La misma lógica del schadenfreude, una palabra alemana sin traducción
pero que puede servir para llegar describir una bajeza tan frecuente entre
nosotros en esta aldea de lágrima, que es alegrarse porque todo va mal
especialmente a los otros a los que nos rodean, que es como sentir una
satisfacción morbosa porque a los prójimos o próximos no les salen las cosas
como quisieran que les salgan, que es como queremos todos, que nos salgan lo mejor
posible, porque salvo excepciones, todos estamos para eso, para hacerlo lo
mejor posible, la misma lógica de esperar la noticia adversa para el otro, es
la que nos funcionas en todo momento porque es en definitiva como no fueron
acostumbrando y además cómo lo fuimos aceptando a lo largo de nuestra historia
a lo largo de nuestras historias, a propósito que no empiecen las clases como
una vez más de todas las veces que no empiezan por estos lugares donde los
maestros razonan como financistas y los financistas razonan como maestros
porque como ellos tienen capacidades financieras no tienen intereses en la
escuela pública porque pagan colegios privados donde los maestros y profesoras
van sí o sí, por fin estamos todos alegres, una vez más tres o dos días perdidos,
porque los representantes gremiales, ungidos por asambleas que mencionan, se
limpian el que te dije con las propuestas y hasta con los ruegos de
funcionarios que no le piden que cambien ni las cantidades ni las calidades de
sus reivindicaciones, sino solamente los tiempos para no embromar a los chicos
que de por sí ya van embromados, especialmente a los miles de chicos rehenes de
esa cosa amorfa que denominamos educación pública, totalmente deficiente, como
la privada en esta puta aldea, donde estamos todos rebosantes, una vez más nos
alegramos de nuestras desgracias especialmente si las desgracias son del
prójimo, algunos dicen de los compatriotas.
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