La misma lógica de naturaleza
freudiana la de victimizarse para ganar, la misma lógica del victimismo o
victimización que es así nomás sin más, la tendencia o la predisposición de una
persona, de uno, de otro, a considerarse víctima o, en su caso, hacerse pasar
por eso, por un pobre mártir del sistema por un pobre infeliz en el desierto de
la indiferencia de otros, la misma lógica de quien sufre un daño personalizable
por caso fortuito por azar o por eventos aleatorios, o por culpa ajena por
culpa de otros que son los malos frente a un bueno, la misma lógica del que se
disfraza de víctima, consciente o inconscientemente, del que simula una
agresión o un menoscabo, inexistente o supuesto, responsabilizando
inexactamente, así nomás como si nada, al entorno o a los demás, en una
retórica demagógica que busca desprestigiar de una forma falaz la argumentación
del adversario denotándola como impuesta o autoritaria, como que está fuera de
lugar, descalificándola sin más, posicionando al adversario de forma implícita
como atacante, aunque no lo sea, la misma lógica que deviene de adoptar una
postura de víctima en el contexto de una discusión, que es en realidad un
trastorno paranoide común en la aldea, consistente en culpar a otros de los males
que uno padece y resguardarse en la compasión ajena, por una deformación
pesimista de la realidad en la que el sujeto se divierte en el lamento y queda
incapacitado para realizar cualquier tipo de autocrítica, es la que aplican los
docentes por estos días, de la misma manera que la aplicaron, la aplicarán,
como la aplican, la misma estrategia todos los años por estos días, en una
cadena que después van repitiendo los agentes porque cuidan de “nuestra”
seguridad del orden, los médicos porque cuidan de “nuestra” salud, etc. de
“nuestros”, sin solución de continuidad a quién será el que en algún momento
haga algo para parar la inflación, que en un momento tiene que parar, como para
después de una ralentización generalizada y violenta de la economía, porque en
la cadena hay profesiones o trabajos que son importantes para la sociedad pero
no para los individuos, más que para otros para los mezquinos tacaños que
acumulan a costa de los que les saca a otros, no son víctimas ni de cerca los
maestros, de nada, piden mejores sueldos pero no mejoran sus productividades,
que no al veinte y que tampoco al treinta, no son víctimas, de nada, nosotros
tampoco somos víctimas, de nada, en todo caso somos victimarios de los giles
que tenemos cerca, a ellos les echamos la culpa de los dramas propios y de no
hacernos cargo de nada, pobres contra pobres, carenciados contra carenciados.
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