La misma lógica de la
manipulación mental, emocional y de pensamiento, de las verdades que incomodan
de las mentiras que trastocan ordenes, ordenamientos, la misma lógica del cambio
por proyección de afirmaciones, ordinarias extraordinarias, practicada por
otros motivos por ahí más loables que los que son puramente comerciales es
decir de los que tienen el único fin de los réditos económicos o comerciales o
financieros, la misma lógica por quienes aman moverse bajo estructuras de
sectas, cuyas categorizaciones algunos atribuyen al psicólogo Eloy Rodríguez-Valdés,
que en realidad habla que “la peligrosidad de estos grupos abarcaría desde un
mínimo, hasta un máximo, de riesgo para la salud de la persona que acude a
ellos, el peligro de estos grupos estriba fundamentalmente en la asiduidad o
frecuencia del sujeto a ellos, de su vulnerabilidad y estabilidad mental y
emocional, de la creencia de la persona hacia los contenidos y ritos de dichos
grupos, y del lugar que ocupe todo ello en su vida” es lo que perjudica además
de al individuo a su entorno, que alude especialmente a los efectos que
producen las opiniones que se generalizan como opinión pública de aquellos
notables que por acá por la aldea llamamos formadores de opinión que no son más
que empleados a sueldos de patrones interesados en que ciertas cuestiones
cambien lo menos posible para que no se les alteren sus flujos presupuestarios,
es la que da la impresión que aplicaron aquellos que ignoraron o minimizaron
las declaraciones de Bein sobre un golpe de mercado que es la forma elegante de
un profesional elegante de llamar a un golpe de estado que no se parezca a los
golpes de estado a los que nos tuvieron acostumbrados o consentimos todos en los
años de historia en la aldea, la denuncia fue grave, gravísima, procedente de
un hombre de un profesional serio, más por esto seriecísimo.
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