La misma lógica de la complementariedad de
mensaje efectivo y esencial a un tramo de una escala de valores en formación,
de un mensaje súper reducido en una foto en un
dibujo en unas pocas palabras en unas frases reducidas donde se muestra
lo que nunca se mostró lo que parecía que nunca se mostraría por hipocresía
social o lo que fuera, donde se corrige la apreciación a las percepciones de
los desequilibrios más graves en el sistema, clara y largamente inestables, la
misma lógica destacada por Benjamín en una suerte de alienación
sensorial que está en el origen de la estetización de la política, destinada a
movilizar el letargo masivo de esquivar las verdades las verdaderas
responsabilidades por las decisiones en la gobernanza amplia de la aldea,
reivindicando al presunto soberano, el consumidor para el que no hay nada por
clasificar que no haya sido clasificado en el esquematismo de la producción, de
una producción en condiciones de oligopolios contundentes y destructivos, es la
que trasunta la última campaña de la juventud mostrando los puntos de la
formalidad que sufrimos todos los días que en realidad es informalidad (los que
tienen mansiones en lugares fiscalmente categorizados como baldíos) tapando la
informalidad que en realidad es formalidad en malas condiciones (los que en un
quinquenio aguantan pacientes aumentos que les multiplican por veinte los
precios de sus alimentos).
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