Están los que pretenden
enseñarnos que encontraremos nuestras mejores gestas en los enfrentamientos de pobres
contra pobres de indefensos contra indefensos de malheridos contra malheridos
cuando las dialécticas tendrían que resolverse en las antinomias, que en las
posteridades de esos arranques por fin arrancaremos hacia estados superiores de
una condición humana que inexorablemente nos devuelve una y otra vez a los
estados inferiores en los que de casualidad pasamos de miserables, están los
que pretenden aleccionarnos que es una proeza erigirse como eximios aprendices
y discípulos de morales falsas de inmoralidades justificadas con leyes y con
instituciones de vulnerables contra vulnerables de débiles contra débiles de
flojos contra flojos de indignos contra indignos, como intrusos de
representatividades que no les son solicitadas que algunos asumen
asignándoselas por sus cuentas sin demasiados seguidores, y hay muchas oportunidades
que, para bien de lo mejor de la condición, esos mismos que están y que se
arrogaron representatividades hacen agua o directamente se ahogan en aguas de
borrajas, como esos que putean y levantan cargos contra pobres diablos que de
casualidad se encuentran en las inmediaciones donde ellos inventan conflictos y
accidentes.
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