El muerto se admira del degollado
sirve para cerrar con un nivel alto de percepción la frase popular del lenguaje
chabacano que viene a cuento con un cuento particular de patio trasero de la
casa, allá donde la ética se convierte en subjetiva y es lo que conviene antes
que lo objetivo, allá donde la moral es lo que interpreta el poderoso y no el
pobre infeliz del que se supone que además de no tener patrimonio tampoco tiene
ética, donde la moral del privilegiado es distinta de la moral del que no
cuenta con privilegios, en una aldea donde en épocas pre electorales pululan
los prolijos las almas transparentes y reivindicadoras que se levantan sobre
las almas o los espíritus de los mortales comunes para recordarles de sus
inescindibles mediocridades, en treinta minutos de fama, policías coimeros
policía femenina que parte la tierra con un buen par de tetas, ocupando espacio
público para otros que lo ocupa y encima de mala leche, existen para que nadie
se olvide que donde estamos hay hijos y entenados y que los hijos concentran
todos los privilegios del sistema y que los entenados no solamente no tienen
privilegios sino que existen residualmente, qué les pasa, han armado toda una
historia con un inconveniente de tránsito y un candidato a diputado que, como
es lógico que lo sigan a sol y sombra para descubrir sus defectos, debería
extremar los cuidados que tiene sobre el mismo y sus acciones para cometer la
menor cantidad de errores como estos, el mensaje subliminal de los moralistas
presuntos que escriben es para los potenciales electores, como diciendo miren
los candidatos que tienen como si los otros fueran muy diferentes.
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