La misma lógica del karma de
hacer, no lo mejor, sino la de hacer lo mismo que queremos, no que quisiéramos,
que nos hagan, eso mismo desprovisto del ánimo del retorno del doy para que me
den, ahora, sin proyecciones temporales, en el espacio histórico del presente
de un presente que necesariamente hay que modificar porque está lleno de trash,
sin consideraciones reiterativas de pasados complejos que interesan pero no
para las proyecciones, o de consideraciones de futuros inciertos, de hacer para
que los que están cerca de nosotros liberen más emociones positivas que
negativas, para que en la retroalimentación nosotros también podamos pasar con
los mismos balances, corrigiendo la ilusión para alcanzar una realidad
diferente mejor de la realidad que se tuvo, de actuar en consecuencia a lo que
deseamos que actúen con nosotros, pero de onda, sin menoscabos o daños que no
nos haríamos, que de hecho no nos hacemos a nosotros mismos, es la que
tendríamos que ir buscando de delinear no para la conformación de un ser nacional de una conciencia nacional más
nacionalista y fundamentalista, que no tiene gollete en la globalidad ni en los
antecedentes de nuestra historia de estructuras sociales residuales, una
identidad que diferencie lo local dentro de esa globalidad, la distinción que
necesitamos para purgar las apreciaciones de quienes nos influyen por los
medios de comunicación, tratándonos de giles cuando somos sobrevivientes de los
daños colaterales de las decisiones de todos.
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