lunes, 17 de marzo de 2014

Desmitificaciones, contrariedades.





La misma lógica de las contrariedades de que lo que es no termina de ser lo que es o lo que tiene que ser, que lo que parece bueno puede terminar pareciendo malo, que lo que parece entero son trozos y los trozos no constituyen unidad alguna, la del haz lo que yo digo no lo que yo hago, la misma lógica de acercar posiciones de criterios distantes en doctrinas con apariencias de coherencias pero incoherentes, de cohesiones internas de ausencias de fisuras, propia de algunas cuestiones de la iglesia con la comunión de los divorciados y con el origen y el destino de los millonarios fondos que circulan por los circuitos de la limosna, es la misma lógica que en la aldea practicamos en los mercados o en lo que llamamos los mercados que vendrían a ser la réplica en escala pequeña y local de lo que son los mercados más grandes, la misma lógica de la hipocresía de la doble moral del divorciado que no comulga con el confesor que puede ser un cura pederasta y la de una iglesia millonaria en cuyas puertas viven pobres y marginales con inconvenientes estructurales, es la que usamos en nuestra interpretaciones que en tal caso también son causas y efectos de nuevas contrariedades por los efectos colaterales por los efectos en cadena.

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