La misma lógica cartesiana de la
duda metódica, la misma duda del cibermitaño, de dudar o no dudar, de creer con
fuerzas y convicciones que la verdad está sin dudas en la propia razón o en la
razón propia, sin ninguna duda que la verdad puede estar aunque más no sea por una
vez o en una parte de la verdad última, o de la verdad que más conviene en la
proyección social, que pueda estar en la razón del otro, en la razón de los otros,
es la que deberían esforzarse en sacar, para ellos, para la sociedad a la que
supuestamente se deben si no son “empleados del mes”, los muchachos analistas y
difundidores de la información en la aldea y también los informadores con
rangos de profesionales, algunos de los cuales hacen pensar en que tengan
orígenes truchos, la mina ayer habló casi tres horas y siguen disconformes , desde
la que ya sabemos, inquisidora serial de brujas invisibles, que calificó de
contubernios de asociaciones ilícitas las ondas de cooperación y desde los que
ya sabemos la miraron por televisión a la jefa de estado, esos mismos que
proponen interrupciones al orden constitucional pero que no van a ocupar sus
bancas porque el público los insulta y les tira diatribas, ¿y sus votantes?,
¿no se molestan en pasar por el congreso para contrarrestar esas diatribas?, y hasta
los que ya sabemos que después de tres horas que la mina se tomó el trabajo de
informar sobre gestión, dicen que no habló de inflación y de seguridad, son de
terror parecen marcianos que inspirarían a Bradbury en nuevas crónicas.
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