sábado, 1 de marzo de 2014

Desmitificando; el desaliento.



La misma lógica del cangrejo que según la construcción freudiana consiste en tirar para abajo a quien está queriendo subir dentro de la estructura social, en cuenta de hacer todo para empujarlo en la misma dirección que se puja, para zafar en conjunto, para que el otro alcance lo que uno está tratando de alcanzar, la misma lógica del cangrejo de aceptar los avances pero para algunos avances que también significan retrocesos, perder en el nivel individual y no ceder al menos para ganar en el nivel social, de tal forma que los logros nunca lleguen a ser logros plenos, y difundidos y generales, sino logros cumplimientos parciales de metas que no nos hacen alcanzar nuestro paraísos propios, la misma lógica del desaliento sustituto de su antónimo el aliento, es la que diseminamos en muchos de los aspectos de nuestra vida cotidiana en la aldea, donde cualquiera restringe las libertades de otros no pocos con una impunidad y una libertad que no es pasible de sanciones algunas institucionales ni excepcionales, con lo cual se pone en movimiento un mecanismo de retroalimentación o de efectos en cadena que al menos en el corto plazo no tienen resolución, entre nosotros los ejemplos de aplicación de esa lógica abundan en la figura del piquete que no se circunscribe a una forma determinada de protesta legítima por reivindicaciones también legítimas sino que va más allá a la conculcación de los derechos de los demás, a esa vuelta de pisar para escalar por cuenta propia particular, singularmente, en lugar de jalar para escalar entre todos, o al menos entre unos cuantos, uno de nuestros rasgos más sobresalientes de nuestras estructuras sociales residuales es como que morbosamente disfrutamos la mala suerte la precariedad en las condiciones de inserción y de vida de los demás, cuando tendría que ser lo contrario.



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