La misma lógica de la
contradicción con raíz en el idealismo que posteriormente cuestiona su alumno
diciendo que “el mayor error de Hegel fue que consideraba las contradicciones
en el mundo fenoménico como esencialmente unificadas, en la Idea, cuando hay,
sin embargo, una realidad más profunda involucrada, denominada una
contradicción esencial”, una contradicción o un conjunto de contradicciones por
las cuales se presupones que conflictos de fondo se resolverían en una maraña
de intermediaciones o de mediaciones como les llaman ahora aceptando las
presuntas transparencias necesarias en los poderes constituidos, como para
colaborar en la administración de más y mejor equidad en la gestión de la
justicia, esa lógica incompleta parece ser la que aplican los responsables –
irresponsables – formadores de opinión pública en los escenarios de la aldea,
esos que acusando a los gobiernos de distintas cuestiones proponen por
distintos caminos interrupciones a los ordenes constitucionales establecidos
aportando elementos adicionales a las formas de contradicción donde no solamente
se dirimen diferencias formales o informales sino también se pretenden resolver
local e inadecuadamente cuestiones de configuraciones culturales en estructuras
sociales residuales, resentimientos y enfrentamientos de clase, que por lo
general se realizan en escenarios de la economía, a partir de proposiciones de
características globales hegemónicas que exaltan méritos de la globalidad y
demonizan desméritos de la localidad.
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