Todos somos meritorios, de
mentirita, en lo accesorio más que en lo principal, en lo que no importa más
que en lo que importa, al menos es lo que decimos y no hacemos, lo que nos gusta
decir lo que decimos, apenas proyectos de los que nunca seremos, constructores
de cualidades y al tiempo de descalificaciones, seres mezquinos chiquititos que
nos llenamos la boca de alabanzas a nosotros mismos mientras no cagamos en los
otros, y caminamos por pantanos sin estándares sin patrones ni medidas ni
parangones ni referencias, encima sin reconocer estas fallas, donde el mérito
escasea y a cambio fantaseamos potenciando los desméritos, de los otros, de ser
menos de los que decimos que somos de la boca para afuera unas personas de
primeras, cuando lo que realmente interesa es lo que somos para adentro cuando
nadie nos está monitoreando, cuando nadie nos ve ahí interesan nuestros méritos,
ahí en las soledades somos dobles y caras dobles y berretas y medio pelo y
somos muy falsos, primero en las intimidades con nosotros mismos después somos
igual en cuantos espejos nos miramos, y nos cruzamos con los otros, esos que
son como nosotros pero que como nosotros viven para ser diferentes, careteando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario