La misma lógica canónica heredada
sin filtraciones de las interpelaciones escolásticas de las épocas de las
conquistas y de las colonizaciones aunque a la aldea legara la resaca, que a
veces se le pone a los mensajes que llegan masivamente para hacer efectiva la
recepción de la carga ética efectista política que contiene con el objetivo
principal que el statu quo esencial del orden y la subordinación no sea
modificado sustancialmente, aunque no se distinga aquello de las distorsiones
que después se dan en los efectos también por los instrumentos que se utilizan,
como señala Eco cuando escribe para el caso del cine que permite
"expresarse"(con todas las connotaciones estéticas que asume la
categoría de "expresión"), mientras que la televisión permite como
máximo "comunicar" (la diferencia, pues, entre los dos medios sería
la misma que existe entre arte y crónica), esa misma lógica es la que
utilizamos cotidianamente en las decisiones que tomamos que no nos resuelven
las cuestiones de las diferencias de fondo que tenemos, cuando queremos
expresarnos confundimos en la comunicación cuando estamos en las comunicaciones
lo hacemos con las cargas subjetivas que potencialmente pueden modificar las
conductas de quienes receptan, en suma, cuando entendamos que se puede disentir
sin odiar que se puede consentir sin subordinarse ni volverse obsecuente,
cuando entendamos que se puede caminar sin pisar discutir sin censurar que se
puede adscribir sin imponer, probablemente abramos mejorado ese abismo que
diariamente ponemos entre expresar y comunicar.
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