La misma lógica abyecta, la misma
lógica perfecta del avaro perfecto, del calculador tóxico que confunde como
virtud el vicio de la acumulación camuflando la sordidez de privar de bienes
públicos como es el dinero a otros individuos que legítimamente lo necesitan
para cubrir necesidades privadas y también legítimas por naturaleza original y
no por naturaleza laboral, la misma lógica carente de soporte éticos
probablemente barnizada de moralina, parece ser la que aplican los líderes
mundiales con capacidades para determinar un nuevo orden mundial en medio de
una globalización despelotada que llega de la misma forma a la aldea y a
cualquier otro lugar, la misma lógica de la mezquindad del avaro que acumula a
costa de otros que desacumulan y con esos mismos motivos se mueren de hambre en
los casos extremos es la que aplican incluso los más conspicuos que están en
los más conspicuos organismos internacionales algunos de los cuales se tildan
de adalides de los derechos humanos, es la misma lógica de aquellos para los
que es más imperioso resolver cracs bancarios de envergadura en los centros
financieros que el hambre más primitivo en las economías peyorativamente
llamadas emergentes.
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