas coincidencias en tiempos, montos y compradores, Hadad y
Tinelli se diferencian en que el primero arma empresas y, aunque mucho no le
guste, está dispuesto a bancar pérdidas. A Tinelli sólo le gustan los negocios,
algo diferente a las empresas. En los negocios, quien invierte no asume
responsabilidades de largo plazo, ni el pago de sueldos de mucho personal, ni
los conflictos con los sindicatos. El empresario es prisionero de todo de lo
que el comerciante o inversor escapa. A Tinelli no le gusta perder a nada, y no
hay empresario a quien no le toque enfrentar pérdidas de vez en cuando. Tinelli
es un divo; un empresario es alguien –en algún sentido, y aunque suene
paradójico– más humilde. Si Cristóbal López compra Ideas del Sur, ¿habrá un
Tinelli K? Tiendo a creer que nunca habrá un Tinelli que no sea tinellista,
alguien que en cada circunstancia maximice el valor posible tomando la mejor
opción, como un gran comerciante. Tinelli, no sólo por su fama sino por su
darwinismo, en la política sería tan exitoso como en el espectáculo. Pero él
está más cómodo así, gana más plata, no tiene tanto menos poder y se hace mucho
menos problema.(textual de la contratapa del Perfil)
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